Petrificus Totalus

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- ¿Qué es esto? - Megan sostenía la taza de té cerca de su nariz.

- Como inglesa, pensé que sabías distinguir los diferentes tipos de té.

- No soy Madame Pudipié. - Bajo la taza para dejarla en su lugar. - ¿Quién te dijo que tomaras esto?

- Su novio... - Escuche decir a Emily en el fondo.

- No es mi novio. Es mi amigo.

- Yo que tú no lo bebería.... Quizás esta hechizado. ¿Cómo se llama la pócima que hace que te enamores de alguien, Emily?

- Esto lo prepararon en la cocina, no fue él.

- ¿Y si le dió indicaciones a un elfo?

Una lechuza entró a toda velocidad a la habitación. Se posó en mi cama, dejando una nota. Le di una galleta pequeña, que no había comido Félix. Pensé que se iba a marchar, pero se quedo esperando una respuesta. Sonriendo, abrí la nota. Luke le respondía a Megan.

- Mathews, ¿crees que sería capaz de caer tan bajo y tratar de enamorar a una persona con una poción?...

- ¡Si! - Gritó a la carta.

- ... Te equivocas. Si vas a la biblioteca e investigas sobre los diferentes tipos de hiervas, sabras que eso es solo para que se relajara. Si no pregúntale a la profesora Sprout...

- Recuerda que es un sabelotodo.

- Buenas noches, señoritas.

- Te juro, si terminas con él, no ire a tu boda.

Pasaron varias semanas y parecía que Hogwarts volvía su normalidad. No hubo ningún otro ataque desde antes de navidad. Tampoco tuve pesadillas. Gracias al té, dormía plácidamente. Los días que tenía que estudiar Hechicería y transformaciones, estaba con los gemelos. Su hermano Percy, trataba de que no me pegara a sus travesuras. Al estar todo calmado, volví a retomar las clases extras. Les juro que estaba cansada de tener que ir hasta allí, ahora dos veces a la semana. Igual Luke hacía que no fueran tan pesadas.

- En la biblioteca hay un par de libros sobre quiromancia.

- Basta de libros. - Amaba leer, pero estaba cansada de tantos libros de magia.

- Si no lees, la ignorancia te hace débil.

- ¿Puedo ser ignorante por una semana? Estoy muy cansada. Tengo que entregar pergaminos. Un ensayo sobre hombres lobos... Además, la semana que viene tengo que dar el examen de transformaciones. Si no logro aprobar tendré otro año más de estudio extra. - Me tire encima del brazo izquierdo de Luke. - Quiero dormir.

- ¿En mis brazos?

- En donde sea. - Estaba demasiado cansada para pensar en lo que decía.

- Ponte derecha, el prefecto del año nos esta mirando. - Austin estaba por entrar a la torre. - Cox. - El no respondió. - Te la entrego. Necesita una cama con urgencia. Ten cuidado con las  escaleras, _____.

- Cierto. - Tenía que subir miles de escalones hasta llegar a una cama. - A veces me gustaría ser Gryffindor, solo para no tener que subir ningún escalón.

- Ve adentro. - Austin había abierto la puerta. Sentía como si Austin fuera mi padre, y Luke el novio que ninguna persona quiere cerca de su hija. - Gracias por traerla, Adams... Buenas noches.

- De nada, Cox. Cuida a tu hermanita, que no se caiga por las escaleras cuando suban.

- ¿Que dijiste? - De golpe me despabile.

- Nada. Nada. Austin, entra. Luke, ve antes de que empeores las cosas. - Asintió.

- Tienes razón. Buenas noches. - Se acercó y me dió un beso en los labios, en frente de Austin. Leyeron bien. EN FRENTE DE AUSTIN.

El corazón se aceleró. Luke se iba alejando, mientras yo trataba de retener a Austin en su lugar. No podía contenerlo, era más fuerte que yo. Al notar que se me escapó de las manos, Luke giró con su varita en la mano. "Por favor, no. Por favor, no" me decía.

- Petrificus Totalus. - Austin calló tendido en el suelo.

- ¡Luke, ¿que hiciste?! - Austin solo movía los ojos. En ellos reflejaba odio. - Cuando se vuelva a mover te va a delatar... No. - Le leí la mente. - No le vas a borrar la memoria.

- ¿Piensas que sería capaz? - Lo miré. - Okay, si, soy malo. Pero no haría una cosa así...

- Vete, antes que pueda moverse y te quiera ahorcar.

- Okay, pero ¿Puedo hacer algo antes?

- ¿Qué? - Le grité. Me beso en la mejilla, como burlándose de él.

- Adios, Cox. Adios "hermanita".

Como no estaba autorizada a hacer magia sin mi varita, tuve que esperar a que el hechizo se desvaneciera solo. A pesar de que estaba cansada y tenía frío, me saque la capa y se la puse a Austin encima. Podía haber ido a buscar ayuda, pero no quería dejarlo solo en el lugar. No sabía de que hablarle. Notaba que miraba para el techo y luego a mi. Le tome la mano para que pudiera sentir que no estaba solo. Veinte minutos después. Con la cabeza apoyada en su pecho, me quedé dormida.

- _____ - Sentía que una mano acariciaba mi pelo. -_____, despierta. - Austin ya se estaba reincorporado.

- ¿Dónde estoy? - Estaba desorientada.

- En el pasillo. Llevas dormida un rato largo. Si no fuera porque el suelo está frío, te dejaría seguir durmiendo. - Tenia las piernas congeladas. - Te veías tierna.

- Lo siento.

- No fue tu culpa. Mañana me encargaré de él.

- Austin. Solo deja la pelea. Si quieres demostrar que eres más maduro que él, no le sigas la corriente.

- Tienes razón. - Reflexionó. - Solo hazme un favor. Si te quiere besar de nuevo, dale una bofetada por mi. - Sonreí.

- Austin...

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora