Capítulo cuarenta y ocho

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Scott

Me ha estado leyendo, no quiero saber desde hace cuánto lo ha estado haciendo pero estoy seguro de que mi vida, mi realidad se ha hecho un libro de cuentos para niños para él. Sus ojos están plagados de odio oscuro y una sinceridad repugnante sobre los humanos. Así son ellos, las pesadillas impregnadas en nuestra historia, la plaga que cree que nosotros lo somos y, aunque tenga razón, esa no es una forma de erradicarla.

Aprieto mis manos formando dos puños y otra cola sale de mi espalda, ahora tengo dos, ambas direcciones para cubrir dos lados laterales y que no haya sorpresas en el futuro.

-tienes la habilidad de controlar el metal a tu favor pero solo el metal que sacas de tu cuerpo y, para sorpresa, no eres un Reaper legítimo, eres más como una creación asombrosa. Mitad humano mitad monstruo, ¿Qué se siente?

-siento, tu sientes, todos sentimos-le digo-, ¿por qué hacernos pedazos?, ustedes son peores que nosotros.

-lo sé, mis ideales podrían matar incluso al planeta entero pero bueno, por uno pagan todos.

Una de mis colas se lanza con mucha fuerza y velocidad y roza su cuello en menos de un segundos enterrándose en la pared que tenemos detrás, haciéndole un gran agujero en la infraestructura. Mis decisiones no siempre son sabias, a veces me destruyen y otras veces me salvan. Esta vez puedo sentir mi muerte pero la salvación de toda una especie.

-estás ansioso por matarme-me dice con orgullo mientras la sangre sale de su cuello lentamente-, pero habrá tiempo para todo esto, ahora háblame de ti, ¿Cómo es que te salvó tu hermanita?

-no entiendo, ya deberías saberlo, has entrado en mi cabeza-le digo fríamente mientras retiro la cola de la pared, esta sube por el techo y regresa a su tamaño normal-.

-no, ni tú sabes cómo te salvaste, fue simplemente una coincidencia.

-Stratus, las coincidencias no existen

Me lanzo a la carrera sintiendo la ráfaga de viento que he dejado de repente, mi cabello se mueve por todas partes. Mis pies tocan la pared y entonces la gravedad se libera pero no caigo al suelo, sigo corriendo por las paredes hasta subir al techo y voltear todo mi mundo.

Ambas colas se preparan para el ataque directo. Stratus me mira emocionado y recibe el primer golpe lateral de una de las colas y lo mando a comer tierra contra la pared, por un momento me sentí impotente, capaz de hacerlo todo, pero luego me doy cuenta de que la realidad es otra.

Stratus sale del agujero de la pared y agarra una de mis colas, giro la cabeza y algo me arrastra hacia el suelo, mi hombro detiene mi caída y luego mi cara se incrusta sobre el suelo rompiendo algunas baldosas, toso polvo y mi cuerpo me arde por unos segundos hasta que vuelve a su estado original.

Las dos colas desaparecen por un rato.

-eres muy rápido--me felicita-, pero la rapidez no es suficiente para matarme, me temo que tendrás que idear algún otro tipo de plan

-eso es lo que crees...

Me levanto y uno de los huesos de mi hombro se acomoda en su lugar, me arden los ojos y comienzo a marearme, quizá este sea uno de los efectos secundarios de la regeneración.

El deseo de toda persona siempre ha sido el de superarse así mismo, en algún momento lo hemos pensado: ¿y si jamás me supero?, seguiré siendo el mismo de siempre. En cambio debe haber razones por las cuales uno cambie de un día para otro. Amor, odio, rencor, pasión, tristeza, debe haber alguna razón por la cual aún no estoy muerto.

Una nueva cola de metal emerge de la oscuridad, esta es más gruesa que las otras dos anteriores y mucho más fuerte lógicamente, adquiero la fuerza a través de mis deseos se vivir un día más, de ver como el amanecer se levanta todas las mañanas con tal fuerza como para iluminar la oscuridad de todas las personas.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora