Desahogándose

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- Creo que me gusta el nuevo prefecto. - Megan escupió su té.

- ¿Qué? - Había pocas personas en el desayuno. Aún así, tenía miedo de que alguien escuchara todo.

- No... espera... ¿Austin no es nuestro prefecto? - Asentí. - ¿Y el pelirrojo?

- No lo sé. - Me sentía culpable.

- Era obvio. Pasas más tiempo con Austin. Es muy dulce y amable contigo. Tarde o temprano ibas a sentir atracción por él. - Creo que notó que me sentía un poco mal. - No te desanimes. Solo te gusta. - Seguía en silencio. - Creo que decirte que te gustaba, lo volvió realidad.

- No. Él solo lo hizo.

- ¿Y que pasará con Fred?

- No lo sé. - No había visto a Fred de nuevo desde la cena de anoche. - Iré a ver al profesor Flitwich.

- ¿Le preguntaras algo sobre Austin?

- Quizás... - Podría preguntarle si volvería a ayudarme Austin. Pero no quería decírselo a Megan.

- Hola, "desaparecida". - Olvídense de lo que pensaba de Fred.

- ¿Nos vas a seguir ignorando, o este año si te vas a acordar de nosotros?

- ehmmm. Lo siento. No los conozco. - Ambos se miraron. - Si me disculpan... Iré a clases....

- Entonces nos vas a ignorar.

- Si se comportan como malcriados, si. No voy a estar con dos personas que también me ignoraron. - Estaban confundidos.

- ¿Cómo que te ignoramos?

- Si. Hablan todo el tiempo de que no paso tiempo con ustedes, pero ¿ustedes me han buscado a mí?¿Se han esforzado para que pase más tiempo con ustedes? ¿O hicieron algo para que estemos más tiempo juntos? Perdón, pero una pelea es de a dos. Ustedes también tienen la culpa de que yo no este con ustedes... - No se de dónde salía todo ese enojo. Ambos estaban mudos. Creo que jamás hubieran imaginado de que reaccionaría de esa forma.

- Okay. Ya entendimos. - Me freno, George. - Tienes razón.

- ¿La tiene? - Se extraño su hermano.

- Es verdad que nosotros no pusimos de nuestra parte nada, para estar contigo. Lo siento, por la parte que me toca. - Tanto Fred como yo, nos quedamos sin palabras.

- Orgullo, ¿tienes algo para decirme? - Le pregunté a Fred, que seguía confundido.

- Es mucho para procesar el primer día. - De reojo, pude notar que a lo lejos, Luke nos miraba.

- Escuchen. ¿Por qué no dejamos nuestras diferencias en el pasado? Seas maduros. No tenemos que vivir peleando por cosas que ya pasaron. Es mejor tener nuevas experiencias para recordar, que seguir arrastrando viejas heridas. Yo los quiero a ambos. Así que... - Ya no sabía que decir, después de "los quiero a ambos". - Podemos celebrar la reconciliación con una cerveza de mantequilla. Este año tengo permiso de ir a Hogsmeade. Celebremos que dejamos nuestras diferencias a un lado.

- No lo sé... - Fred volvía a hacerse el difícil.

- Solo si tu invitas. - Sugirió su hermano. Asentí.

- Ahora podrían mostrarme mejor el pueblo. - Les dije, casi en susurro.

- Si.

- Lo pensaremos.

- ¿En serio vas a estar así todo el año?

- Me llamaste "orgullo" ¿quieres que te trate mejor, cuando me haz apodado así?

- Si continúas con esa actitud, creo que me das la razón.

- Es imposible hablar contigo.

- Creo que en este momento soy tu espejo. Porque parece que estas hablando con tu propio reflejo.

- Basta. Es suficiente. Fred, solo perdónala. Ella también esta herida. - ¿qué le pasaba a George? No tenía la
menor idea. - Paremos con esto, porque si no seguiremos hasta el año dos mil.

- Lo siento. - Di el primer paso. Él tardó un poco más.

- Esta bien... - Se rindió. - Vamos, George. Esta conversación me ha agotado.

- Nos vemos en clase.

Hubiese deseado escuchar su conversación, cuando se fueron. Saber que le decía Fred a su hermano. ¿Por qué tenía esa actitud? George parecía más maduro que su hermano. No sabía si era porque estaba delante de ellos, o que le había pasado. Hasta para mi fue extraña su actitud.

A los pocos minutos, me di cuenta de que estaba parada sola, en medio del pasillo. Cuando reaccione, mire para todos lados. Megan, desde lo lejos, tenía una sonrisa burlona. Estaba junto con Marietta, Cho y Emily. Las cuatro hablaban entre ellas mientras me seguían observando. Ellas no eran las únicas que seguían mirándome. Note que algunas personas las imitaban. Como Oliver Wood, que desvió rápidamente cuando lo miré, Thomas Adams, quien me saludo a lo lejos, y su hermano, que solo desvió la mirada hacia su plato.

En mi cabeza, le ordené a mis pies que comenzaran a caminar, para salir con urgencia del lugar. Al llegar al despacho del profesor Flitwich, no note en que momento lo había hecho. Parecía como si hubiese hechizado mi cuerpo indicándole hasta donde debía ir.

- Ah, señorita _____. Muy responsable. Llega justo a tiempo. Por su actitud le dare cinco puntos a Ravenclaw.

- ¿En serio? ¿Por qué?

- En sus vacaciones no se ha metido en ningún problema. Ha respetado las normas estudiantiles. - ¿Tener un libro mágico rompería esas normas? - Y en tu primer día haz llegado antes, como te lo indique. Por su cara de anoche, no creí que llegara a tiempo. - Alguien llamó a la puerta.

- ¿Me mando a llamar, profesor Flitwich? - Era Austin. Era demasiado para el primer día.

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora