Capítulo cuarenta y dos

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SILVIA

No me había dado cuenta de que mi cuerpo se rindió ante las desesperantes caras del destino. Caí rendida a eso de las 8 de la noche después de varias horas de pensamientos agotables que circundaban por mi cabeza.

Cerré los ojos y soñé con Scott, entonces pude entender que aquel muchacho seguía vivo en algún lugar de este planeta, se encontraba sentado sobre una roca observando aquella noche estrella que todo el mundo esperaba ver en sus vidas. Las estrellas alardeaban de su brillo bajo el firmamento y la oscuridad se apiadaba de ellas. Yo me senté junto a él pero no le dije ni una sola palabra, contemplaba sus ojos cafés que se llenaban de color a medida que pasaba el tiempo, sus labios estaban cerrados, su cabello se movía gracias al trayecto del viento y las ondas del mar le pegaban a la roca sin tregua alguna, asombrosamente el agua no tocaba ni sus pies.

¿Qué hace él aquí?

¿Qué es eso tan inquietante que siento por todo mi cuerpo cuando lo miro por unos segundos?

El chico gira su cabeza, la otra mitad de su cuerpo se ha envuelto en lo que parece ser una armadura de metal, oscura como la noche.

-he perdido-me dice-.

La gran ola se lo lleva y me deja sola, al parecer esto es una pesadilla. Me levanto abruptamente, mis manos me arden gracias a la cuerda que las rodea, tengo seca la garganta al igual que las lágrimas sobre mis mejillas. Observo con mucho cuidado al mí alrededor, los chicos se encuentran a mi lado, ninguno de ellos dice nada, las ratas se han comido sus lenguas o ya se olvidaron de cómo hablar.

-dormiste como 7 o 9 horas-me dice Ben, él se encuentra jugando con una bola de estambre usando solo sus pies descalzos-ellos están comiendo en nuestra mesa.

Miro el reloj y el horero marca las 4 de la mañana.

Me sorprendo al darme cuenta de que caí secamente sobre el suelo, la pesadilla solo tomo unos 16 segundos de esas 8 horas.

-¿qué haremos?-le pregunto fríamente mientras me acomodo-.

-hemos estado planeando por horas-me dice Stuart, tiene un vendaje en su pierna lastimada-pero no tenemos una idea concreta aun.

-¿han averiguado algo de ellos?

-Rick solo ha venido dos veces a ver como estábamos pero de ahí el resto sigue en la cocina...los hijos de su madre se ríen como dementes.

-no lo entiendo-nos interrumpe André-, somos los últimos humanos en este planeta y aún tenemos que pelear entre nosotros.

-así de estúpido somos-le respondo-, muy bien escuchen, muestro plan será el escape sorpresa...

Un gran estruendo aparece desde las ventanas y nos obliga a detener nuestra conversación. Algo ha pasado a las afueras de esta cabaña.

Rick sale del comedor junto con sus amigos y nos miran con recelo, evito dirigirles la mirada.

-¿qué ha sido eso?-pregunta, creo que habla con nosotros-.

-vino de afuera-le respondo mirando hacia abajo-.

Todos se acercan hacia las ventanas libres (las que no están bloqueadas con las tablas de madera), uno de ellos se asombra. Los otros siguen mirando, perdidos entre sus pensamientos.

-Alex trae las armas, el resto aseguren las puertas y las ventanas.

Todos se alejan y comienzan a correr por todos lados, asegurando las puertas, colocando muebles en ellas para que nadie las atraviese. Alex (el chico con las perforaciones) trae una gran maleta llena de metralletas, balas y cartuchos. Todos agarran su parte y se preparan para lo peor.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora