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Nuestra madre fue a dejarnos a mí y a Félix a la estación de Kings Cross, después de dos semanas fatídicas en casa. No aguantaba la hora de dejar aquel lugar, no pensé tampoco que en un momento eso pasaría, que yo me sintiera feliz de no estar allí. Después de que le diera todo su amor y felicitaciones a mi hermano por las buenas notas que obtenía y su capitanía en el Quidditch se volvió a mí.

— Sefi, por favor hija. No te metas en problemas, sabes que tienes que mantener en alto el apellido Rosier, te pido que consideres lo que tu padre habló contigo en casa.

Sabía que se refería al tema de Gaspar.

— Madre, ya veré. Ahora sólo quiero abordar ¿Si?

Mi madre jamás en toda la vida se había puesto de mi parte, siempre fue un títere de mi padre y él uno de ella. A la larga eran ambos tal para cual. Quería abordar pronto porque a lo lejos ví que Gaspar venía caminando por el andén y no quería que me interceptara.

Entré y me dirigí al vagón de Slytherin, donde me encerré en un compartimento. Esta vez no quería pasar en viaje con nadie y el tren era lo suficientemente grande como para que alguien no tuviera lugar y quisiera molestarme. Cerré los ojos para descansar mi mente, habían pasado demasiadas cosas durante la semana de vacaciones y yo quería dejar todo eso atrás, más me estaba dando cuenta de que eso no sería posible.

Yo anhelaba irme del lado de ellos, para eso necesitaba casarme, pero eso implicaría tener que atarme a otra persona y yo sabía que Gaspar Avery era la persona incorrecta para aquello. Fuí todo el viaje entre dormitando y despertando en ciertas paradas. Estaba agotada mentalmente, lo que producía que tuviera una sensación de sueño contante en cada minuto.

Cuando llegamos a Hogsmeade estaba nevando, por lo que saqué el abrigo de mi bolso y me lo coloqué, no había visto a nadie durante el trayecto, ya que había dormido y estaba desorientada. Salí y percibí el frío entrar de igual manera a pesar de mi abrigo, pero me apresuré a dirigirme a una de las carrozas. A la llegada vería a mis amigas, por lo que no me molestaría en buscarlas en ese momento.

Cerré los ojos por unos momentos, cuando sentí que alguien se subió y cerró la puerta. Cuando nevaba se usaban los trasportes que tenían techo y protección. Abrí mis párpados y ante mí estaba Weasley, sin duda me acosaría en todo momento, no se quedaba tranquilo jamás.

Me limité a apartar la vista de su presencia pero él de inmediato comenzó un intento de conversación.

— ¿Cómo lo pasaste en las vacaciones? — me preguntó.

Suspiré.

— Weasley, ya te lo he dicho, nosotros no somos amigos ¿Acaso no lo entiendes? — le contesté con fastidio.

— Aún no me respondes. — murmuró, observandome de arriba a abajo, lo que me hizo sentir algo incómoda.

— Bien. — contesté sin emitir ninguna otra palabra.

— ¿Qué te ha pasado? — volvió a preguntar.

— ¿De qué hablas?

— Tienes una marca en el mentón ¿Qué te sucedió?

Mierda.

— Nada, no te importa.

— Podría creer que fue Gaspar. — dijo.

— ¡No empieces sí! ¿Desde cuando te importa tanto lo que a mí me ocurra? — me precipité, lo último que necesitaba era tener a Weasley sobre mí, preguntando sobre lo disfuncional que es mi familia.

— Vaya, está bien. Sólo intentaba ser amable y saber de tí.

— Pues no hace falta, no necesito de tu ayuda. Recuerda que no somos amigos y mantente lejos de mí si no quieres problemas.

𝐓𝐇𝐄 𝐈𝐂𝐄 𝐐𝐔𝐄𝐄𝐍¹ «𝐍𝐎 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐌𝐄𝐍𝐓𝐈𝐑» [G.Weasley/V.Krum] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora