SARA
Me detengo cuando me doy cuenta de que me falta la respiración, lo había olvidado--tonta, tú no puedes agitarte mucho--me digo a mi misma dentro de mi cabeza.
Desde que era pequeña siempre me han fallado los pulmones, el doctor me miró con esos ojos de melancolía y las palabras se trababan en sus labios. Yo estaba con mi mamá y ella se agachó y me peino un poco.--chiquita--me dijo--, ¿me puedes esperar afuera?, saldré enseguida.
--está bien mamá--le dije con mi voz de niñita inocente--.Los minutos pasaron volando como las aves que yo miraba por la ventana. Mi mamá salió del consultorio médico con la cara pálida, al principio no sabía de que se trataba hasta que luego ella me habló sobre el problema que tenía. Los años pasaron y mi problema se calmó a pesar de que aún siento los estragos de la enfermedad.
Ana me agarra de la mano y me mira algo asustada mientras que yo comienzo a toser con la cara mirando hacia abajo.
--¿Sara, que ocurre?--me pregunta--.
--al parecer me hizo daño el correr mucho.
--debemos descansar
--es solo que...estamos tán cerca...Miro hacia los árboles delante de nosotras y parece que estuvieran muy lejoa pero solo están a unos dos metros. Saco los lentes de mi mochila y me las pongo.
Desde que comenzó todo esto no he usado los lentes para nada ya que no he tenido la necesidad de leer, sin embargo me arden las vistas y mi cuerpo me obliga a ponérmelas. Ahora puedo ver más claro aunque jamás me ha gustado usar lentes.
La única persona que me ha dicho que me veo bien con lentes es Scott.
Ahora lo extraño, gracias al recuerdo que he tenido de él, como un fantasma que me acecha en mi cabeza.
El chico que se escabullía por mi ventana con el fin de mostrarme el progreso de su árbol de mangos.Escucho que algo se mueve detrás de mí y agarro a Ana de la mano, saco mi pistola del bolsillo y le quito el seguro, la bala plateada ya está en su respectivo lugar y mi dedo está sobre el gatillo que divide la vida en dos partes, el comienzo y el fin.
--quizá sean animales--me dice Ana agarrándome de mi camisa--.
--no lo creo, y si fuesen animales estaríamos en más problemas.
La pistola tiembla en mis manos como gelatina y contengo un bostezo, al parecer solo ha sido el viento que me ha tenido una trampa moviendo los arbustos como si estos tuviesen vida. Bajo el arma pero la mantengo en mi mano para estar prevenida ante cualquier problema.
Debemos seguir con nuestro viaje y será muy difícil hacerlo en la noche ya que el peligro ronda en este bosque, con los mounstros sueltos por todas partes ahora el horror se desencadena en el aire y todo aquel que esté por aquí puede morir, incluso nosotros.
Seguimos con la caminata esperando encontrar muy pronto la resistencia, algo pasa por mi cabeza como un susurro y me doy cuenta de que es la hoja de un árbol.
--la naturaleza no se extingue--me digo a mí misma--, nosotros nos estamos extinguiendo pero ella no, es como que si esos mounstros estuvieran preservando nuestro planeta pero nos quieren fuera a nosotros, al parecer somos la visita que ha llegado solo para hacer daño. Ahora nos quieren ver muertos.
--creo que vi algo--me dice Ana y se detiene para poder pensar mejor, yo la miro desde acá y presiento que algo se acerca hacia nosotros pero con una gran velocidad--.
--no puede ser, deben ser los mounstros, rápido, escondámonos en los arbustos.
Nos movemos hacia la derecha y entramos en los matorrales cerca de un pino caído, me agacho y hago que Ana entre primero, luego entro yo y la abrazo para hacer que el miedo no la domine, sin embargo el miedo me está dominando a mí. Los segundos pasan y no aparece nadie por ningún lado.
ESTÁS LEYENDO
Los Otros #1
Ciencia Ficción¿Cómo se puede sobrevivir a algo que nace de uno mismo? Scott Blue es un chico que deberá escapar de sus propias pesadillas. Su mundo será atacado por seres oscuros que se meten en lo más profundo de las almas de las personas y lo único que buscan e...