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—¿Estás loco? No puedo hacer eso —señalé mientras mi cabeza reposaba en una manta y almohadones cómodos en el piso de la habitación.

George se incorporó pues estaba a mi lado y me miró con expresión incrédula. Sonrió de manera ladina y dejó salir una carcajada.

—¿Enserio? Yo sé que puedes.

—Realmente tú no usas toda tu capacidad neuronal—señalé y me incorporé.

—¿Enserio no huirías de tu casa, Perséfone? —me observó sentándose junto a mí —Siempre dices que es horrible, no entiendo porqué no dejarles.

De verdad no quería iniciar otra discusión con George por decirle lo difíciles que eran todas las cosas que sucedían en mi familia. Por lo que me limité a reír y desviar la mirada.

—¿Dije algo malo?

—No es eso, lo que pasa es que de verdad las cosas en mi familia nunca han sido como un cuento de hadas;  honestamente jamás nos hemos querido.

Él me observó algo incomodo, no sabía que decir por lo que decidí que era mi momento de hablar.

—Mis padres no se casaron enamorados particularmente; mi madre sí quería casarse con un buen partido y estaba encandilada con el dinero de mi padre y su familia —le conté —Mamá tenía una buena posición en Suiza y mis abuelos vieron un buen arreglo; Constance quería tener más hijos, ya que eso implicaba más dinero en caso de un divorcio, cuando tenía ocho años recuerdo que Ethan la golpeó por insistir en aquello.

George se limitó a guardar silencio mientras le contaba las historias de mi disfuncional familia.

—Mis abuelos llegaron de improviso y le dieron veritaserum a los elfos domésticos de la casa, allí se enteraron de lo que sucedió —comenté — Ethan jamás olvidará el dolor del cruciatus que mi abuelo le lanzó sin previo aviso, desde allí no volvió a tocar a mi madre pero si lo hizo con Félix desde que tenía diez años.

—¿Tu madre jamás le denunció?

—¿Y perder los galones en Gringotts? Jamás, ella es una persona individualista; no le importa en realidad lo que nos pase o al menos no lo que me pase a mí, siempre quiso a Félix de forma obsesiva y lo sobrepotegió por las mismas cosas que pasaron con Ethan.

—¿Tú que piensas? ¿Quién es Perséfone dentro de esa casa de locos?

Pensé por unos momentos en la pregunta de George, realmente en la presuntuosa Mansión de los Rosier era la hija hermosa y supuestamente bien educada, sin embargo no era más que una mercancía de lujo con la que mi familia podría tener más dinero.

—No te voy a mentir, hay cosas del pensamiento de mi familia que comparto totalmente y siempre será así —aclaré —No obstante apenas mi padre comenzó a notar mi rebeldía y mi oposición a sus reglas comenzó a detestarme.

—¿Enserio un padre puede detestar a su hija, Sefi?

Sonreí amargamente, no era natural.

—En el caso de Ethan sí, él no ama a nadie que no sea el mismo; no me afecta pero sé que yo no le importo en lo más mínimo.

George se acercó de forma calmada y dejó un beso tierno en mi frente y después  bajó para empezar un beso que duró varios segundos.

—No estás sola, sabes que puedes hablar de lo que te pasa.

No era buena hablando, al menos no con todos.

Y con George me costaba mucho decir lo que verdaderamente sentía.

𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍¹ «𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑» [G.Weasley/V.Krum] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora