Capítulo veintinueve

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SCOTT

Creí que iba a ser una pelea o en realidad eso pensé los primeros veinte segundos, Dianne me mostró sus habilidades con la sangre y me contó sobre como aprendió a dominarlo, me habló de energía y el poder de la mente como control principal para dominar las habilidades primarias, las secundarias y las terciarias aparecerían dependiendo del momento, es decir, si estoy al borde de la muerte o no.

Asentía con la cabeza y todo eso era nuevo para mí, estaba comenzado a comprender un mundo que no sabía que existía pero que siempre estuvo entre nosotros, viviendo dentro de los humanos y alimentándose de nuestro odio mutuo. Ella parecía una de esas maestras que le gusta que le presten atención y además notaba algo conocido en ella, la manera de hablar era casi similar a la de Sara, con los labios que se juntan cuando pronuncian un sonido y que luego se separan de una forma poética.

--el poder no está en la fuerza sino en la resistencia--me había dicho en nuestra charla de media hora--.

Luego de eso ella escondió sus colas y se sentó en el césped, cerró sus ojos y respiro el suave aroma de las flores de aquella pradera, yo hice lo mismo e hice que mis alas desaparecieran, al parecer ellas me entendían y podían leer mi mente ya que se escondían muy rápido a la primera orden, además su peso se había reducido notablemente, eran alas que pesaban como plumas pero que eran más resistentes que el metal.

Caminamos por las calles desiertas siguiendo los rayos de sol que han formado nuestro propio camino, los edificios se extienden a lo largo del lugar y los carros están por todas partes, algunos se encuentran estrellados contra otros de una forma muy exagerada, los humanos tuvimos demasiado pánico cuando los otros aparecieron, el miedo ya no era solo algo psicológico, ahora era físico, un fenómeno muy raro. Dianne se detiene frente a una tienda de comida y su mano se dirige hacia la puerta.

--podría haber comida --me dice cuando de repente he puesto mi mano sobre su hombro para detenerla--.

--claro, pero recuerda quienes están ahí adentro.

-- ¿es enserio Scott?, ¿acaso no nos has visto?

--no, solo te veo a ti --le digo fríamente lo cual ella se sorprende mucho--.

No quiero ser cortante, no sea de esas personas que prefieren matar con palabras llenas de odio, sin embargo estoy algo cansado y el tema de los Reapers no lo asimilo aún, un ser humano que pelea contra sus propias pesadillas se le puede llamar un valiente, pero los que aprenden a vivir con ellas se les puede llamar seres humanos, nosotros queremos tener una vida sin problemas. Aquello está mal, debemos tener problemas como los demás y, debemos saber superarlos, vivir con las pesadillas que nos dominan día a día y aprender a dominarlas, ¿eso no hace un ser humano? --sí--.

Pero ahora soy mitad humano y no sé cómo actuar, como caminar o como hablar, mis palabras se cortan y dejo ese silencio que adorna el ambiente, ella me mira indiscretamente y luego abre la puerta, puedo sentir como el frío nos rodea de repente y nos envuelve en su mundo de ensueños.

Escuchamos gritos.

--problemas --repiten sus labios--.

-- ¿deberíamos entrar? --dicen los míos algo temblorosos--.

--claro, quizá alguien tenga problemas.

Ella entra y desaparece en la oscuridad y después de unos 5 segundos de pensarlo más de dos veces entro en la tienda, luego me doy cuenta de que en realidad la tienda es más grande de lo que creí e incluso hay ciertas partes donde el sol cae con todas sus fuerzas. Observo un lugar con luz y abro la puerta de vidrio.

Una gran tienda de ropa se extiende sobre mis ojos.

--no me vendría mal un cambio de look ¿verdad Dianne? --me doy media vuelta y me doy cuenta de que me encuentro solo bajo el gran rayo de luz que cae desde el techo--, Buh, bueno.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora