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.... Había pasado una semana desde que estaba en Bulgaria y no tenía la más mínima intención de regresar a Londres. A estas alturas ya debía de ser una de las más buscadas por los mortífagos porque creerían que era una desertora y eso para ellos se pagaba con la muerte. 

Mi misión ya estaba siendo arreglada, por lo que sentí que necesitaba unas semanas más de descanso. Todos estos días me habían mostrado la gran desconexión que necesitaba, lo mucho que necesitaba descansar de planes y de emboscadas. 

Me había dedicado a conocer el lugar y a maravillarme con toda la naturaleza que me rodeaba. Esta tarde Viktor me había invitado a conocer la granja de su abuelo y estaba emocionada como una niña pequeña por ese hecho. Era como una de las pocas veces que había ido a la playa cuando era una bebé. 

Con Viktor todo había comenzado a ir tranquilo, en calma, habíamos vuelto a platicar hasta altas horas de la madrugada con una taza de café mientras observábamos el cielo durante la noche y escuchábamos a los insectos ulular. Podían pasar horas en las que conversábamos sobre eventos históricos de los magos, sobre algunas brujas reconocidas y sobre mi obsesión con las monarquías. Él me hablaba sobre las revoluciones que le habían concedido enemigos a Bulgaria y que habían originado grandes guerras

—¿A qué hora nos iremos hacia allá?¿Cómo vamos a irnos? —le pregunté sin poder ocultar mi ansiedad. 

Él sonrió ante este hecho mientras guardaba algunas provisiones dentro de una mochila de cuero. Me gustaba verle sonreír, me hacía sentir bien que nuestra forma tan particular de conectar estuviera siendo la misma. 

—Pues dentro de un rato, tú deberías ir a colocarte algo más abrigador, el clima acá es cambiante y ahora hay sol, pero después puede haber viento congelado— contestó mientras nos observábamos.

—Quiero disfrutar del sol ¿además, para qué es todo eso? Se supone que vives allí a donde vamos o es que no comes y subsistes como un ermitaño. 

Emitió una carcajada notoria y negó con la cabeza.

—Llevaba bastante tiempo en Londres—farfulló—Debo admitir que me costó bastante dar contigo, eres hábil para ocultarte de los radares de los aurores.

Aquello me dejó dando vueltas en la mente, pero se lo preguntaría más adelante; después de todo era yo quien se había sincerado completamente sobre mis últimos movimientos, no obstante él no lo había hecho y no tenía ningún derecho a cuestionar o obligarle a que me contara algo. Un terrible pensamiento pasó por mi mente.

 ¿Qué pasaba si había alguien más en su vida?

Viktor era un hombre ejemplar y jamás haría algo frente a un compromiso. Había decidido no ver dobles intenciones en su actuar conmigo, pues este gesto sólo lo haría una persona que realmente era buena, no obstante no podía no pensar en que quizás él también había halldo a alguien en este tiempo y sólo lo hacía por los recuerdos buenos y lo que habíamos vivido.

¿Qué le sucedería a mi corazón si eso era así?

Estos días me había mantenido al margen del contacto físico con él, sólo habíamos cruzado roces accidentales y miradas cargadas de cosas no dichas. Después de que le conté mi verdad y había rehuido de la cercanía de sus labios el no había vuelto a propiciar un instante así. Aquello me asustaba, sin embargo si es que había alguien tendría que aceptarlo sin objeciones, fui yo la que se casó y antes gustaba de otro hombre, fui yo quien fue estúpida al pensar que lo que había entre nosotros sólo era una química irresistible. 

𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍¹ «𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑» [G.Weasley/V.Krum] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora