Capítulo uno

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Mi mamá  estaba preparando los manteles y las cosas para la comida mientras que yo la estaba ayudando a poner los platos, el día era estupendo, habían nubes grandes y todo parecía normal.
Mi tío y su familia fueron los primeros en llegar, su nombre era Kevin, era algo enojón pero siempre trataba de aplicar la justicia y le gustaba ayudar a la gente.

--aparecieron los primeros seres vivos--, les dijo mi mamá y los saludó con un abrazo--.

Mi tío le deseó un feliz cumpleaños a Ana y le dió un regalo (valla sorpresa), era un telescopio,uno de esos que te costaba todo un sueldo. Las amigas de Ana querían muñecas, ropa y esas cosas para poder vestirlas pero a ella le encantaba lo de allá arriba, no, más arriba aún, el cosmos y todas las estrellas del firmamento, su imaginación no tenía límites, era como una máquina de ideas, y aquellas ideas no eran simplemente palabras sino deseos.

--gracia tío
--gracias a usted por invitarme--le dio un fuerte abrazo--.

Ella dejó el telescopio en nuestro auto y luego se sentó a ver a como el resto de las personas aparecían.
Mi mamá terminó de colocar los mantelea en el suelo ( un total de 5 manteles para la familia y 3 para las amigas de Ana y sus padres)

--Scotty--me llamó--, estarás a cargo de repartir el pastel, dile a tu primo Robert que te ayude.
--está bien.

Robert era el hijo de mi tío, era alto y sus ojos eran como la miel, su cabello corto y si barba depilada lo delataban, èl había estado en la armada por un momento antes de estudiar ingeniería a los 25 años.
Me miró y me dio la mano en señal de saludo, estaba sudando.

--hace tiempo que no te veo--le dije--, cuanto...¿2 años?
--exactamente.
--¿como va todo por allá?
--bien, supongo, aunque no he podido dormir en estos últimos días.

Eso me sorprendió un poco, él era de los que se quedaban dormidos después de 5 minutos de haber cerrado sus ojos. Podría tratarse de alguna enfermedad en su cuerpo.

--ha de ser por la fatiga, ya sabes, la universidad.
--tal vez tengas razón, por cierto deséale feliz cumpleaños a tu hermanita de mi parte.

El tiempo transcurría y las horas iban avanzando, el reloj marcó las 6 de la tarde y el cielo comenzó a oscurecer, había mucha gente en la fiesta, todos los invitados al parecer habían venido.

Me encontraba en la cajuela de la camioneta vieja de mi mamá contemplando mi pedazo de pastel, ellos jugaron y se divirtieron con las historias de mi tía Clemence, pero en ese momento quise estar solo por unos segundos, me perdí en mis pensamientos y en mis recuerdos, me metí un poco de pastel en la boca y sentía como el chocolate se desintegraba en mis diente estallando en una gran explosión de sabor.

--¿puedo acompañarte?--escuché la voz de Sara, mi vecina---.
--sí, adelante.

Sara era de mi tamaño, de mi edad y tenía mi mismo color de ojos (café avellana), sus lentes la hacian verse más hermosa de lo que ya era, su cabello era de color negro y sus mejillas estaban adornadas por algunas pecas al igual que su nariz perfecta.
Me levanté y la ayudé a subir, ella llevaba unos vaqueros y una camisa de cuadros, me miró y se dio cuenta de que había una especie de fiesta en el parque delante de mi casa.

--Scott no me dijiste que hoy era el cumple de alguien.
--sí, yo, lo siento.
--¿de quién?
--de mi hermanita, es su día especial.
--wow que súper--sonrió y quizá ese sea el motivo por el cuál mi mundo colapsó y casi se me cae la cuchara al piso--, enserio, me hubiese avisado, para algo somos vecinos.
--sí, tienes razon.
--y ¿porqué tan solo?
--estaba descansando de la fiesta.

Ella se rió y luego se sentó junto a mí, le regalé el resto de mi pastel y ella lo recibió con gusto, las estrellas no tardaban en aparecer y mi yo interno me decía que tal vez era el momento de decirle, de mandar a todos mis demonios a la basura y decirle mi gran secreto.
Estaba enamorado de ella, de sus encantos y sus no encantos, su mundo y su cielo. Todo de ella era mi gran universo pero ella no lo sabía.

--van a salir las estrellas--le dije--, me gusta escuchar Paradise de Coldplay cuando miro arriba, ya sabes, esos puntos blancos que ves todas las noches.
--ya veo--sonrió de nuevo--,me gustan las estrellas, el cielo tiene un montón de secretos.
--lo sé, por eso me gusta mirar hacia arriba--mentí, quizá por miedo o por odio pero lo hice, lo único que me importaba del cielo era lo que había más allá de el--.

Nos quedamos en silencio un rato, nuestras palabras eran sonidos o gestos, ella miró la primera estrella y yo la miré a ella y luego mis ojos rodaron hacia la estrella.
Era la segunda estrella que había visto esa noche.

La oscuridad alcanzó el cielo y luego apareció la luna, era el comienzo del fin, la pesadilla inicial donde todo comenzaría de repente.
El reloj marcó las 7 de la noche, lo recuerdo perfectamente, Sara se había puesto de pie al igual que yo y nos habíamos bajado del coche cuando de repente ella alcanza a ver un hombre que había aparecido en el camino de la calle principal.
Sus pasos eran lentos y caminaba muy raro, lo miré y lo primero que pensé fué en el alcohol.

--está borracho--le dije a Sara--.
--creo que sí.

El hombre seguía caminando con un ritmo que daba algo de escalofríos, no podía mirar su rostro ya que la oscuridad de la calle me lo impedía y la la luna aún no había salido por completo.
El hombre cambió de dirección y entró dentro del parque, la luz de un poste lo iluminó y entonces observé y sentí como el pánico se apoderaba de mi cuerpo.

--¿que es eso?--mi voz se quebró--.
--¿que cosa?
--eso de ahí, hay que avisarles a todos.

Salí del carro, lo que había visto ese día no era humano, al principio pensé que era alguna clase de mounstro, quizá del espacio exterior pero otra parte de mí pensaba que era un fantasma.
El hombre tenía dientes afilados por toda su boca, sus ojos negros como la misma noche era lo más escalofriante que había visto en mi vida, lo que más me impresionó fueron sus brazos largos y blancos y las garras metálicas que salían de sus huesudos dedos, llevaba una gorra asi que no pude darme cuenta si tenía cabello.
Sara no entendía nada de lo que estaba pasando y se puso a correr detrás de mí, los latidos de mi corazón se aceleraron y mi adrenalina estaba al máximo.

Cuando entré al parque vi a mi tío y a mi primo correr hacia el oeste y al resto de las personas también, todos habìan entrado en pánico.

-- ¡salgan de aquí!--escuché la voz de un hombre--.
-- ¡corran hacia sus casas y quédense ahí!

Mi hermana vino corriendo y me abrazó fuertemente, habían lágrimas en sus ojos de cristal.

--¿estás bien?--le pregunté--.

Ella asintió con la cabeza y la tomé de la mano, aquel día mi mamá desapareció y nos dejó solos, no puedo dudar que esté viva.
El comienzo de la pesadilla del planeta Tierra habìa llegado desde las sombras, seres con colmillos afilados y apariencia de ultratumba aparecieron y comenzaron a destruirlo todo, las personas que eran mordidas también se convertían en esos seres. Eso explica la razón del porque el hombre que apareció en la fiesta tenía una gorra y un traje de leñador.

Sara me obervaba como si hubiese visto un fantasma y lo único que supe decirle era que me siguiera.

--no preguntes ahora, hay que salir de aquí.
-- ¿que está pasando, porqué todos corren?

Mis ojos se habían llenado de odio, la agarré de la mano y ella entró en la camioneta, mi hermanita también se metió y la vi temblar.

--tranquila, todo estará bien
--¿Dónde eta mamá..?--me preguntó Ana--.
--Sara cierra la puerta y abróchale el cinturón, tú también haz lo mismo.
--hermanito--las lágrimas salieron de sus ojos y eso rompió mi corazón--, ¿dónde eta mamá?

No supe que decirle incluso cuando ella rompió en llanto y se perdió en su mundo de tristezas.
Puse mi pie sobre el acelerador y el carro se puso en marcha.
Las ideas pasaban por mi cabeza como si fuesen balas fulminando un costal de arroz, mi garganta me ardía y a mis ojos les tocó la peor parte.
Ver como este mundo se hacía pedazos lentamente bajo las garras de esos seres.


Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora