4) El silencio de mil hombres

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--Las personas están concientes realmente de que han estado viviendo dentro de una burbuja a la que le llaman Tierra y la han estado opacando con sus ideas ruínes sobre el poder y la discordia, se odian entre ellos mismos y se matan o se torturan a diario--dijo el joven encapuchado, sus ojos rojos apuntaron hacia la gran puerta que los separaba de los seres humanos ya que del otro lado encontraría a un montón de personas asustadas que buscarían guerra--, ahora tocará ejecutar la segunda parte de nuestro gran plan.

Una chica con el cabello blanco se encontraba al lado de él con una camisa negra y unos pantalones algo ajustados, era algo baja pero sus ganas de destruirlo todo eran grandes.

--Edén, ¿estos humanos sabrán defenderse?, digo, tienen armas y esas cosas.
--hay un problema con los seres humanos Miranda--le respondió, su voz llenando los 6 vientos--son más tercos que una cabra.
--tienes razón, nos enfrentaremos a miles ahí adentro.
--exacto, sin embargo eso no es problema para nosotros.

Edén levantó la mirada y los recuerdos de la humanidad fueron desechados.
La gran puerta seguía cerrada y los 10 Reapers seguían afuera, los segundos pasaron y luego una alarma sonó de repente, no era una gran sorpresa ya que los soldados que custodiaban la gran fortaleza sabían como eran los Reapers y ellos sabían como eran los seres humanos.
La resistencia era un conjunto de casas seguido de un cuartel general de helicópteros y muchos campamentos militares, en otras palabras era la ciudad más segura del país, apartada de la sociedad para que nadie se de cuenta de ellos.

Pero los Reapers los encontraron y estaban listos para tomarla.
Un hombre dio un paso, su traje era blanco como la luna y la elegancia emanaba de toda su ropa, los botones eran negros azabache y casi lo encerraban por completo excepto el cuello lleno de tatuajes, sus ojos, su boca y su rostro se escondían detrás de lo que parecía ser una máscara blanca con unas cuencas vacías que lo hacía parecer como si no tuviese ojos.

Otro de ellos se sentó al lado de una roca a esperar a que sus visitantes abrieran la puerta. Este hombre tenia cabello largo que le llegaba casi al hombro y vestía una gabardina negra como la mayoría de los que estaban ahí incluyendo a su amado líder. Este hombre tenía dos grandes líneas negras que salían de la parte inferior de sus ojos rojos y que terminaban en su mentón para hacerlo más intimidante.

--ellos se han dado cuenta de nuestra presencia--dice--, será mucho más divertido si nos atacan...

Chris era el Reaper más problemático de todos en el grupo ya que sus deseos de asesinar eran casi enormes pero era muy arriesgado.

El chico de la máscara lo miró.

--¿te gustaría llevarte un recuerdo acaso?--la voz endemoniada salieron de sus labios negros, la voz de aquel sujeto era como si un hombre y una mujer estuviesen hablando juntos formando algo de terror inexplicable--como sus almas, por ejemplo--le lanzó una risa despiadada.
--de eso te encargarás tú...Iris.

De repente la gran puerta se abrió y dejó ver lo que había adentro, cinco hombres con municiones cargados hasta los dientes, unas cuantas casas que se podían ver a lo lejos y que encerraban a muchos sobrevivientes, dos torres de seguridad equipados con tecnología de punta. Hablamos de una potencia mundial, las armas eran capaces de causar mucho daño a toda una ciudad entera y las usaban para defenderse.

Un hombre salió de entre los 5 soldados, su cabello era negro y estaba algo largo porque ciertos mechones caían sobre su frente, tenía guantes negros, un chaleco antibalas y una ropa muy oscura, botas llenas de lodo y un tatuaje en el cuello. Era musculoso y no tenía ni una sola pistola, solo una espada que se encontraba en su espalda.

--mi nombre es Erick, capitán y líder de la resistencia...
--Edén, futuro amo supremo...

Erick le lanzó una sonrisa y los soldados a du alrededor se encontraban nerviosos, la alarma había dejado de sonar y las personas comenzaron a abandonar sus casas y a reunirse al fondo de la fortaleza donde los esperaban varias cámaras antibombas, los soldados se quedaron para prepararse para la gran batalla que les esperaba.
El viento corría con fuerza y algo cayó del cielo lentamente que le llenó de muchas preguntas a las personas mientras corrían para esconderse.
El primer copo de nieve, la señal del cielo que trataba de pedir algo.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora