Nuevo ayudante

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- Gracias por venir, señor Cox.

- Hola, ____. - Solo le sonreí. No podía decir ni una sola palabra.

- Debido a que el año pasado ayudó a la señorita ____, y lo hizo muy bien, quería preguntarle si estaría disponible para ayudarla otro año más.

- No lo sé. - Se puso a pensar. - No lo tomen a mal. Es que... no sabía que este año iba a seguir con las clases. - Un poco me sentía mal, que no aceptara. - Como soy nuevo como prefecto, quería concentrarme en eso.

- Esta bien, señor C...

- Lo pensaré. - Dijo, interrumpiéndolo. - Esta semana le daré la respuesta, sin falta. Solo... analizaré la semana.

- Si no puedes, Austin, no lo hagas.

- No, ____. Es solo que organice todo de una forma. Debo... replantear algunas cosas. - ¿replantear?

- Bueno, señor Cox. Gracias por su tiempo.

No entendía que pasaba en ese momento. El profesor Flitwich me dio unos libros que debía leer, y una lista. Él me seguía hablando, pero tenía la mente en la reacción de Austin. Entendía que tenía sus cosas, y ahora que era prefecto, estaría más ocupado. Igual, eso no justificaba su frase de "replantear algunas cosas".

- Bueno, señorita ____. Buen comienzo de año.

- Gracias. - En ese momento me di cuenta de que no había escuchado nada. - Ah, profesor. Quería hacerle una pregunta. ¿Por cuanto tiempo más piensa que debo seguir con las clases extras?

- Todo depende de usted. Si se esfuerza al máximo y logra demostrarnos que no es una amenaza para usted o cualquier persona a su alrededor.

- ¿Cree que avance un poco para estar más cerca de ese objetivo?

- Si sigue trabajando duro, como hasta ahora, creo que podremos pensar en retirarles las clases... Eso si, no crea que por estar cerca de la meta debe tirar la toalla. Todavía le queda un largo camino por recorrer.

- Gracias, Profesor.

Sinceramente no quería ir a clases. Creo que el hecho de que Austin no quisiera seguir ayudándome, hizo que las ganas de comenzar bien el año se esfumaran. Los pasillos casi estaban vacíos. Faltaban unos segundos para que comenzara la primera clase. Desanimada, logre llegar hasta la puerta. William me esperaba, como cada año en primera fila.

- Pensé que no tendrías que tomar esta clase. - Note que estaba un poco alegre.

- Si. Solo fui a buscar unas cosas.

- Te noto desanimada. ¿No dormiste bien?

- Si. Es solo... - Mire alrededor buscando a los gemelos. Fred se reía a carcajadas, mientras George me observaba. - ¿Cómo estuvo tu verano?

La clase había comenzado. Durante el momento de prácticas, mientras William trataba de hechizar una copa dorada, me contó como le fue en el verano. De vez en cuando miraba alrededor. Me había olvidado de que Luke Adams estaba en la misma clase de los gemelos, hasta que se acercó al profesor Flitwich. Desvíe la mirada al notar que el profesor se dió cuenta que los miraba.

- Bueno clase, pueden retirarse.

Casi todos se habían retirado, mientras Luke seguía en el lugar. Tome mis cosas con rapidez, para ir corriendo detrás de Fred y George. Antes de poder alcanzarlos, un tumulto de personas me taparon la vista, y ya no pude alcanzarlos. Entre medio de todo el alboroto, un brazo me jaló hacia un costado.

- ¿Cómo estuvo tu clase? - Megan parecía feliz de verme. - Porque la nuestra fue la mejor. Sin Bella allí. Fue lo mejor.

- No digas eso. Es descortés.

- Pero sabes que es cierto, Emily. Tú también estabas a gusto en la clase de transformaciones.

- Estas muy callada. ¿Te pasa algo?

- No. Estoy bien. Solo que, me molesta un poco ver a los demás hacer magia, mientras que solo puedo leer y prestar atención. - A lo lejos escuchaba que me llamaban. - Es un poco frustrante. - Volvía a escuchar mi nombre. - Megan se dió vuelta.

- Te llama el profesor Flitwich. - Me di vuelta. Y en efecto, era él. - Nos vemos en la próxima clase. Vas a tener que compartirnos.

- Buenas noticias para usted. - Dijo el profesor un poco agitado, cuando llegó a donde estaba. - Le he conseguido un compañero de práctica. - Estaba confundida, hasta que se acercó Luke. En ese momento me confundí más. - El señor Adams es un muy buen alumno. Jamás se ha metido en problemas. Y esta muy avanzado en hechicería y transformaciones, para su edad. - Luke estaba serio y su postura era firme. - Se ha ofrecido para ayudarte en tus clases, si así lo deseas.

- Si, eh... yo... - Tartamudeaba. Estaba un poco nerviosa. - Si, no hay problema.

- Excelente. Le daré los materiales que necesita para ayudarle. Nos vemos, jóvenes. - Él se retiró, dejándonos solos. No sabía que hacer.

- Gracias, por...

- No te preocupes. - Me interrumpió. - Solo quería ayudar. Como fracase en el tren, quería compensártelo de otra forma.

- No creo que me debas nada. Estamos a manos, sin que hagas esto. En serio.

- Insisto. Si puedo ayudarte a mejorar como bruja, no me molesta hacerlo. - Daba un poco de miedo tenerlo en frente. Más porque me sacaba casi tres cabezas. Era algo intimidatorio. - Nos vemos en el almuerzo.

- Si, eh, gracias. Nos vemos.

Me sentía un poco torpe contestándole de esa forma. Era extraño que él se ofreciera a ayudarme. Y su excusa para hacerlo, no era tan convincente. Antes de cruzar la puerta del vivero, me di cuenta de que pasar tiempo con Luke, me ayudaría a descubrir algo que había pensado todo el verano. ¿Quién estaba detrás del diario?

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora