Cerca de un beso

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A la hora de la cena, quería que pasara rápido para ir a dormir. Tenía la cabeza agotada. Volvía a extrañar un poco la casa. Mirando mi plato, sin tocarlo, pensaba demasiado en lo que había pasado en las últimas horas.

- ¿Nos escuchas?

- Si. - Le respondí a Emily, sin desviar la vista del plato.

- No es verdad. Si no, nos estarías reaccionando así. - Levante la mirada para prestarle atención a lo que me decían.

- ¿Estas bien? - Preguntó, Cho. - Estas rara.

- Solo pensaba. ¿Qué paso?

- Al hermano pequeño de los Weasley le enviaron una carta vociferadora. - Asentí. Pensé, y luego la mire con cara de no entender que me decía.

- ¿Sabes lo que es, no? Es una carta...

- Si, se que es. - Por si no saben de que hablamos, es una carta mágica roja que tiene un mensaje grabado en voz alta. Prácticamente, la carta te grita. - Mi abuelo le mandaba muchas de esas cartas a mi madre, cuando se casó con mi padre.

- La señora Weasley estaba furiosa. Creímos que el lugar se caería en pedazos. Fue la carta más ruidosa de todas.

- Si ella es así todos los días, la adoro. - Todas la miramos a Megan.

- ¿Crees que la señora Weasley es violenta?

- No dije eso, Marietta. Me refiero a que ella es la que tiene la cuchara de madera en la mano. - Algunas estaban confundidas.

- ¿Y quién no? Teniendo a los gemelos Weasley de hijos. - Emily si había entendido.

- Espero que mande más cartas así.

- No creo. El chico quedó muy traumado. No creo que se meta en algún otro problema. - Lo irónico es que esa no iba a ser la única locura que cometería.

- ¿Cómo te fue con el señor Flitwich?

- Si este año avanzo aún más y me controlo, no será necesario tener clases extras.

- ¿Austin te ayudará? - Cho ya estaba al tanto de todo. Sin Bella y Sophie, nos habíamos unido aún más. Y las cinco empezábamos a abrirnos.

- No. Tu hermano - le dije a Emily. - Esta muy ocupado siendo prefecto. Así que dijo que lo pensaría. Creo que le quiere seguir los pasos a Percy Weasley. - Todas lo miramos. Estaba hablando con una chica. No dejaba de mirarla. Parecía obsesionado.

- ¿Y que harás?

- Tengo un nuevo ayudante. - Dije mientras acercaba a mi boca la copa con jugo. - Es Luke Adams. - Volvía a hablar mientras la alejaba y tragaba el último sorbo.

- ¿Escuchaste, Emily? Tu cuñado la va a ayudar.

- Megan, cálmate.

- Es genial.

- Te dije que le gustó la idea.

- No es eso, tonta. Ella puede saber quien le dió el diario.

- ¿Cuál diario? - Marietta era la única que no sabía sobre ese diario.

- O quizás estar con quien lo escribió.

- ¿De que hablan? - Seguía insistiendo Marietta.

- ¿Se imaginan si fuera él? - La volvían a ignorar.

- Tienes a dos chicos que te prestan atención...

- Y luego lo tienes a Weasley. - Completó la frase Megan.

Desde donde estaba, podía ver a la mesa de Gryffindor. Fred estaba de espalda, solo podía ver a George de frente. Volvió el remordimiento. Deje a un lado el plato. Les dije a las chicas que me sentía mal. Me acerqué hasta Destini, nuestra prefecta, para que me diera autorización de ir sola. Austin oyó.

- Te acompaño, _____. - No le dió tiempo de que ella aceptara o negara.

- Gracias, Austin.

- Cuídala, Austin. - Le dijo Megan. - Es la única que tenemos. - Sentía ardor en la cara.

- ¿Necesitas ir a la enfermería?

- No. Solo estoy muy cansada. Fue un día muy agotador.

- Si. También tuve un día muy pesado. - Estaba un poco incómoda. Era raro no tener tema de conversación con él.

- Espero que sea un buen año.

- Si.

- Austin... por lo de hoy... no te sientas presionado.

- ¿Por qué lo dices?

- Eres una buena persona, y no cambiará lo que pienso por ti, solo por eso. - Se detuvo.

- ¿Qué piensas de mí? - Al escuchar eso, no pensé que había dicho.

- No te guardaré rencor, quise decir.

- ¿Seguro que eso es lo que querías decirme? - ¿Alguna vez sintieron el impulso de querer besar a alguien para romper el hielo? Eso sentía en ese preciso instante.

- Si, en serio.

- Tienes que disculpar mi comportamiento. Creo que he sido egoísta.

- No, la egoísta soy yo, si me enojo porque no aceptaste.

- No, no lo rechacé. - Se apuró a decirme. - Solo quería que me den tiempo para acomodar todo.

- Austin, no tienes la obligación de estar conmigo.... De ayudarme. - Fue muy mala idea salir de la cena.

- _____, si quiero ayudarte. Me gustó mucho pasar tiempo contigo. La paso mejor que con mis compañeros. Creo que haces que me sienta el mejor mago, al ayudarte. Ambos nos ayudamos, porque aprendemos muchas cosas del uno y del otro. - No sabía si estaba soñando o era la realidad.

- Austin... - Se acercó hasta mi. Pensé que esa noche iba a pasar algo.

- ¿Todavía no llegaron hasta la torre? - Era Destini. - Chicos, si querían que los dejara solos, no me hubiesen involucrado y metido.

Comenzaban a separarnos los chicos de primer año de Ravenclaw. Con Austin nos mirábamos, hasta que los de segundo año nos separaban aún más. Lo saludé con la mano, el me respondió con el mismo gesto. Le seguí los pasos a dos chicas de Ravenclaw, antes de que alguna de mis amigas me viera ahí. Sin mirar atrás, camine hasta la puerta de la habitación. Tenía la mano en la perilla, con una pregunta en mi cabeza ¿qué hubiera pasado si...?

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora