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Honestamente sentía que no estaba descansando como era debido, entre todos los deberes que nos estaban dando, además del castigo que me hacía quedarme hasta más tarde, sentía que mi cuerpo no había dormido bien en un mes, aunque sólo hubieran pasado tres días, aún quedaban días de tortura. Sin mencionar que el día de hoy todos habíamos tenido que levantarnos más temprano de lo previsto, ya que nuestro jefe de casa, Severus Snape, tenía información importante que darnos.

Cuando salí de mi habitación, estaba aún tallando mis ojos, la noche anterior el castigo dejó de ser en las cocinas y con Weasley tuvimos que pulir trofeos, sin magia por supuesto. Qué había sido lo malo, que el squib que teníamos como celador, no se había separado de nosotros en ningún momento, por ende terminamos cerca de las dos y media de la mañana, ya que no pude usar la magia para terminar.

Tuve la leve sospecha de que nos habían descubierto, y por eso nos cambiaron de lugar.

— Mira esa cara. — dijo Daphne en cuanto me vió aparecer por el pasillo principal que daba a la sala común. — Podrías haberte arreglado un poco el cabello.

— Daphne, apenas así estoy de pie, no me pidas más. — rezongué, sabía que mis rizos en esa mañana habían amanecido enredados.— Buen día Tori. — saludé a Astoria en medio de un bostezo.

— Al menos despertaste antes de que Snape llegara aquí, o si no, te hubieran vuelto a quitar puntos. — me dijo de manera dulce la menor de las Greengrass.

— Ni lo menciones Tori, estoy en la cuerda floja. — volví a bostezar.

Daphne frunció el ceño.
— Iré por una poción, para que despabiles. — me ofreció. — Si supieras comportarte, no pasarías castigada, así podrías tener más horas de sueño.

— ¿Estás segura de que no eres una aburrida Ravenclaw? — le molesté. — No son ellos los analíticos y engreídos sabelotodo.

Rodó los ojos y se fue a la mini cocina que había, no era una cocina, pero habían vasos, para beber café, té e infusiones, habían hierbas, pociones y un sin fin de artilugios. Volvió con un té, que por cierto olía horrible y en consecuencia debía de saber aún peor.

— ¿Acaso quieres envenenarme? — le cuestioné cuando dí el primer sorbo.

— Calla y bebe antes de que llegue el profesor.

Daphne siempre se preocupaba por mí, por todos en realidad. No entendía cómo podía haber sido seleccionada en Slytherin, yo le molestaba siempre con su pertenencia en distintas casas, pero ella claramente tenía un corazón de Hufflepuff. De irritante e inocente tejón.

Helena llegó corriendo a la sala común, acomodándose la blusa, la corbata y la falda. No supe si venía levantándose o saliendo de la cama de uno de los chicos. Más no tuve tiempo de preguntarle, ya que Snape llegó a las mazmorras y azotó la puerta tras entrar. Nos dió una mirada para observar si todos estábamos ordenados y presentes.

— Buenos días. — saludó con frialdad.

— Buenos días, profesor Snape. — saludamos al unísono.

— Les hice estar en pie más temprano ya que existen varias informaciones que tenemos que conversar. — comentó. — Primero que todo, tengo que felicitarles por el buen comportamiento y acogida que le han dado a los estudiantes de las otras escuelas. — comentó. — Han tenido buenas referencias de ustedes.

Hubieron comentarios entre algunos de mis compañeros.

— Silencio. — dijo rodando los ojos. —  Segundo, quiero que eso se mantenga así y no quiero excepciones, todos deben hacerlo, aunque no quieran compartir con ellos. — se volvió hacia el grupo de amigos de Gaspar, que hace un par de días le habían dicho marica a un estudiante de Beauxbatons. — Tercero, para la navidad va a efectuarse un baile de gala.

𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍¹ «𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑» [G.Weasley/V.Krum] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora