Escoltas

30 8 1
                                    

- ¿No vas a comer nada? - Tenía un nudo en el estómago, de los nervios. En toda la noche solo había comido dos bocados. - Debes comer algo más. Si estas débil, eso te jugará en contra.

- ¿Qué puede pasar, Emily? A menos que sea Sam, no creo que lastime a nadie. Y a menos que sea tu hermano, no creo que se enamore de nadie. - Le clave la mirada. Las demás se reían por lo bajo, para no llamar la atención.

- No estoy enamorada de nadie. - Susurré enojada.

- Es solo una broma. No te lo tomes a mal.

Al terminar el postre, todos se levantaron de las mesas. Fui a avisarle a Destini, junto con una carta, que tenía que ir con el profesor Flitwich. No  quería decirle a Austin. No sabía como iba a tomar en ser reemplazado por un chico de Slytherin. Al salir casi todos, Luke me esperaba en la entrada del gran salón.

- ¿Vamos?

- Que caballero. - Susurró Emily, cuando pasaba por delante mío.

Estaba nerviosa. Trataba de despejar la mente prestando atención a mi alrededor. Pensaba sacar algún tema de conversación, pero tenía miedo de decir algo tonto o que no le gustara. Luke daba impresión de ser un chico al que no le gusta que lo molesten con tonterías. Las pocas veces que le presté atención, solo lo veía leyendo diferentes libros.

- ¿Estas nerviosa? - Preguntó antes de llegar a la puerta.

- Solo un poco. - Creo que se dió cuenta que mentía, cuando extendí el brazo y la mano temblaba demasiado.

- Señorita _____. Me alegra mucho de verla tan comprometida. Como la vi muy cansada durante la cena, creí que no vendría. Cinco puntos para Ravenclaw.

- Eh, gracias, Profesor.

- Y a usted, señor Adams, por ser por querer ayudar a su compañera, sin recibir nada a cambio, también recibirá cinco puntos.

- Si, pero no estoy aquí para recibir puntos, señor. Solo quiero contribuir con su aprendizaje. - Era raro escuchar eso.

- Muy bien... - Creo que, tanto el profesor como yo, no sabíamos que decir.

Después de un par de minutos, aún seguía nerviosa. Tenía miedo de que alguien terminara en la enfermería. La verdad... extrañaba a Austin. No sé si era porque con él estaba más cómoda, o porque el miedo a lo desconocido estaba en mi cabeza. Una y otra vez y no me dejaba pensar con claridad.

- Escucha - Luke se acercó a mi, cuando el profesor se alejó un poco. - Se que no me tienes confianza porque no me conoces bien. No te concentres en esas cosas... - Esa forma de decir las palabras, me hacían pensar aún más. - Solo... concentrate en el hechizo. En poder dominarlo. ¿Entendiste? - Asentí con rapidez.

Eso no impidió que los nervios desaparecieran. Cuando se acercaba a darme una corrección o consejo, me miraba fijo a los ojos. Era extraño. Mirar a un Slytherin a los ojos y no sentir que vez un alma negra. Más bien, te daba... seguridad. Eso creo. Los de su casa tienen una mala reputación, al igual que Luke, pero cuando lo miraba a los ojos, esa idea estúpida, no se me pasaba por la cabeza.

- Debes esforzarte. No dejes que mande tu mente. Trata de controlarla. Así podrás dominar cualquier cosa...

- Nuevamente, gracias por ayudar, señor Adams. - Le agradeció el profesor Flitwich, al terminar la clase.

- Un placer. - Devolví la varita al profesor. Pensé que al salir del lugar, Luke no iba a estar más. - Te acompaño hasta tu torre.

- No creo que sea necesario. - Jamás se me cruzo por la mente de que Austin estaría esperándome. El único que actuaba así era mi padre.

- ¿Qué haces aquí?

- Como no pude ayudarte en tu primera clase, me ofrecí a escoltarse hasta la torre.

- ¿Por qué? - No entendía que hacía ahí.

- Buenas noches. - Se despidió Luke. Creo que sintió que no encajaba en la conversación.

- Buenas noches, Adams.

- Austin, ¿qué haces aquí? - El se encaminaba a la torre. Yo me quedé parada esperando una respuesta.

- Vine a buscarte.

- El año pasado no necesitaba ningún prefecto para volver a casa.

- Lo sé. Solo me sentí un poco culpable por no ayudarte... Discúlpame. - Se marcho por donde había venido.

- ¿Austin? - Lo seguí hasta la entrada de la torre.

- Jamás pensé que sería fácil de reemplazarme. - Se sentó al lado de la entrada. Se notaba enojado. - Y menos por él... - Susurro muy por lo bajo. De casualidad pude escucharlo.

- Austin, no fuiste reemplazado. Él se ofreció. Le preguntó al profesor Flitwich si me podía ayudar, y lo aceptó. - Se notaba furioso. - No le pedi ayuda a nadie.

- Lo supuse. - Quería morderme el labio, pero lo tuve que decir.

- Sinceramente, esperaba que estuvieras conmigo en esa clase. Realmente me hacías falta. Pero no quiero ser egoísta y tenerte solo para mi. - Levantó la vista. Sus ojos verdes estaban un poco vidriosos. No de llanto, si no de enojo. - Solo... - Lo abrace. Él respondió. Era la sensación más hermosa que había sentido. - Lo siento. - Le dije al separarnos.

- No te disculpes. - Se paró para decir la respuesta del acertijo. - Vamos. Debemos descansar. - Después de eso, no sabía como actuar.

- Lo siento. - Le dije antes de despedirnos. Él me abrazó.

- Buenas noches. - Susurro en mi oído.

Había algo que paso esa noche. ¿Algo pasaba entre él y Luke? Parecía que estaba más enojado por quien me ayudaba, que por ser reemplazado. Deseaba ir a la clase de pociones, para poder crear un brebaje, así lograría dormir una sola noche en paz.

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora