Cena con los Weasley

47 9 1
                                    

Por el momento, lo deje dentro del bolso. Fue lo único que no saque. Todo lo demás, entre ropa, cartas y tintas, lo puse de mi lado de la habitación. No quería acoplar todo el lugar. Hice solo un pequeño espacio para que ella no se sintiera invadida.

- ¿Cómo te sientes? - Ella no sabía que decirme. - Estas por comenzar tu primer año. ¿Emocionada?

- Si. Un poco nerviosa.

- Eso de ir al ministerio, ¿es para todos?

- No. Tengo una habilidad rara. Me quieren controlar por eso.

- Pensé que hacer magia accidental era algo normal para nuestra edad.

- También eso pensaba. Pero al parecer cuando entras en la escuela, eso se controla. Quizás no puedo controlarme. Eso les debe preocupar.

- ¿Piensas que el sombrero seleccionador eligió bien tu casa?

- Creo que si. Esperaba ir a Gryffindor. Creo que mis habilidades no son de esa casa.

- Pensé que tenías miedo de ir a Slytherin.

- Un poco si. - Pensé por unos minutos en ese día, en ese momento donde la palabra Ravenclaw me salvaba de ser marcada como una chica oscura. - El sombrero seleccionador nunca se equivoca. - No sabía de que otra cosa hablar.

- Dime... - Antes de seguir, fue hasta la puerta, miro para todos lados en busca de algo... o mejor dicho de alguien. - ¿Es verdad que te gusta Fred? - Preguntó lo más bajo posible, por las dudas de que estuvieran escuchando. Asentí.

- ¿Cómo lo sabías? - ¿Sabía que ella sabía? ¿O ya lo había olvidado?

- Lei la carta que le enviaste a Ron. Igual se te nota cuando estas cerca de él. Pero como todo chico, él no se da cuenta.

- ¿Soy tan obvia? - Seguíamos susurrando.

- Solo si prestas atención, si. - Quería preguntarle si ella también le gustaba alguien, pero no estaba segura de esa pregunta.

- ¿Te pasó alguna vez lo que me pasa a mi? - Es por eso que reformulé la pregunta.

- Si. Pero nadie lo sabe.

- ¿De dónde lo conoces?

- Es compañero de Ron. - Por un tiempo me quede pensando. ¿En qué momento de su vida vio a algún compañero de Ron? Si él no volvió a la escuela en navidad. La única forma que quizás lo pudo conocer fue al finalizar el año, en la estación de trenes.

- ¿Lo conozco?

- Todo el mundo lo conoce. - Me asombraba lo abierta que era ella conmigo. En ningún momento pensé que hablaríamos de esto como si fuéramos amigas inseparabilidades. Luego volví a recordar. Lo conoce todo el mundo. Solo había un chico que les llamaba la atención a las chicas durante todo el año.

- ¿Harry Potter? - Se sonrojo. Hice una seña con mis manos, como que mi boca era un cierre.

- Lo vi por primera vez cuando estábamos en la estación.

- Ah, si. Lo recuerdo. Fred y George nos contaron que él estaba en la estación. Pero como siempre dicen cualquier cosa, no le creímos mucho.

- Es lindo.

- Si... Y también se mete en problemas. Aunque es muy bueno en Quidditch.

Pasadas un par de horas, llego la hora de comer algo. El señor Weasley estaba sentado en la punta de la mesa. Cuando me vió, se paro y me dió un fuerte abrazo. Los adultos notaron de que estaba un poco más tranquila y relajada. Creo que eso fue gracias a Ginny. Hablar con ella me distrajo de todo.

- ¿Así que vas a ir al ministerio? - Preguntó Percy.

- Así es.

- Que suerte tienes. - Sabía que percy tenía sus ideas. Esta en particular, de tener suerte de ir a ser juzgada por un grupo de magos, era ridícula.

- ¿De que puedo tener suerte? Estoy aterrada. - No sabía que me iba a sincerar delante de todos. - No sé que me va pasar si fallo. Se que el ministerio es capaz de encerrarme por eso.

- ¿Quién te metió esas ideas locas en la cabeza? Seguro que fue alguno de ustedes dos.

- ¿Qué? Nosotros no hicimos nada.

- ¿Cómo pudimos ser nosotros si ni nos dirige la palabra?

- Solo son ideas mías. Creo que es el miedo que hace que imagine esas cosas.

- Querida, cuando dejas que el miedo te domine, la que sale perjudicada eres tú. Todo el mundo le tiene miedo a algo, pero no debemos dejar que eso nos debilite. Enfréntalo. Demuéstrales a todos que eres una excelente bruja. Que eres fuerte y que nadie puede dominarte. Ni tus propios miedos. Solo deja que la confianza tome fuerza. Así el miedo desvanecerá.

- Gracias, señora Weasley. - Me había apretado la mejilla derecha antes de servirme un poco de comida.

- Molly tiene razón. Con la ayuda de tu hermano y mis muchachos haremos que el miedo desaparezca. - Un par de minutos en silencio.

- Por las dudas... ¿hay algún hospital cerca? ¿O alguien sabe primeros auxilios?

- No digas tonterías. Vamos a estar todos bien. - Dijo el señor Weasley entre risas. - Mañana a primera hora vamos afuera a practicar. Moody va a venir a supervisar todo.

- ¿No debe trabajar en el ministerio?

- Bueno...

- Para que no te asustaras, te dijimos que él iba a estar allí. Pero lo cierto es que... no trabaja para el ministerio hace un par de años.

- Un momento... ¿cómo puede ser si yo lo vi el año pasado en el ministerio?

- No lo sé. Pero lo echaron hace un tiempo.

No sabía si reír, llorar, gritar, o escapar por un par de días. Tenía las emociones de arriba a abajo. No sabía si iba a sobrevivir cinco días sin querer cometer algún tipo de locura. Esperaba que los chicos calmaran un poco mis nervios, pero ver de reojo a Fred sentado en la mesa, no me ayudaba mucho. Tenía un nudo en el estómago. Quería que esa semana pasara volando, para poder volver a estar relajada. A su vez no, porque si todo pasaba, volvería a casa, y ya no podría volver a ver a Fred.

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora