Capítulo Treinta y siete

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SCOTT
La nieve cae sobre las hojas de los árboles y se convierte en una especie de manto blanco. Los animales se esconden del frío y se meten por los agujeros que tienen los tallos, observo con mucha determinación aquellas siluetas que se forman de repente bajo nuestros pies gracias a los copos de nieve.

Dianne se encuentra inmóvil y sus ojos se han tornado aún más rojos, los mios en cambio se dirigen al hombre con la máscara puntiaguda que ha aparecido frente a nosotros y algo dentro de mí hace que no pueda pensar con tranquilidad. Este sujeto probablemente sea uno de los 10 reapers que vino para destruir la resistencia ya que, como era amigo de Dianne, sus intenciones siguen siendo las mismas.

--Zacovich, ¿en verdad eres tú?--pregunta Dianne con asombro--.

Sara se me apega aún más y siento el calor de su cuerpo, ella quiere susurrarme algo al oído pero no puede ya que el viento la calla. La miro y niego con la cabeza, ella entiende que debe apartarse un poco y cuidar a Ana hasta que todo esto termine, ahora primero debo saber si Zacovich está de nuestro lado o del lado de los otros.

--Dianne--le digo--hey, hay que apurarnos, los reapers van a destruirlo todo si no nos damos cuenta.
--lo se...

Arqueo mi ceja y ella me mira pero no dice nada, el silencio habla solo y Zacovich comienza a caminar lentamente hacia nosotros. Le lanzo la mirada y él aparece frente a Dianne en menos de un segundo. Al principio creo que se trata de un ataque repentino pero luego me doy cuenta de que estaba equivocado. Él abre sus brazos y la envuelve a Dianne con un gran abrazo.

Ella cierra sus ojos y ambos se quedan quietos.

--creí que estabas con ellos--dice Dianne--,creí que te había perdido.

Zacovich la aleja de ella y niega con la cabeza para decirle que esta de nuestro lado.

--por un momento creí que tu amigo nos haría daño--suspiro--.
--Zacovich es como mi guardián, él nunca me haría daño.

El hombre con la máscara levanta su dedo y señala hacia los árboles, quiere decirnos algo pero no puede.

--los Reapers ya llegaron.

Zacovich asiente con la cabeza y nos muestra su mano cubierto con un guante negro.

--quiere que vayamos con él--nos dice Dianne--, tranquilos, será un lindo viaje.

Ella sujeta su mano y me entrega la suya, yo hago y entrelazo mis dedos con los suyos, dentro de poco todos hemos formado lo que parece ser una cadena humana. Sara y Ana tienen algo de incertidumbre con respecto a la gran pregunta: ¿que ocurrira?, sin embargo ellas confían y en mí.

Algo parecido a un fuerte viento nos invade y luego cada partícula de nuestro cuerpo comienza a desaparecer dejando un montón de chispas a nuestro alrededor, el viaje nos toma unos dos segundos que casi se transforman en unq eternidad y la tierra llena de plantas verdes se convierte en un amplio suelo blanco, la carretera se extiende a lo largo de mis pies y las casas aparecen una a una, observo un poste de luz en perfecto estado y una ventana rota.

--¿donde estamos?--me pregunta Ana--.
--creo que esto es la resistencia--le respondo--.

Observo un cartel pegado a la pared con el título: La nueva vida para los humanos
Un título demasiado raro, me abstengo de ver el resto del cartel, camino hacia una de las ventanas y miro a travez de ella. Los muebles están distribuidos por todo el cuarto y hay un montón de pinturas, escucho unos disparos a los lejos y salgo de la ventana, la nieve cae como una tormenta blanca.

--¿disparos?
--sí, ya han llegado y al parecer están comenzando con el exterminio.

Zacovich niega con la cabeza y nos pide que nos quedemos aquí, sin embargo vuelve hacia nosotros y nos señala a Dianne y a mí.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora