Capítulo treinta

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SARA

Mamá solía decirme que tarde o temprano vendrían los días oscuros de la humanidad, ella siempre pensó en esas cosas sobre el fin del mundo. Yo en cambio pensaba en algo así como una utopía ya que tenía la esperanza de que la humanidad iba a mejorar algún día.

--mamá--me acerqué un día a ella con la intención de preguntarle sobre el fin del mundo--, ¿te puedo preguntar algo?, es sobre, ya sabes, de lo que siempre hablas cuando ves esas películas en la televisión.
--dime hija, pero hazlo rápido que tu papá ya mismo viene con el carbón y luego nos pondremos a cocinar.
--sí, está bien, quiero sabes ¿como crees que terminará el mundo?

Ella me lanzó una mirada de incertidumbre y luego se había puesto su dedo índice en la boca (pensativa supongo)

--no creo que sea por un ataque alien, tampoco por los zombies, supongo que el fin será creado por nosotros mismos, humano vs humano, dentro de una guerra donde solo traerá muerte...

Esas palabras retumban en mi cabeza hasta el día de hoy, hemos cruzado lo que parece ser un puente que ha sido completamente destruido, la gran estructura se rompió en dos pedazos y luego colapsó por completo y enterró a las personas debajo de su esqueleto muerto.
Los carros chocaron y las rocas volaron por todos lados, no pude ver como este mundo se hacia pedazos ya que me escondí con ana en los bunqueres del ejercito.

Solas, con comida y agua para nuestra suerte hasta que nos vimos obligadas a salir.

Observo hacia el horizonte, hay muchos edificios que se encuentran intactos pero la vida como la conociamos se ha ido.

--estamos a punto de salir hacia la gran carretera que nos llevará al bosque de pinos--me dice Rubén--llegaremos a la resistencia en unos 2 días asi que no tienen de que preocuparse.
--¿crees que llegando allá terminaremos con este infierno?--le pregunto, me siento cansada dentro de mí aunque mis mùsculos quieren seguir trabajando--.
--no lo sé pero creo que será mejor que estar en este infierno.
--lo sé, lo sé pero hay que apurarnos porque el sol esta a punto de irse--miro mi reloj. 17:50 pm--.

El terror comienza, para nuestra suerte las nubes llegan sim aviso y los relámpagos delatan lo que podría ser una gran lluvia, las sombras comienzan a aparecer y entonces un hermoso atardecer aparece y se retira hacia el horizonte.
Para muchos es el evento más deslumbrante del universo, para mí es una mala noticia.

Nos estamos quedando sin segundero en nuestro reloj.

--hay que irnos ahora Rubén, recoge las maletas y apresuremos el paso. No quiero que me coman el trasero esta noche.

Ana se rie detrás de mí, por un momento pensé que ella estaba dormida o algo por el estilo ya que no había dicho nada desde hace horas.

--está bien, salgamos por el puente entonces para quedarnos con lo poco de luz que tenemos y luego...tendremos que correr.
--está bien.
--anita--le dice de cariño, Rubén la mira con sus ojos extraños y una sonrisa que emana ternura--tendré que pedirte que te subas a mi espalda y te haré de caballito, comenzaremos a correr, ¿vale?

Ella asiente con la cabeza.

--está bien...

Rubén se agacha y ella sube, entonces yo agarro la maleta y la guardo dentro de la mía, lo que me sorprende es que rubén no lleve ni ropa dentro de ella, solo sus cuchillos de pelea.

Comenzamos a caminar por el puente hasta el otro lado, las calles están llenas de carros por lo tanto hemos decidido caminar sobre ellos, las sombras vienen detrás de mí y la luz comienza a alejarse.
Rubén se encuentra delante de mí, al parecer no tiene problemas con el pedo de Ana.

--después de esto te prometo que te prepararé algùn postre, de esos que solo ves en la televisión--le hace conversa a Ana para que ella no se aburra--.
--¿enserio? Me gutaría muchìsimo.
--sí, quizá me salga mal las primeras tres veces asi que te entregaré el cuarto platillo.

Paso el pie sobre un charco de agua y veo como la primera gota de agua cae sobre ella y forma rapidamente una onda. La lluvia, el fenomeno más hermoso del mundo ahora se encuentra lleno de miedo.

Escucho pasos pero los ignoro, ellos se están preparando.

Por suerte logramos evadir los grandes edificios al salir por la ruta del puente, después de unos segundos salimos de la ciudad y nos detenemos justo en la línea que separa el bosque de las grandes calles plagadas de coches y edificios por todas partes. Pero no nos hemos detenido por eso, escucho un ruido detrás de mí y al parecer Rubén también lo escucha.

Me doy vuelta y entonces el infierno se desata dentro de mi cabeza, soy presa del miedo y me sumergo en la quietud completa de mis pensamientos.

Delante de nosotros se encuentra todo un ejercito de mounstros, cada uno de ellos con sus garras y dientes afilados. Sus ojos que pueden devorar la oscuridad por completo y sus ganas de matar a toda costa. Ellos nos miran, observo mounstros en los edificios, trepados en los carros, en las calles. Todos nos mira

--Sara--escucho la voz de Rubén--, cuando cuente hasta tres quiero que corras al bosque y que no te detengas por nada del mundo, llévate a Ana.

Él la coloca en el suelo y ella sube a mis espaldas. El chico recoge sus juguetes afilados.

--¿que tontería piensas hacer Rubén?, a diferencias de los del puente ellos deben ser más de 100.
--lo sé, pero trataré de ganar tiempo, solo corre y no te detengas, tienes que hacerlo hasta que dejes de escuchar los gritos.
--¿vendrás por mì, volverás cierto?
--sí.
--no quiero solo un sí, este mundo está lleno de "sís", quiero un lo prometo.
--está bien señorita, lo prometo, ahora corre.

Los mounstros comienzan a correr hacia nosotros como bestias empedernidas y yo empiezo a correr. Mis pies se hacen de plumas y siento que puedo volar, esquivando los árboles que observo en el camino, sin embargo ellos me siguen, algunos mounstros han logrado evadir a Rubén y se han convertido en mis cazadores pero no me dejaré atrapar tan facilmente.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora