Quedate con Austin

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Oh... Austin. No podía creer lo que veía. Había pasado de ser niño a todo un adolescente en tan solo un verano. Con Megan no sabíamos que decir. Su tez blanca hacía que sus ojos verdes resaltaran. Noté que tenía un tono un poco azulado a la luz del sol. Su pelo rizado, un poco largo, se movía con el poco viento que había. Su sonrisa era tan grande, que lograba verse hasta sus molares. Al acercarse a nosotras y abrazarnos, sentía ese perfume que era tan familiar. Realmente era Austin.

- ¿Cómo están? - Tenía la vista a la altura de su pecho. - Estaba con Emily, pero no se donde se metió. - Las dos seguíamos sin saber que decir. Seguramente si no estaba él allí, Megan expresaría lo que pensaba de su aspecto. Realmente parecía un príncipe de cuentos de hadas. - Bueno, chicas. ¿Están bien? - Asentimos. - ¿Por qué no me hablan? - Les juro que trataba de emitir alguna señal de que estaba allí, pero la voz no respondía. - ¿Las hechizaron? - Negamos, de nuevo, con la cabeza.

- ¡Megan! ¡_____! - Emily corría hacia nosotras. También estaba un poco más alta, pero no se comparaba al cambio brusco que tuvo su hermano.

- Bueno, chicas. Las veo en un momento. Iré a comprar algunas plumas y tintas.

- No son las primeras que reaccionan así. Desde que llegamos, todas se dan vuelta para verlo pasar. - Nos dijo Emily, cuando su hermano se acercaba a la tienda.

- Emily, ¿si ____ no se casa con tu hermano, me das permiso para que yo lo haga? - La mire indignada, mientras ella veía entrar a Austin al lugar.

- No. Solo ____ tiene permiso... Ah, y nuestra vecina. - ¿QUÉ? - Es un chiste, ____.

- Con esa mirada, creo que confirmas la teoría de que si gustas de Austin.

- No. - No... Tenía que gustarme solo Fred.

- Vamos a esperarlo. - Creo que Megan quería saber como actuaba delante del hermano de Emily. - ¿Nos podrías decir que bebió tu hermano para verse así? - Emily se me quedó mirando, mientras desviaba la mirada en dirección a las tiendas de en frente. - Vas a tener que tener cuidado con Bella. Cuando lo vea se lo va a querer adueñar.

- Austin es lindo, pero ya les dije. Amo a Fred.

- Sé sincera. - Emily no estaba convencida de mi respuesta. - ¿Cuántas cartas les haz enviado a cada uno de ellos? ¿Fueron más para Fred o para Austin?

- Espera... - Detuvo la conversación Megan. - Había alguien más.

- Ah, si. Nos contaste algo sobre un chico y un diario.

- ¿No era tu hermano? - Apuntó a Emily.

- No creo que haga esas cosas. Él respeta mucho las reglas de nuestros padres, y hacer magia avanzada es una de ellas.

- ¿Estas segura?

- No... Varias veces por las noches escuchaba su pluma. Era extraño. Nunca se desvelaba.

- ¿Y quien más podría ser? Alguien de la escuela es.

- No sé de que casa es. Siempre que trataba de engañarlo para que me diera una pista, me descubría. - En ese momento me puse nerviosa. Austin había salido de la tienda.

- Bueno, algún día lo encontrarás. - Megan trataba de desviar el tema. - Eso pasa en la vida. - Y no lo hacía muy bien.

- ¿De qué hablan ustedes? - Nuevamente, sin palabras.

- De que se le perdió un vestido azul y bronce que le regalaron sus abuelos.

- Los colores de Ravenclaw. - Megan y yo asentimos. - Chicas, ¿van a estar todo el día así? - De nuevo, negamos con la cabeza. Él se rió con su vista hacia el suelo. - Vamos por un helado. Yo invito.

- Yo que tú este año trataría de acercarme a él. No tienes nada que perder. - Me dijo apartada de ellos. - Es el chico más lindo e inteligente de toda la escuela...

- Megan, ya te dije. Quiero a Fred. Debo olvidar a Austin.

- ¿Por qué? - Buena pregunta. ¿Por qué? ¿Por Fred? - ¿Por Weasley?

Antes de que abriera la boca, Austin nos llamaba desde una esquina. Estábamos a unos metros de distancia. Mientras nos dirigimos hasta ellos, esa pregunta seguía en mi cabeza. ¿Por qué? Si, Austin era el chico perfecto que cualquiera moriría por su atención. Y si yo era esa privilegiada, ¿por qué lo estaba evitando? Seguramente Fred solo me veía como una chica más. Seguramente mi fantasía no iba a conducir a ninguna parte, pero quería arriesgarlo todo, no importaba el precio... El precio de un corazón roto.

- Austin, sabes que ____ tiene un cuaderno mágico. - Megan le estaba contando mi secreto. En mi rostro le decía: ¿en serio, Megan? ¿Lo primero que le dices en meses es sobre mi secreto que te dije que lo guardaras? - Si, se esta hablando con un chico hace meses.

- Ah... ¿si?... ¿cómo es el cuaderno?

- Es solo un... diario. Donde uno escribe cosas.

- He leído sobre eso. - Espera ¿Qué? - Pero, ¿a qué viene eso de que esta hablando con un chico? - Megan era buena para envolver a las personas y hacer que caigan en la trampa.

- Un chico gusta de ella, le regaló ese diario para estar en contacto durante las vacaciones. Por eso hizo el diario. Para hablarse sin tener que usar las cartas. Es más rápido.

- Ah... - No sabía que decirnos. - ¿Qué tipo de helado quieren? - Megan lo había logrado. Si era él o no, todavía no lo sabíamos, pero por lo menos podríamos nerviosas a Austin por un rato.

Mi vida en Hogwarts 3er añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora