Los Otros #1

Capìtulo cuarenta y uno

SCOTT

Erick me mira fijamente, creo que está viendo el lado que no es humano que se encuentra alojado dentro de mi cuerpo, sin embargo a él no parece importarle.

--ayúdanos, hay que detenerlos antes de que acaben con todos---me dice mientras que escucho los gritos y las balas que se disparan en el aire--.

--está bien, te ayudaré a vencerlo.

--no, tienes que ayudar a los demás como lo está haciendo tu amiga...yo me encargo de este sujeto, anda.

Mi cuerpo se tensa, no conozco los poderes de todos estos Reapers y es por eso que justo ahora siento un miedo indescriptible e impalpable, asiento con la cabeza y me muevo rápidamente por la calle dejando a Erick y a los otros escuadrones con el líder de los Reapers, un monstruo de categoría máxima y con increíbles habilidades fuera de este mundo.

Los hombres y las mujeres pasan corriendo al lado mío y los soldados disparan, algunos de ellos se han encargado de proporcionar ayuda a las personas que se encuentran evacuando la zona mientras que los otros los protegen con sus propias vidas. Llego hacia un auto volteado y me agacho para poder concentrarme, diviso con el rabillo del ojo a un sujeto con una capucha negra de tela, tiene guantes negros y algo que cuelga de su espalda, algo como un hacha. Un soldado se sienta delante de mí con su metralleta y me mira con los ojos bien abiertos.

--no deberías estar aquí...--me dice--.

--quiero ayudar.

--toma--me entrega una granada de mano, aquella arma letal me hace recordar a Silvia por alguna razón--, úsalo sabiamente muchacho.

--está bien.

El hombre de la capucha libera el hacha y la deja caer gracias a la gravedad pero la sostiene con los dedos de su mano, él grita con mucha euforia y todos podemos escucharlo, los soldados se ponen en posición detrás de los coches y de los edificios, entonces, cuando todos nos damos cuenta de que no hay "civiles" en la zona el ataque comienza.

--sujeto con capucha a las 8 en punto, repito, desconocemos de su identidad, cambio y fuera--le dice el soldado a la radio que trajo consigo--.

--¡para los que no sepan cómo me llamo, mi nombre es Adam!--nos dice--.

Adam tiene el cabello café y además no es liso sino ondulado, tiene el mismo aspecto que uno de mis primos. Es por eso que me resulta muy familiar. Las primeras balas son soltadas de inmediato y Adam usa su hacha para defenderse, los pequeños fragmentos de metal caen al suelo y ninguno le da al blanco. El chico corre hacia el grupo de adelante y clava su hacha en uno de los autos, luego la saca y deja una especie de hendidura, pero no en la carcasa del auto sino en prácticamente el aire que la rodea.

Algo comienza a succionarnos rápidamente, como un tornado pero con la fuerza de un agujero negro. Me sostengo firmemente del auto hasta que este comienza a tambalearse de un lado a otro. Los soldados quieren correr pero la fuerza de aquel agujero negro es mucho más fuerte que todos ellos juntos, algunos gritan mientras vuelan por los aires pero no desaparecen al llegar al epicentro si no que se quedan estáticos mientras son golpeados o aplastados por los demás objetos que caen como cometas furiosos. Me mantengo firme y el soldado a mi lado se levanta con mucha fuerza pero logro sostenerlo de la mano.

--sujétate bien--le digo mientras trato de mantenerlo conmigo--.

--¿Qué rayos es esto?

La fuerza del viento azota mi cara, entonces comienzo a dejar que mis alas metálicas salgan y me proporcionen algo de fuerza y resistencia, entonces lo logro, las alas nos encierran a ambos y entonces la gran fuerza de aire constrictora se dispersa como la espuma de una taza de café bien cargada. Lo libero y despejo mis alas, estas se meten de nuevo por mi espalda y dejan una pequeña marca en mi brazo izquierdo (un círculo negro prácticamente). Algo que no había vista con anterioridad.