Capítulo dieciocho

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Comienzo a respirar rapidamente sintiéndome las persona más fuerte del mundo, mi adrenalina está al máximo y es como si no sintiera ni mis brazos ni mis piernas, las tengo entumecidas por alguna razón y tengo la teoría de que es gracias al disparo que le he dado al hombre.
Inerte, taciturno, yace en el suelo como un animal que ha sido asesinado por un francotirador, me hace recordar el coraje que tenemos los seres humanos para hacer las cosas, los otros deberían darse cuenta de que no nos rendimos, de que tomamos riesgos y eso nos hace valientes.

Entonces dejo la metralleta en el suelo y suspiro, aire caliente sale de mi boca y se mezcla con el aire frío de la noche, la luna nos observa junto con las estrellas, miro hacia arriba para hallar algo de consuelo en ellas, las estrellas jovenes que aparecen por las noches y que su luz es suave y tenue y las estrellas grandes que salen de la oscuridad y que forman las constelaciones, aquellas estrellas emanan una luz mayor a la de las otras y son las que son usadas como guias, inspiracion y otras codas más poéticas.

Silvia me mira con sus ojos bien abiertos, yo le devuelvo la mirada y me encojo de hombros.

--no se callaba.

Se rie, no puedo creer que eso le halla dado risa, quizá es por la manera en la que lo he dicho.

--no te preocupes, yo también lo hubiera hecho, levanta el arma, hay que  decirles a los chicos que la amenaza ha sido erradicada.
--está bien, si que fué erradicada, los hicimos volar en pedazos.
--como el confeti de las fiestas.
--exacto.

Nos reimos un momento y luego recogemos nuestras cosas, sigo sin creer que lo hemos logrado, sin embargo tengo los cuerpos como una prueba para quedarme tranquilo, hoy las estrellas sobre el cielo se ven de otra forma, de una forma más intensa.
Nos alejamos, Silvia me da la espalda y comienza a caminar y yo la sigo, veo su cabello reluciente, a pesar de estar cubierta de polvo sigue viendose hermosa.
Entonces tengo el recuerdo de Sara en mi cabeza, la chica que se paraba en su ventana todos los días y yo hablaba con ella desde la mía.

Sus ojos representaban dulzura, algo que ni yo podía explicar, eran como soles cubiertos de nieve.
Entonces era cuando me perdía en ellos, como el explorador que se pierde en las montañas y que intenta buscar algún refugio para poder dormir, entonces buscaba en su corazón y ahí estaba yo, durmiendo y ella me protegía.

Le pongo el seguro al arma para que no halla ningún accidente.

Silvia, la chica que me salvó.

Seguimos caminando y me encuentro seguro, aunque no debo bajar la guardia por ningún motivo.

Silvia, la chica que me dio un beso.

De repente escucho un suave murmuro dentro de mi cabeza, algo que surge de repente como un espectro, no puedo comprenderlo pero sé de quien se trata, entonces me estremezco.

--los sueños a veces no se cumplen Scott--la voz de mi padre resonando en mis oídos--.

Quiero llorar, es algo que abre una herida con una navaja, entonces la herida palpita y recuerdo el campo de flores, mi padre camina sobre ellas y comienza a cortar las flores que están negras, la mayoría de ellas por suerte son blancas y él tiene cuidado de no pisarlas, quiere un campo lleno de flores blancas para que la vida pueda nacer de nuevo y la muerte y la agonía sean solo un recuerdo, entonces es cuando la imagen del campo se hace difusa y aparece la imagen de las flores negras, la última flor blanca se encuentra en medio de todas ellas, marginada por ser la única viva y en una realidad de seres muertos. Entonces a la flor blanca se le cae otro pétalo y este derrama sangre cuando toca el suelo.

La voz de mi padre me retuerce el alma y dejo de moverme, abro bien los ojos y dejp que los recuerdos comiencen a torturarme.

--¿que acabo de escuchar?, ¿sueños que no se cumple, porqué el me diría eso?...ese no es mi padre.

Los sueños son armas de doble filo, nos hacen tener fe y esperanza y entonces confiamos en ellos, llegamos al borde del acantilado y creemos que podemoa volar, sin embargo ¿que pasa cuando no se cumplen los sueños?. Caemos, caemos hasta que tocamos el fondo y las ganas de volar se desvanecen rapidamente, nos sentimos inferiores, chicos y chicas con tendencias suicidas, sin embargo  lo bueno de haber topado fondo es que lo ùnico que queda ahora es subir, escalar y sentir que el sol toca los dedos de tus manos, caeremos de nuevo pero una vez más nos levantaremos hasta que algún día toquemos el cielo.
Ese es el ser humano.

No es mi padre, puedo sentirlo.
Silvia se detiene tambièn al darse cuenta de que ya no la estoy siguiendo y se da media vuelta para mirarme.
Arquea una de sus cejas.

--¿ estas bien, qué tienes?
--yo, tuve un recuerdo del pasado.
--¿como X-men dias del futuro pasado?
--¿que?, no.
--es broma, sigamos o nos retrasaremos.
--está bien.

Veo como su sonrisa se dispara de nuevo y ella me salva del precipicio en el que me he metido, supongo que ella ha lanzado la soga sobre las paredes para que yo pueda escalar con facilidad.

Escucho un estruendo lejos de nosotros y abro bien los ojos, Silvia también lo oye y se detiene de nuevo, de repente algo sale de las sombras para interceptarla, ella no logra esquivarlo y se queda perpleja.
Entonces es cuando yo actuo, en menos de dos segundos, las estrellas pueden ver lo que ha pasado.

La he empujado contra el suelo y Silvia ha caído pero ha usado sus manos para no lastimarse la cara, ella me mira, sus ojos se ensanchan, siento el miedo que comienza a comerla viva pero no logro entender porque, entonces el miedo se convierte en terror.

Algo frio pasa por mi cuerpo como si me hubiesen metido hielo por dentro, me estoy congelando a plena luz de la noche, entonces la respiración se me dificulta y es cuando bajo la mirada solo para contemplar el terror vivo, una gran cuchilla o algo parecido a una estaca me atraviesa todo el hombro, casi a unos centímetros del corazón, trago saliva y observo al hombre que acabo de matar hace rato, sus ojos rojos me fulminan y su mano está metido en mi piel sujetando fuertemente el cuchillo.

La sangre sale y siento un fuerte dolor de cabeza.

--¿sabes cual es la única forma de asesinar una pesadilla?, despertando, lamentablemente no estas dormido.

Gruño e intento golpearlo con lo poco de energías que me quedan.
Entonces es cuando escucho el grito de Silvia retumbando en el cielo, ella está horrorizada por lo que acaba de pasar.
El hombre saca el cuchillo de mi cuerpo y yo caigo de rodillas.

--¿sientes eso?, estas muriendo lentanente, te estas convirtiendo en lo que mas temes, te estas convirtiendo en los otros.

Es cuando recuerdo a mis padres, a la razon del porque no miraba el cielo por las noches, recentimiento a las estrellas y mucho odio pero ya no, ahora las estrellas que miro son recuerdos de ellos y eso hace que levante la cabeza y las mire. Unas mas brillantes que otras, entonces la veo a Sara y a Ana, mis ángeles, las estrellas que no han muerto.

--no puedo morir asi.

Sin embargo conozco mi destino y lo acepto y la sangre comienza a hervirme.
Estrellas, guienme porque sino voy a perderme.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora