Silvia
Me habían dicho que todo terminaría al momento de soltar lágrimas, es decir, que nuestro mundo imaginario se corrompería al momento en el que la primera gota de agua salada cayera de nuestros ojos. Quizá por el deseo quebrantándose lentamente o por los malos pensamientos que uno tiene pero sin duda alguna ese mundo lleno de cosas buenas se tornaría negro, pasaría de ser el paraíso al completo infierno.
Sin embargo la cuestión sería ¿Cuándo estuve realmente en el paraíso?, todos nosotros creímos que lo habíamos encontrado, creíamos que todo estaba bien y que muy pronto todo este infierno acabaría, no obstante aquellos pensamientos se hicieron cenizas, como la gran nube de polvo que se crea después de una erupción. Caminábamos a ciegas y, como por arte de magia, alguien nos quitó las vendas, entonces el mundo volvió a su completa realidad, habíamos sido engañados por fuerzas que no conocemos, una fuerza oscura que lo único que quería era hacernos daño de la forma más cruel posible.
Agarró a uno de nosotros y lo usó como a un títere, nadie pudo actuar con rapidez para detenerlo y tuve que pensar en los extremos, perdí mi humanidad al momento en el que le disparé en la cabeza y entonces el corazón se me quebró en mil pedazos. No quise mirar su cuerpo pero me obligué a mí misma para torturarme peor, Ben pudo proteger a Ana con una determinación que me dejó impactada y recibió la bala por ella, afortunadamente no murió.
Hoy he dejado caer las lágrimas sobre el asfalto preguntándome hasta cuando duraría todo esto.
Hoy destruí lo único que me mantenía con vida, la cordura.
Hoy deseé por primera vez estar muerta.
Me aclaro la garganta y miro mis manos, he soltado el arma al momento en el que recibí el abrazo de Stuart, él me devuelve la mirada con una cara muy triste y trata de consolarme.
-no es tu culpa-me sigue repitiendo dándome palmaditas en la espalda-, por favor no te sientas culpable.
-yo, quiero que todo esto termine, eso es todo.
-eso espero, una vez alguien me dijo que mientras hayan estrellas en el cielo hay esperanzas.
-disculpen--nos interrumpe Ruther-, Ben necesita algo de ayuda, vamos.
Stuart me suelta y va corriendo a ayudar a Ben, él ha soltado en cambio a Ana, la pobre niña tiene lágrimas sobre su carita inofensiva y unos ojos tan grandes como dos lunas. Tuerzo la boca y suspiro de nuevo, no quiero saber cuántas veces he tenido que hacer lo mismo hoy. Miro el cuerpo inerte de André en el suelo, con la cabeza hacia abajo y las manos tiradas hacia ambos lados, me levanto agarrando el arma del suelo y contemplo el cielo celeste con blanco y luego cierro mis ojos.
Me imagino un mundo donde la bondad es el arma más grande contra el mal y nuestro escudo es el amor. No suelo ser de esas chicas dulces al 100% pero extraño los momentos empalagosos de la vida.
Todos sentimos un fuerte estruendo al momento en el que hacen que Ben se siente sobre uno de los muros que nos separa del mundo exterior y de la resistencia (el mismo infierno)
Bajo la mirada en busca del origen de aquel ruido extraño pero no encuentro nada.
-¿sintieron eso?-pregunta Stuart-.
-Sí-dice Ben acomodándose en el suelo-, ha venido de ese gran edificio de la derecha.
-¿Qué habrá sido?
-no hay que movernos de aquí-les digo-, hay que esperar a Scott
-¿y si él necesita nuestra ayuda? No creo que quedarse aquí sea una buena idea.
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Los Otros #1
Science Fiction¿Cómo se puede sobrevivir a algo que nace de uno mismo? Scott Blue es un chico que deberá escapar de sus propias pesadillas. Su mundo será atacado por seres oscuros que se meten en lo más profundo de las almas de las personas y lo único que buscan e...