Capítulo diecinueve.

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Nunca me di cuenta cuando el ser humano perdió su fe en el amor, algunos se cansaron de ser desechados como basuras por alguien que no vale la pena, otros en cambio el amor los comenzó a consumir lentamente, tenía el mismo efecto que el tabaco solo que era más rápido y las consecuencias eran peores.
El amor fué confundido con las plagas ya que nosotros creíamos que solo nació para dañar a las personas, siempre terminaban diciendo eso.

--el amor es basura, nadie quiere enamorarse porque termina hecho pedazos.

El humano confundió el amor con la tragedia y entonces esa palabra perdió su significado, nos enfermamos y entonces comenzamos a odiar, algunos no creían en el amor y otros simplemente se aprovechaban de el, el pensamiento oscuro de la humanidad se materializó y se crearon aquellos seres oscuros que ahora dominan la Tierra, entonces comenzamos a huír de lo que habían creado sin querer, la lluvia no volvió a ser la misma de siempre ya que las gotas no valían nada. Solo era agua.

Una vez vi la lluvia de una forma distinta, solo habían pasado 4 meses después de la muerte de mi papá, recuerdo que estaba observando la ventana de mi casa mirando aquel árbol junto a la casa de Sara cuando la primera gota de lluvia cayó.

--¿tù también estas llorando cielo?

Mis días cambiaron abruptamente, obserbava como las personas pasaban en la calle y me sentía raro al saber que jamás las iba a ver de nuevo.
Entre en una gran depresión hasta que un día li superé.

No recordaba mucho ese dolor tan desgarrador que sentía durante aquellos días tan largos.

Hasta el día de hoy.

Una navaja o una especie de daga me ha atravesado pero el sujeto la ha sacado de inmediato y la sangre y el dolor se combinaron en un vacío interminable.
No emito ni una señal de dolor, me quedo perplejo y la miro a Silvia directo a los ojos y caigo pero ella me atrapa en sus brazos.

Una gota de agua cae en mi megilla, recuerdo entonces la lluvia, las gotas sin sentido que caían en un mundo muerto, pero estas no son gotas de lluvia, acaban de salir de sus ojos, entonces siento como su corazón y el mío palpitan al mismo ritmo volviéndose uno bajo mi existencia deplorable.

Ella sujeta mi herida.

--Scott, tranquilo, haz presión, haz presión.

Sus palabras son rápidas y veo que está muy asustada, la daga no me saño nada importante pero la sangre sigue saliendo. El hombre que me atacó se encuentra delante de nosotros, viéndonos con sus ojos rojos dentro de esa capucha que lleva.

--Silvia, yo...
--no digas nada, respira profundamente y hazlo lento--le hago caso, el aire me quema--.
--no tiene sentido, el chico va a morir--escuchamos su voz, entonces el odio surge en los ojos de Silvia, niego con la cabeza pero ella quiere pelear y matarlo--.

El hombre había recibido tres tiros en la cabeza y aún así se levantó como si nada hubiese pasado. Es diferente al resto,muchas preguntas surgen dentro de mi cabeza incluyendo el porque comencé a ver unas imagenes raras cuando la daga me atravesó.

--¿quién demonios eres?--le pregunta Silvia con sus dientea crujiendo por dentro--.
--Cleyton...su peor pesadilla.
--no te tengo miedo.
--deberías tenerlo ya que la muerte de tus seres queridos y de todo el mundo se refleja en mí como si yo fuese un espejo
--tú no eres como los otros.
--no, es porque yo soy un Reaper.

Ella inclina la cabeza y agarra la metralleta que estaba en el suelo y la levanta con mucha energía demostrandole que no es cualquier persona.
Me deja en el suelo de la forma más tranquila que puede haber y me sonríe, entonces Cleyton comienza a caminar lentamente mientras sonríe.

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