»Capítulo 87«

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-Muy bien, entonces, ¿qué dices?

Evangeline parpadeó varias veces y miró lentamente su reflejo en el espejo. Sonrió un instante y finalmente se precipitó a examinar sus ojos, sombreados con ese tono dorado mientras el delineado le extendía sus párpados, causando que se viera incluso tan sensual que le era difícil creer que era ella. Sus labios en un matiz durazno desnudo brillante y su resplandeciente sonrisa se ocultaba entre ellos cuando se posicionaban en una línea recta, unidos con cierta presión debido al nerviosismo.

-Acepto críticas -dice Cass y entonces la mujer galáctica sonrió con los ojos llenos de una capa cristalina de lágrimas que luchaba con contener.

-Llevo tanto tiempo sin verme de este modo -confiesa y después mira a Cassidy, luego a su mejor amigo y sólo sorbe de su nariz un instante-. Muchas gracias, Cass, en serio, lo digo de corazón.

-Harás que llore ahora yo -confiesa la mujer y entonces estrecha de los hombros a la castaña-. Linc, ¿qué tal?

-Bueno, creo que esta hermosa mujer que salió de una revista de Vogue... -Evangeline ríe un segundo al escucharlo decir aquello- necesita que alguien la lleve al lugar en donde la esperan.

-¿No dirás a cuál? -pregunta y entonces Cass mira de reojo a su hermano, negando ambos ante la pregunta de Evangeline.

-Nop -dice la hermana del hombre presente.

-Lo lamento, pero soy el mensajero y me han llegado instrucciones específicas -manifiesta Lincoln mientras le extiende el brazo caballerosamente a su mejor amiga-. Y será mejor que las siga al pie de la letra.

-Sólo por eso te lo dejaré pasar -expone Evangeline lanzándole una mirada de falsa indignación.

-Si, bueno, creo que tu amenaza es lo que menos me preocupa -confiesa su mejor amigo y después le extiende un abrigo que había traído para ella-. Es tiempo de llevarla, señora Strange.

Evangeline sólo no puede evitar mirarlo con ternura, admirando la manera en que durante todos esos años siempre fue su mejor cómplice cuando nadie más la comprendía o apoyo en ideas que tenía en mente. Wong no sabía el por qué dejó el templo cuando más la necesitaban en Karma-Taj; pero Lincoln sí lo supo porque velozmente la estrechó entre sus brazos, repitiéndole que el bebé y su salud era lo más importante.

Y cuando Cedric nació, Lincoln lloró a mares, sosteniéndolo mientras le decía en bajo al pequeño que era su tío y que tenía muchos planes en mente para cuando creciera. O incluso cuando Evangeline se vio tan nerviosa al llevarlo a su primer día de preescolar, Lincoln le sostuvo la mano, alejándola con cuidado mientras Cedric se despedía y corría en dirección a su salón de clases.

Lloró tanto que él no la juzgó, sino que le acarició la espalda y la acompañó para ir por el niño cuando salió. Lincoln Perry era su soporte; su cómplice, hermano de otra madre y alguien que la acompañó durante toda esa década en sus peores momentos.

Y ahora la veía con los ojos iluminados, repleto de admiración y cariño.

-Créeme que cualquiera babearía por ti, Evie.

-Oh, basta, sólo es porque me he arreglado para lo que sea que tengas en mente tú y Stephen -manifiesta la mujer cuando salieron de la casa de Cassidy y se despidieron con un abrazo de la hermana de él.

Subieron al auto de Lincoln y condujo hacia el destino que tenía en mente en estos momentos, así que miró de reojo a su mejor amiga y simplemente curveó una socarrona sonrisa.

-¿Y por qué crees que lo hemos planeado tu marido y yo? ¿Qué tal si yo lo tuve en mente primero? ¿O si yo fui quien elaboró todo eso?

-Lincoln, no te ofendas, te quiero, pero en ocasiones eres malísimo para ocultar secretos o querer idear tú solo algún plan -la expresión de indignación de su mejor amigo se hizo presente cuando comenzó después de decir ese "pero"-. Me pediste ideas cuando Elaine y tú cumplieron su primer aniversario de noviazgo.

𝐅𝐚𝐥𝐥 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮𝐫 𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 [𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora