Alumna destacada

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El año pasó volando. Dos días antes de volver a casa, saque todas las cosas del baúl para limpiarlo. Las chicas hicieron lo mismo. Tenía libros, ropa, los regalos de navidad, pergaminos con lo que estudié ese año. En la mochila tuve que poner algunos libros, porque ya no entraba más nada.

Ese mismo día, fui hasta la oficina del director. Espere parada delante de un águila de piedra, estaba nerviosa, no sabía que esperar. El profesor Flitwick y la profesora McGonagall llegaron a donde estaba parada. Dijeron la contraseña, para que el águila se elevara, y así poder subir por sus escaleras.

- ¿Cómo estuvo su año, señorita _____?

- Bien... - Estaba nerviosa. - Un poco agotador. Pero se que cada año será... mejor.

- No estes nerviosa, querida. Si el año que viene le pones el mismo empeño que este, seguramente te irá mejor.

- Eso espero.

El director estaba sentado en su escritorio. Delante de él estaban los guantes, pero había dos pares. Ambos profesores se pusieron cerca del director. Sabía que me habían llamado solo para dármelos. Aún así, los nervios no se me iban. Creo que eran por la presión de sentir tantos ojos encima. Incluso los cuadros prestaban atención de lo que pasaba.

- Bien, señorita _____. Lamento informarle, que volverá a casa con estos guantes. - Señalo con su mano izquierda. - A pesar de que este año ha demostrado ser responsable y capaz de controlar sus impulsos, debemos asegurarnos de que no corra ningún riesgo en su hogar. Pero no se desanime. Esta muy cerca de poder dejarlos atrás. Veremos... quizás el año entrante ya no los necesitara. Su varita la dejaremos aquí, si le parece bien. - Asentí varias veces. - ¿cómo se siente?

- Nerviosa - Me sincere, con una sonrisa pequeña, que se hizo contagiosa.

- Lo entiendo. Es normal que cause ese tipo de incomodidad.

- Profesor, ¿por qué hay dos pares de guantes?

- Como deberá usarlo todo el tiempo en su casa, no queremos que tenga todo el día guantes sucios. Y como manifestó su desprecio por su apariencia, verá que son diferentes a los anteriores. - Esta vez, parecían guantes para motociclistas. - No son muy lindos, pero podrá disimular entre la gente. Tome uno para probármelo. Al abrochar la parte de atrás, se contrataban con el color de mi piel. Parecía como si no llevara nada puesto. Esa idea me encantó. - Bueno, señorita _____, disfrute sus vacaciones. Ah, casi lo olvido. - Sacó algo de su escritorio. - Como recompensa por esforzarse y llevar más de un año sin accidentes, quiero entregarle este diploma. - Desenrolle el pergamino.

- "Hago entrega de este diploma, en reconocimiento por el esfuerzo y el gran trabajo que tubo la señorita ____ _____, ante sus materias asignadas. Y dejo en constancia, que no ha cometido ninguna hecho, que dejara en peligro a sus compañeros. Acompañado de este diploma, se le hace entrega de una medalla, como estudiante destacada. Felicitaciones."

- Esto le servirá, por si algún día quiere ser aurora. - Guiño un ojo. - Antes que se vaya, quisiera decirle algo a solas.

Los profesores Flitwick y McGonagall me felicitaron con un abrazo, antes de dejar el despacho. Quería irme con ellos, porque no sabía que otra cosa tenía el director para mi. Solo respiré ondo, para tranquilizar los latidos del corazón. Admito que estaba aterrada. Quería que se terminara la conversación.

- La profesora Trelawney me ha informado que tiene una nueva habilidad. - Creo que me puse pálida cuando dijo eso. - El próximo año, deberá prestarle mucha atención a esa materia. Si desea, podrá tener una clase avanzada con la profesora, para poder controlar ese tipo de inquietudes, y no caer en el miedo, por la ignorancia. - Asentí, sin decir ni una palabra. - Otra cosa, - Pensé que la charla no se iba a acabar nunca. - Escuche por ahí que se quedó junto a su amigo, cuando él fue petrificado por otro alumno. Podría haber usado su magia y ayudarlo, pero por no romper las reglas, se quedó junto a él brindándole calor, sin importar su comodidad. Eso demuestra, señorita _____, que puede elegir si hace el bien o el mal. - Estaba atónita. - Recuerde, siempre va a poder elegir. Y no importa el camino que llegue a tomar, puede que al final, tenga el mismo resultado. Buen comienzo de vacaciones.

Pensé que el director parecía un Dios, porque él sabía todo. No podías guardar un secreto. ¿Cómo sabía sobre lo de Austin, o las pesadillas? ¿Le abra dicho la profesora Trelawney? Quizás de esa forma se abra enterado de todo. Solo esperaba que fuera eso, si no, debía comenzar a comportarme en los pasillos, pensé. Solo esperaba que no se hubiese enterado lo que hice con Luke. Porque fue por uno de sus besos, lo que hizo que Austin terminara así.

- ¿Ya están listas? - Dos noches después, volvíamos del Gran Salón, cuando nos desviamos para recorrer un poco más el pasillo. A lo lejos, vinos a dos personas. Una rubia y la otra...

- Percy... - Susurramos. - ¿Penélope?

- Ahora entiendo porque Fred me dijo que estaba mal su hermano, cuando la petrificaron. Pensé que era por Granger, no por ella. Nos dimos la vuelta, para salir de esa situación incómoda. - ¿Creen que los gemelos lo sepan?

- ¿Se lo contaras?

- No... creo que tarde o temprano lo descubrirán.

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora