Capítulo diez.

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Me siento en una de las bancas que hay afuera de la gran casa central (así le llaman a la casa donde todo el equipo duerme) a respirar un poco de aire nocturno, durante mucho tiempo dormía todas las noches sobre una cama empolvada escuchando a los otros gemir y rugir en la madrugada, a veces no me dejaban dormir y tenía unas ojeras del tamaño de una ciruela.

Ahora es distinto, la calma en este lugar se hace presente como cuando el río se vuelve tranquilo, las rocas ya no caen al agua y hasta la cascada parece tener un botón de mute en su estructura. Ben se acerca a mí y trae una taza con él, me la entrega y luego me da una sonrisa.

--es té de manzanilla, los sobres nos han venido con la comida...

-- ¿té de verdad?-- le pregunto--, ¿enserio?

--sí, ¿hace cuánto que no tomas té?

--Mmm, mucho tiempo diría yo.

--pues adelante.

Tomo un sorbo, no recuerdo la última vez que tomé uno de estos, tal vez porque no le doy tanta importancia al hecho de que estamos en el fin del mundo, sin embargo el sabor a manzanilla en mis labios me hace recordar los buenos momentos, las horas y horas que solía beberla cuando hacía mis deberes o cuando me dolía el estómago.

Sabor a nostalgia diría alguien sabio que pasó toda su vida tratando de contar las estrellas.

--dime algo Ben, ¿Crees que algún día todo esto va a...terminar?

--sí, posiblemente, todo tiene su fin y esto también lo tendrá.

--pero, ¿seguiremos vivos cuando eso pase?

--claro, ese es el propósito de nuestro equipo.

Quizá algún día todo esto termine y entonces podremos regresar a casa, recuerda una vez que vi una película en la televisión, se trataba más o menos del fin del mundo y de cómo el ser humano se iba al borde de la extinción, sin embargo las personas pudieron solucionarlo y entonces todo terminó, los sobrevivientes escaparon y entonces consiguieron la paz.

Ben se pone de pie y me invita para que entre a la casa, me incorporo y traigo conmigo la taza de té, el interior de la casa está arreglado, no se ve destruida como los otros lugares que he visitado, hay muebles, cocina, cuadros de barcos, dos pisos, cada cuarto le pertenece a cada miembro. Aquí cada uno debe tener su propia mini fortaleza, ellos se sienten como en casa.

--hola Scott-- escucho la voz de Silvia, ella está parada frente a mí--, este es nuestra casa, te asignamos un cuarto blanco y tú lo puedes decorar como puedas, por ahora solo dispones de una cama y un escritorio, mañana si quieres salimos a buscar cosas.

--gracias, enserio, estuviese abandonado en mi hotel de lujo si no me hubiesen rescatado.

-- ¿hotel de lujo?--pregunta Rutherford, él está sentado en el mueble con algo que parece sopa de espárragos--.

Me río, mi hotel era mi hogar, el mundo de Scott que de noche se convertía en algo como un hogar, dulce hogar, sin contar a los insectos que atravesaban mis paredes y las voces de ultratumba que se escuchabas en el techo.

--así le decía a mi antiguo hogar...

--oh pues qué bonito nombre.

La cena había estado dentro de una media hora, carne seca y algo que parecía zanahorias enlatadas en buen estado milagrosamente, comí como nunca sintiéndome el hombre más feliz del mundo.

La comida era lo más importante en este planeta, nosotros debemos tener una dieta balanceada para vivir más tiempo ya que la comida era nuestra fuente de vida, era un recurso vital que poco a poco se fue convirtiendo en un privilegio mucho más importante que todo el diamante del universo, cuando las personas huyeron hacia las islas del caribe o del océano Pacífico se llevaron a sus seres queridos y a la comida, ellos no querían ropa ni sus objetos personales porque en realidad eso no tenía nada de importancia, si iban a escapar debían tener algo que comer, otras personas saquearon la comida y pelearon por ella, las tiendas se convirtieron en campos de batalla donde el más fuerte y el más rápido pudo llevárselo todo, no les importaba compartir, era comer o ser comido, vivir o morir, nuestra naturaleza humana se fue por la borde y demostramos nuestra naturaleza cavernícola, algo así como un demonio interno.

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