Capítulo veintiuno

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Esto es quizás una de las peores pesadillas en la que me he metido, mis ojos se abren como platos y  entonces algo se rompe por dentro, Silvia ha dejado de hablarme porque al parecer se ha paralizado del miedo, en cambio yo intento hablar pero tengo un nudo en la garganta.

Camino por todo el laboratorio hasta que por fin doy con un espejo y entonces pongo mi rostro en ella, el reflejo me aturde un poco, veo a un chico demacrado por el tiempo y al mismo tiempo por el odio, entonces pongo mis manos sobre mis mejillas y miro mis ojos, rojos como el fuego que simbolizan que estoy muerto o que quizá me haya convertido en uno de ellos.

--no lo entiendo-- me digo a mi mismo mientras bajo las manos--, debería estar muerto, ¿por qué me he convertido en esto?

Escucho un suave susurro dentro de mi cabeza y sonrío, entonces he vencido a lo que estaba a punto de surgir dentro de mí y me alegro de que esto haya pasado.

--¿Por qué no te convertiste? ---me dice Silvia--, esa es la pregunta.

--mi hermana --le respondo--, quizá ella me halla salvado, creo que fue el amor que me salvó.

-- ¿es enserio?, no lo creo.

--yo tampoco pero es lo único que te puedo decir por ahora.

Me doy media vuelta y la miro, una chica con un arma, cabello recogido, sus ojos lagrimosos que se secan a medida que pasan los segundos, ella me ha defendido algunas, de hecho me estuvo cuidando desde que nos conocimos aquel día en el centro comercial y me metió a su grupo de sobrevivientes, no quiero hacerle daño, no quiero que el tiempo pase y que sin darme cuenta me convierta en un mounstro y los mate a todos.

Sin embargo ella no me dejará irme, quiere correr el riesgo de estar viviendo con uno de ellos.

¿Entonces qué es lo que debo hacer, que decisión debo tomar?

Las preguntas caen sobre mi cabeza como si fuesen espadas afiladas, todas ellas llenas de un material más oscuro que el de un agujero negro, claro, son preguntas así que no me hacen daño pero si me entorpecen.

-- ¿y qué harás ahora? --me pregunta--.

--creo que te acompañare a ver a los demás, luego me encargaré de llenar todas esas dudas que tengo en la cabeza--supongo que tengo razón, esa debe ser la opción que debo tomar, la de quedarme con mis amigos, ahora no debo estar solo--.

--está bien, ahora esperemos a que sea de día para ir a buscar a los demás.

Entonces es cuando escuchamos el estruendo que sale de la oscuridad, algo como un fuerte ruido de una puerta siendo forzado con una patada, sin embargo el ruido se detiene por un segundo y se hace intenso en los siguientes dos segundos, alguien está queriendo entrar al laboratorio y creo saber quién es.

--hay que irnos de aquí, esta cosa no va a durar mucho tiempo.

--es que, no hay puerta trasera, debemos esperar a que se valla.

--es Cleyton, no creo que él se detenga, nos ha encontrado Silvia.

Ella agarra su arma y me da el revólver, la metralleta se la queda ella y las municiones y la mochila de provisiones me las entrega a mí, estamos a punto de hacer algo estúpido pero es lo único que podemos hacer, salir volando como cucarachas y escondernos en la oscuridad de la noche bajo una luna tan grande como el mismo cielo. Sin embargo nuestro enemigo debe ser fuerte, es un Reaper, algo que no sé qué es pero es fuerte, mucho más que los otros mounstros, si esto fuese un videojuego él sería el Boss final.

--vamos, hay que enfrentarlo-- me dice y entonces me comienzo a llenar de algo que no sabía que tenía, GANAS DE PELEAR, mi cuerpo se llena de adrenalina y entonces la puerta comienzo a ser golpeada de nuevo--.

Los Otros #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora