Capítulo treinta y cinco

350 20 25
                                    

SCOTT

Camino del otro lado del pino que se ha caído de su lugar de apoyo y siento algo de nostalgia al verla de esa forma, Dianne pasa sus manos sobre las hojas caídas y niega con la cabeza, sé lo que está a punto de decir pero ¿Por qué hemos dejado de correr?

Ella me mira y luego señala delante de nosotros, lo único que veo son arbustos y un montón de ramas caídas.

--ellos estuvieron aquí y, ejecutaron al humano--me dice, su tono de voz cambia abruptamente cuando dice aquellas palabras--.

-- ¿enserio?

Me acerco hacia ella y miro al suelo, justo frente a mis ojos la muerte me muestra el festín que se ha llevado a la boca y que ha disfrutado tan plenamente, en el suelo yace un hombre con el cuello rebanado por completo, la sangre se extiende hasta mis pies y yo me muevo hacia un lado rápidamente para no tocarlo. No puedo ver sus ojos desde aquí ya que se encuentra con la cara en la tierra fría. La muerte es rápida, es una señora que no le tiene miedo a nada porque ella es el mismísimo miedo en persona, sin embargo algunos la enfrentan creyéndose los amos del universo y terminan en cajas, dos metros bajo tierra.

Me acerco un poco, el hombre tiene un saco de color café y unos pantalones caquis muy llamativos.

--35 años--infiere Dianne--, estaba asustado por lo que veo y, lo mataron, él iba con los Reapers.

-- ¿era un traidor?--le digo fríamente pero luego recuerdo al hombre que me atrapó por salvar a sus hijas--, o quizá...lo hacía por miedo.

--miedo, pero bueno, solo es su cuerpo el que estamos viendo, ya no hay nada que se pueda hacer.

Ella se retira del lugar y luego yo la sigo hasta que dentro de unos segundos que parecen eternos escuchamos un disparo, una bala que salió de una pistola y que se incrustó en algo. Las aves es lo que me llaman más la atención y la dirección es hacia el sur, el lugar de dónde venimos.

Levanto la mirada y escucho el silencio perpetuo, las nubes arriba de mí siguen en paz pero el ambiente se ha vuelto hostil, trago saliva y quiero moverme pero algo me detiene, Dianne niega con la cabeza y coloca su dedo en la cabeza.

--debemos ir a la resistencia que está por esa dirección.

--pero, ¿y el disparo, no te da curiosidad por saber quién lo ha hecho?

--son los guardias que rondan el bosque y se han encontrado con los Reapers, no me hace falta usar mis poderes.

--úsalas--bajo la mirada--, para asegurarme de lo que dices.

--está bien--suspira y se doblega ante mi petición, cierra sus ojos--.

Sus ojos rojos desaparecen en la oscuridad de sus párpados, giro a mi alrededor y veo como las aves regresan a su lugar de origen, el disparo. Creo que los otros también lo han escuchado y ahora saben dónde hay seres humanos, sin embargo a lo que le tengo miedo ahora es a los Reapers, más personas como Cleyton o como Kore, pesadillas que caminan como nosotros.

--un animal ha caído, creo que es un venado--me dice al fin--.

--¿le han dado a un venado?

Ella asiente con la cabeza y abre sus ojos.

--ellas le han disparado.

Una gota de sudor cae desde mi cabeza y se mete en la tierra mezclándose con la sangre de aquel hombre tirado en el suelo. >, escucho esa palabra tan repentinamente hermosa, entonces mis pies se llenan de adrenalina y algo surge dentro de mí, algo que creí perdido hace mucho tiempo. El deseo del amor, aquel sentimiento que dejó de existir en los seres humanos desde el momento en el que el fin del mundo comenzó, las flores de primavera habían perdido su sentido y entonces solo era una estación más del año, ahora la primavera de mis deseos se hacen con mis ganas de abrazarlas de nuevo y sentir esa gran capacidad de protegerlas.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora