Capítulo 16

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DRACO

El aire invernal era implacable, permeando el ambiente con su gélida presencia. Sin embargo, no pude evitar encontrar consuelo en su abrazo.

Observé cómo los estudiantes jugaban y bailaban en medio de los delicados copos de nieve que caían del cielo. Me llamó la atención su alegría efervescente, su ingenuidad en creer que la vida era tan simple y feliz como parecía. No pude evitar dejar escapar una risa burlona mientras me daba la vuelta, solo para ser interrumpido por los suaves pasos que se acercaban por la escalera.

—Draco... —Su voz resonó en el silencio como un susurro familiar. Arabella se acercó a mí con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. Se mostraba delicada y vulnerable frente al crudo frío del ambiente—. ¿Por qué me trajiste aquí?

Su pregunta, aunque sencilla, contenía una sabiduría inesperada.

¿Por qué la traje aquí? Me pregunté a mí mismo mientras dejaba escapar un suspiro apenas perceptible. No estaba seguro de la respuesta. La vida misma parecía lanzarme preguntas sin respuestas claras.

—No lo sé —murmuré en tono apenas audible, respondiendo a la vez que ella se dirigía hacia el balcón que daba a los jardines.

El paisaje blanco y sereno se extendía ante nosotros, con los estudiantes encantadoramente absortos en sus actividades allá abajo. Mientras Arabella admiraba el espectáculo, no pude evitar sostener su mirada por un momento, sorprendido por la belleza que resonaba en sus ojos.

Las palabras de Blaise resonaron en mi mente mientras la observaba, confirmando su distinción de las demás chicas de Hogwarts. Había algo en su manera de actuar conmigo que era diferente, algo que iba más allá del deseo fugaz de un encuentro carnal. Despertaba un interés genuino en mí, lo cual probablemente explicaba mi constante indecisión respecto a ella.

—¿Vienes mucho aquí? —me preguntó, girándose hacia mí mientras se apoyaba en el borde del balcón.

—Cuando necesito un rincón para pensar o simplemente tomar aire fresco, suelo venir aquí. Es un lugar tranquilo —respondí dando un paso más cerca, dejando un metro de distancia entre nosotros.

—Bueno, creo que tal vez necesitarás buscar otro lugar para ir a partir de ahora, porque me gusta estar aquí —rió y se volteó, esta vez, admirando las estrellas en el cielo.

Finalmente, cerrando la brecha entre nosotros, me acerqué parándome detrás de ella, permitiendo que mis manos encontraran suavemente su cintura.

—No necesito encontrar otro lugar, podemos compartir este —le susurré al oído, dejándome llevar por el aroma que impregnaba mis almohadas y que emanaba de su cabello. No podía identificar ese olor, pero era dulce, como ella.

Sin decir palabra, la giré suavemente, apoyándola ligeramente contra el borde del balcón.

—¿Me vas a tirar? —rió, aunque pude notar cierto nerviosismo en su actitud al evitar mi mirada directa.

—No pienses tan mal de mí, Bella —dije mientras acariciaba suavemente su mejilla, sintiendo el frío de su piel pero notando cómo sus mejillas se ruborizaban bajo la punta de mis dedos.

—Bésame, Draco —susurró con voz cargada de deseo.

No necesitaba pedírmelo dos veces. Con delicadeza, tomé su rostro entre mis manos y la atraje hacia mí para un beso apasionado. Ella respondió al instante, igualando mi intensidad mientras profundizábamos el beso con nuestras lenguas. Su boca era cálida y tenía un sabor irresistible a galletas recién horneadas. Deseaba más de ella, deseaba revivir el fuego que surgió entre nosotros la noche anterior.

Desnudos | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora