Capítulo treinta y tres

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SCOTT

Mi cuerpo roza ciertas cosas en la oscuridad, estas cosas se mueven brutalmente e intentan golpearme pero yo soy mucho más rapido y logro salir con mucha facilidad de la gran multitud de mounstros, Dianne en cambio ha sacado sus poderes y las ha usado para abrirnos camino, uno de ellos intenta atacarnos desde la derecha pero una gran línea de sangre atraviesa su cabeza y lo mata al instante.

Sus poderes son geniales, tiene el arma definitiva dentro de su cuerpo y puede controlarla con su mente, es casi lo mismo que pasa con mis alas de acero pero a mí me cuesta un poco ya que no he entrenado lo suficiente.

La adrenalina me consume y mis pies se sienten más ligeros, no nos cansamos fácilmente-ha dicho ella y comienzo a creerle cuando me doy cuenta de que es verdad, mi cuerpo se llena de algo indescriptible y pienso que puedo correr hasta los confines del universo, donde las estrellas ya comienzan a morirse.

--sígueme, si entramos al bosque no tendrán tantas posibilidades de alcanzarnos--me dice, yo la sigo y esquivo ciertos arbustos que se meten en mi camino, esto comienza a parecerse a un video juego--.

--está bien, espero que esos tontos no tengan sentido de la orientación.

Nos movemos más rapido de lo que pensé y esquivamos los árboles, los mounstros siguen nuestros pasos y se convierten en nuestras sombras, una gran línea de luz cruza en mi camino y la lluvia se clava sobre nuestras narices, las nubes plateadas surgen como bestias capaces de corromper todo el cielo azul. Miro hacia arriba y el reflejo de la luna desaparece, entonces la oscuridad se mete sobre la tierra en un abrir y cerrar de ojos.

Un mounstro con una ropa de cura se encuentra corriendo al lado mío en 4 patas con su gran lengua que sale de su boca como si fuera una cuerda, le devuelvo la mirada y sus ojos negros parpadean, entonces mi ala izquierda sale y la uso como escudo para protegerme, el cura salta sobre mí y se pega en el ala, la muevo hacia un lado y la golpeo contra un árbol matando al cura de inmediato. Sin embargo he tenido que detenerme para lograr hacer semejante hazaña y los otros mounstros han tomado ventaja.

--solo corre Scott, por el amor de todo lo que conoces no te detengas.

Mis pies se mueven de nuevo y sigo corriendo, ciento como la respiración de las bestias se hacen más y más profundas hasta que puedo escuchar el eco de sus pulmones recorriendo mis oídos.

--¡Sara! --grito--, me he perdido, hacia donde hay que correr.

--hacia el norte, solo hazlo y no preguntes--me responde, ella se encuentra al lado mío con su brazo levantado--.

-- ¿Qué vas a hacer?

--ya lo verás, solo tengo que apuntarle al gran árbol de allá adelante.

Dianne levanta su dedo y una gran cuchilla roja sale de ella y atraviesa el tallo del árbol, de repente toda la estructura de madera se tambalea y comienza a caer hacia nosotros. Ella me hace un gesto y yo me tiro a un lado. El árbol cae y aplasta a los mounstros que iban detrás de nosotros que no lograron ver el tallo.

Mueren de un solo golpe.

Ruedo un poco hasta detenerme y luego me incorporo para ver lo que ha pasado.

--vaya reflejos que tienes señorita--le digo, contento--.

--no es por nada pero soy buena pensando rápido.

Suspiro, al parecer ya no nos siguen, entonces el peligro se ha ido.

La lluvia comienza a detenerse, al parecer ha sido algo efímero, las gotas caen del cielo pero las nubes se van y se dispersan en el firmamento. Mis ojos se centran en la luna, ella no sabe todo lo que está pasando en este mundo y si lo sabe, ¿Por qué sigue dándonos luz?--tiene esperanzas Scott--.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora