ARABELLA
Suspiro de frustración mientras aparto mi dedo de mi clítoris. Cierro los ojos y dejo que el agua caliente siga cayendo sobre mi cuerpo.
Han pasado veinte minutos desde que empecé a tratar de satisfacerme, pero nada funciona. Ni siquiera el potente chorro de la ducha logra darme el alivio que tanto anhelo. Es como si mi cuerpo ya no estuviera satisfecho con las mismas sensaciones de siempre, como si estuviera buscando algo diferente.
Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos y entro en un debate interno conmigo misma. Sé que no puedo ir con él, no después de lo que pasó. Pero mi cuerpo clama por una liberación que solo él parece ser capaz de proporcionarme. Tal vez solo una noche, me digo a mí misma; mi boca se seca y tomo una toalla para secarme.
Observé mi reflejo en el espejo, cepillando mi cabello una vez más. Estaba decidida a hacerlo, aunque no me encontraba en un momento de debilidad emocional. Era mi cuerpo el que lo deseaba. Me convencí a mí misma de que era lo correcto. Ajusté mi bata de seda negra alrededor de mi cintura y consideré si debía usar algo más debajo, pero no podía seguir dándole vueltas a lo que quería.
Salí de mi habitación sigilosamente, en puntillas, asegurándome de que Pansy y Astoria estuvieran profundamente dormidas. Cerré la puerta con suavidad tras de mí, inhalando profundamente mientras me dirigía hacia su habitación. Estaba nerviosa, mi pecho se apretaba y mi respiración se aceleraba a medida que me acercaba. Tomé una última bocanada profunda antes de golpear suavemente la puerta.
Antes de que mis nudillos rozaran la madera, la puerta se abrió de par en par. Draco estaba apoyado en el marco, el aire estaba cargado de electricidad entre nosotros. No dijimos ni una palabra, pero ambos entendíamos lo que iba a suceder.
Se apartó del umbral y me invitó a entrar.
Con un suave clic, cerró la puerta tras de sí y se adentró en la habitación, presionando su virilidad contra mi espalda baja. Sus hábiles manos hicieron un sendero descendente por mi estómago, rozando mi pecho hasta llegar a mi cuello. Sentí el constreñimiento de sus dedos fríos alrededor de mi cuello, retirándolos apenas para despejar mi cabello hacia atrás y dejando mi piel desprovista para él.
Draco inclinó su rostro hacia mi oído.
—Date la vuelta.
Me giré para enfrentarlo, quedando hipnotizada por la intensidad que reflejaban sus ojos iluminados por la luz de la luna. Sus manos suaves acariciaron mis mejillas y acunaron mi rostro entre ellas.
—Draco —susurré en respuesta, apenas audible.
Se inclinó hacia mi rostro y nuestras bocas se encontraron en un beso que parecía inevitable. Draco tomó el control de inmediato, profundizando el beso con una pasión abrumadora. Mi cuerpo se encendió instantáneamente, aferré su cintura desnuda para sostenerlo mientras mis rodillas amenazaban con ceder ante la abrumadora sensación de deseo que me embargaba.
Saboreó mi labio inferior con su lengua, suplicando por más acceso. Cediendo a su petición, abrí mi boca y permití que deslizara su cálida lengua en su interior. Nuestras lenguas se encontraron en un sensual baile, entrelazándose en un juego ardiente por el dominio.
Guiándome hacia su cama, me empujó con suavidad hasta que quedé recostada. Mis rodillas golpearon las sábanas frescas, provocando un ligero escalofrío en mi piel. Nuestros labios se separaron, ambos jadeantes, pero mantuvimos el contacto visual intenso mientras él se acomodaba en la cama.
Sin perder tiempo, sus labios trajeron la explosión de pasión justo donde la habíamos dejado. Nos besamos como si este fuera nuestro último día en la tierra, entregándonos plenamente a la lujuria y al deseo contenido desde aquella noche en la fiesta. Toda la tensión acumulada se liberaba en ese momento, permitiéndonos vivir este anhelado encuentro sin restricciones.
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Desnudos | Draco Malfoy
FanfictionArabella Roseberry, una joven expulsada de la prestigiosa escuela de magia Beauxbatons, se enfrenta a un futuro incierto. Sin embargo, está decidida a no dejar que nada se interponga en su camino. Todo cambia cuando se cruza en su camino el misterio...