La venganza de los Weasley

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Había llegado la hora de volver a casa. Tome la mochila y la jaula de Félix. Miré por ultima vez el campo de Quidditch, a través de mi ventana. Sabía que extrañaría esa postal. Revise la cama, por si me olvidaba algo. Antes de irnos todas, miramos por último vez la habitación vacía.

- Hasta dentro de unos meses, Ravenclaw. - Dijo Megan, antes de cerrar la puerta.

Austin nos estaba esperando en la entrada a la torre. Se ofreció a llevar la jaula de su hermana. Ella se la entregó, feliz de la vida. Odiaba acarrearla. Solo Fred y George sabían que no me habla con Luke. Así que fue sorpresa para todos, cuando me escondía de él, detrás de Austin.

- ¿Saben si el profesor Lockhart ya esta en San Mungo? - Preguntó Emily, camino al tren.

- ¿Por qué? ¿Ya quieres enviarle una carta? - La noche en que Potter y Ron rescataron a Ginny, llevaron al profesor para que los ayudara, pero él trato de hacerles un hechizo desmemorizador, pero le rebotó, y terminó sin conocimiento. - Se merece estar allí. Fue un pésimo profesor. Espero que el año que viene tengamos uno decente.

- ¡Hagrid!

- Ah, hola, ____. Que año, ¿verdad?

- Hagrid, lamento mucho no haberte visitado este año. Prometo organizarme bien el siguiente año, para poder ayudarte con los animales. - Después de ver a la señora Noris colgada, quería estar más involucrada en el cuidado de los animales.

- No te preocupes. Admito que extrañe tus visitas. Pero después de todo lo qué pasó este año, creo que fue mejor que no hayas estado cerca mío. - Me abrazo. - Buena suerte.

Una hora después de que partiera el tren, tenía que hacer dos ultimas cosas. Una de ellas era hablar con Ginny, la otra, con Austin. Como éramos las chicas y él, decidí empezar primero en nuestro compartimento, antes de que se fuera con sus amigos. Pero no me sentía cómoda. Así que, cuando se paró para irse, decidí ir con él.

- Lamento mucho como me comporte este año.

- ¿Quieres volver a casa libre de culpas?

- No es eso... Tú solo tratabas de cuidarme. Y yo solo... lo tome para mal.

- Siempre estaré para ti. No importa quien tengamos en el medio. Somos como un equipo. Más allá de la casa. - Lo abracé. Él respondió de la misma manera.

- Disculpen, pero no pueden estar así en los pasillos. - Fred y George nos separaron.

- No pueden estar obstaculizando el lugar, circulen.

- ¿A dónde van? - Les pregunté, cuando ya nos habían pasado.

- Ya lo verás. - Grito George, yendo en dirección a los vagones de adelante.

Con Austin nos separamos. Él se fue al vagón con sus amigos, mientras yo fui a buscar a Ginny. Estaba acompañada de Ron, Potter y Granger. Les pedi permiso para poder entrar y sentarme un segundo a hablar con ellos. Se los veía mucho mejor que al comienzo del año.

- Ginny, siento mucho no haber estado allí para ti, cuando necesitabas hablar con alguien o alguna ayuda.

- No te lamentes, _____. No eres la única que ignoraba lo que le sucedía. - Me ánimo Ron.

- Esta bien, _____. Igual, estaba tan aterrada, que no creo que fuera capaz de hablarlo con alguien. - Un estruendo se escuchó desde lo lejos.

- ¿Qué fue ese ruido?

- Seguramente estarán aprovechando utilizar magia, antes de bajarnos del tren.

- Bueno. Iré a ver que fue eso... Me alegro de que estén bien. - Les dije a Ginny y a Hermione, desde la puerta. Mientras, los gemelos venían caminando rápido, por el pasillo.

- De nada. - Dijeron ambos antes de entrar.

- Antes que me olvide... ¿Saben lo de Percy con Penélope?

- ¿Cómo lo sabes?

- Los vimos el otro día en los pasillos. Eran muy obvios. - Se escuchaban gritos desde los vagones delanteros - ¿Que hicieron? - Les dije seria.

- Bueno...

- Creo que Adams lo va a pensar dos veces antes de meterse con los Weasley. - Ahora entendía porque Fred compro tantas bombas fétidas. - De nada. - Con una sonrisa, mientras me mordía los labios, cerré la puerta.

- ¿Escuchaste los gritos de los de Slytherin?

- ¿Solo los gritos? - Preguntó Emily, que seguía agitando su mano delante de su nariz.

Finalmente, después de horas en el tren. Por fin llegamos a la estación. Nos despedimos con un fuerte abrazo entre todas. Salude a los padres de Emily y Cho. Buscaba entre la multitud a mis padres, pero no los lograba ver. Hasta que, al final del tren, alguien bajaba mi baúl del furgón. Era un hombre alto y pelado, que estaba junto a una señora regordeta con anteojos. Casi me desmayo. Eran mis abuelos maternos.

- ¿Abuelo?

- Ah, aquí estas.

- Hola, Cariño. - La abuela me abrazo fuerte.

- ¿Dónde están?

- Nos ofrecimos en venir a recogerte. ¿No te alegras de vernos?

- Si. Solo estoy sorprendida. No... nunca imaginé que vendrían a buscarme.

- Es una tradición. - Dijo el abuelo, tomando la jaula de Félix.

- Ah, ahí esta Arthur Weasley. Ya vengo. Iré a saludarlo. - No dejaba de ver a mi abuelo.

- ¿Qué te sucede? - Preguntó.

- Abuela, ¿pasó algo malo?

- Tonterías, hija. Solo queríamos venir a verte.

Para que entiendan porque me comportaba así, era porque mi abuelo era de sangre pura. Él había ido a Slytherin, y era el que le mandaba las cartas vociferadoras a mi madre, por no casarse con un sangre pura. Cuando lo veías, te daba miedo mirarlo a los ojos. No era el típico abuelo que te abrasaría. Si no, el que te estrechaba la mano. Además, el casi se convirtió en un mortífago, según mi abuela.

- Bueno, ____. Vamos a casa. - Sinceramente, estaba aterrada de volver.

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora