Capítulo cuarenta y nueve

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Scott

Stratus inclina su cabeza solo para mirar por la ventana, las paredes tiemblan y la mesa cerca de mí deja de mantener el equilibrio y cae al suelo, algo está pasando ahí afuera, algo que lo hace inmutarse de repente, sus ojos miran con cierta incertidumbre y ninguno de los dos sabe que es lo que ocurre hasta que escuchamos el ruido de las hélices de un helicóptero, no solo de uno sino de varios.

Las personas de la otra resistencia (la cual fue invadida por los Reapers) han venido a este lugar a buscar refugio.

—estás rodeado—le digo—, ya no tienes oportunidad en este lugar.

—quizá tengas razón—me dice—, pero cuando ellos toquen tierra yo ya habré logrado mi cometido.

—no matarás a nadie en este lugar.

Él suspira, el aire frío que sale de su boca se esparce por el lugar. Mueve sus manos ágilmente y comienza a correr otra vez por las paredes. Giro mis ojos hacia todos los lugares posibles esperando el momento para poder defenderme. La gran columna de metal elástica se mueve detrás de mí con mucha energía y se dispara cuando el hombre se encuentra a un metro cerca de mi rostro.

Stratus esquiva el golpe, uno de esos golpes que lo hubiesen sacado volando de este lugar, entonces me agarra del brazo y me lanza con todas sus fuerzas contra la pared. Impacto el concreto y siento como se va la vida por un instante, recobro el conocimiento y mi hombro detiene la caída. Intento levantarme, los huesos se han regenerado más rapido de que lo esperaba, sin embargo la piel ya no lo hace. ¿Qué ha pasado?, la recuperación es muy lenta, de hecho los segundos han estado pasando muy lento, un fenómeno eterno.

—como ya te lo dije antes—me dice—, este lugar será el sitio perfecto donde edificaré tu tumba—mueve sus dedos, una esfera brillante y azul emerge de ellos y se agranda hasta que adopta el tamaño de una bola de billar—, no quiero que lo tomes tan personal Scott, no es una venganza de parte mía por lo que me hizo tu padre, es mi trabajo, de todas formas ustedes deben morir algún día.

—no dejaré que...lo hagas—le respondo bruscamente, me pongo de pie e intento mantenerme en esa posición, estoy demasiado débil, cada golpe o herida me quita más de este mundo, de hecho mis sentidos comienzan a fallar, la vista se nubla durante unos segundos pero luego vuelve a la normalidad—no dejaré que ganes, voy a salvarlos.

—Hey Scott, es mi último golpe...

Stratus suelta la esfera y esta se dispara con un velocidad tremenda. Comienzo a correr mientras que el metal absorbe mi cuerpo lentamente (como un escudo corporal), una cola se levanta de mi espalda y golpea a la esfera pero esta no se inmuta, de hecho aumenta de velocidad, como si tuviera vida propia. Llego hacia él esquivando un golpe que iba directo a mi pecho y entonces atravieso su brazo con pico que sale de mi mano. Stratus se lanza hacia el techo y levanta su mano rápidamente.

Entonces es cuando mis movimientos son neutralizados. Una fuerza invisible me sostiene y no me deja ir, forcejeo con todas mis fuerzas pero no consigo nada a cambio.

La esfera azul viene volando y me golpea en la espalda, por un segundo siento como la piel se carboniza. Una luz sale de pecho y grito del dolor.

—deja que el dolor apague lo poco que queda de ti—escucho su voz retumbando en mis oídos—.

La pared se hace borrosa, los detalles de la gran biblioteca desaparecen y lo único que veo es un cuadrado negro, la sangre sale de mi boca y entonces una luz ilumina la oscuridad (la esfera azul), aquella luz queda flotando delante de mí.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora