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En la vida eres héroe o villano.

No puedes ser ambas.

Aunque trates de redimirte, aunque intentes darle un giro a tu vida. Siempre habrá alguna cosa que te llevará por un camino determinado hacia el bien o el mal. Ser hija de Ethan había marcado mi personalidad desde que era una niña; en un momento de mi existencia creía que eso me facilitaría las cosas, que la manera en la que me había criado él y Constance era el camino a lo que consideraba éxito.

Sin embargo desde hace bastante tiempo podía notar que el estar ligada a ellos no me había traído más que desgracias. De lo contrario cómo podía explicar que estuviera allí bajo el efecto de un Petrificus Totalus en medio de una guerra; entre explosiones y hechizos, sin poder moverme, hablar o usar la varita que tenía agarrada sin usar en aquel crucial momento.

—Tuve que recurrir a inmovilizarte—habló mientras me observó —ya sabes como eres, jamás se puede llegar a buen puerto contigo por las buenas, siempre lo complicas todo, siempre haciendo drama, siempre replicando, haciendo problemas por lo que debería resolverse de inmediato —señaló —¿Quieres explicarme a dónde ibas? , todos estamos aquí para pelear contra los malditos de la Orden del Fénix y tú te das el lujo de querer escapar ¿eso es lo que querías no? ¿huir?

Mis pies estaban pegados al suelo, no obstante no podía hablar, no podía moverme; sólo podía pensar con impotencia y rabia la estúpida manera en la que había tenido que enfrentarme y tranzar con Ethan.

Estúpida, estúpida, estúpida.

—Aprendiste bien de todo lo que te enseñé, aunque trates de negarlo y renegar de lo que eres, te pareces demasiado a mí; si hasta puedo distinguir lo que pensabas, tú no avanzas sin tener un plan ya en mente, no actúas sin antes premeditar tus jugadas. Eres una Rosier y sé que quieres salvar tu pellejo antes de que las cosas aquí se coloquen peores.

Mi mirada iracunda le causaba gracia, se estaba burlando de mí y de cuánto trataba de pelear con tal de moverme y lanzarle todas las maldiciones posibles. Quería lanzarme en su contra y acabar con él como hace tiempo debía de haberlo hecho, puede que nos pareciéramos mucho, pero si de duelos se trataba estaba segura de que podría vencerle sin problemas, que podría torturarle y dejarlo bajo tierra; era mi padre pero no existía vínculo entre nosotros, no tendría remordimiento si llegaba la hora de enfrentarle.

—¿Veo que tratas de gritarme no es así, Perséfone? Vamos poco a poco—señaló y en eso pude comenzar a mover mis labios.

—Eres un hijo de perra—escupí apenas pude volver a hablar. Sabía que tenía que silenciarme para no recibir de mis maldiciones.

Mis palabras le hacían gracia, pues sabía que por más que le gritara acerca de lo mal nacido que era, había sido y sería en un futuro; no podía hacer más que chillar. Estaba completamente inmovilizada y era totalmente humillante.

—En eso te pareces a tu madre, eres tan altanera. Ni siquiera en un instante así, donde te hayas en aprietos bajas la cabeza, no pides ayuda, no negocias— siseó observándome con odio—, no puedo creer en lo que nos hemos convertido. Tienes que ser más juiciosa Perséfone, ser de esta manera no te llevará a ningún lado, créeme —Después los rasgos en su cara se volvieron sarcásticos —. Pensándolo bien, no es como que ahora puedas ir muy lejos.

—Me inmovilizas porque sabes que puedo acabar contigo, tendría que haberlo hecho mucho antes, sabes que soy muy capaz.

—Pero eso ya es pasado, hija. Las oportunidades no pueden dejarse pasar, sólo se dan una vez y por lo que tengo entendido tuviste bastantes chances de irte ¿por qué no los tomaste?

𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍¹ «𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑» [G.Weasley/V.Krum] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora