Esa noche fue una pesadilla. Miraba el reloj que estaba cerca de Ginny. Era aterradora la espera. Cerraba los ojos por el cansancio. Aún así, la mente seguía trabajando a toda velocidad. Al ver el sol asomarse por la ventana, no tuve más remedio que vestirme e ir a la cocina. Pensaba que todos estaban durmiendo, pero George me sorprendió bajando las escaleras.
- Por tu cara, noto que no dormiste nada.
- Si lo hice... Solo que no de forma continua. - Quería volver a la cama, pero sabía que iba a ser una perdida de tiempo hacerlo. - ¿Qué haces despierto?
- Lo mismo que tú. - Lo mire, tratando de que me diera más información. - Solo quería ver si habías dormido algo. Bueno, más bien, si estabas asustada.
- Es obvio. - Me senté en uno de los sillones de la sala. - Si tan solo hubiera una poción para poder calmarme. - tape mi cara con las manos.
- ¿Cómo la que usaste en el partido de Quidditch? - Al escuchar esa frase, me paralice. - Lo supe porque actuabas muy extraña.... Además que los escuche hablando de eso a tu compañera con el hermano. - Dijo de prisa.
- No puede ser.
- Es por eso... - Sacó del bolsillo una pequeña botella. - Que le pedí si me podía mandar un poco de eso. - Por un momento, quería abalanzarme sobre George y agradecerle. Hasta que lo pensé. Si lograba consumir y el ministerio lo lograba adivinar, ahí si terminaría en Azkaban. - ¿No lo quieres?
- Puede ser peligroso. Si descubren que tome algo... Es mejor no hacerlo.
- Bueno. - Lo guardó en el bolsillo. - Te lo pierdes. Cuando falles, no digas que no te ayudamos.
- Gracias por el aliento que me das.
- Para servirte. - Se fue hacia las escaleras. - Una cosa más. - Dijo antes de pisar el segundo escalón. - Si sientes que pierdes el control, recuerda que puedes ser mejor de lo que eras ayer.
- Gracias.
Una hora más tarde. Todos se habían levantado. El señor Weasley pensó que me había quedado toda la noche en ese sillón. Por el aspecto que tenía parecía que así era. Al terminar el desayuno, me di cuenta de que no iba a practicar nada. Así como estaba, el padre de Fred y mi hermano me llevaron hasta un trasladador cerca de la casa. Odiaba las formas de transportación mágicas.
El pánico se apoderaba de mi al ver mucha gente moviéndose de un lado a otro. Por suerte pasaba desapercibida. Eso lograba calmarme un poco. Hasta que vi al profesor Dumbledore a lo lejos. Quería salir corriendo del lugar.
- Señores, señorita ___, ¿cómo se siente?
- Nerviosa. - Estaba completamente aterrada. Estaba al borde de un colapso.
- Lo veo en su rostro. Pero si pudo ganar un partido de Quidditch contra Slytherin, creo que esto no va a ser nada. - Necesitaba tomarme todo el armario de Snape, en ese momento. - No tiene porque preocuparse. Todo saldrá bien. - Solo esperaba que la profesora Trelawney le haya dicho eso.
- Gracias. - Tenia las manos sudadas. Solo esperaba que el día se pasara rápido.
- Bueno. Nos veremos después. - Se despedía el señor Weasley. - Mucha suerte, ____.
El profesor Dumbledore nos acompaño a mi y a mi hermano hasta una sala. En el lugar, habían gradas alrededor que formaban un circulo. Mientras que en el medio, solo una silla. Ellos pasaron a las gradas. Por mi parte, tuve que ir hasta esa silla. Con las piernas temblorosas, escuché abrirse una puerta cerca de las gradas derechas a mi lado. Un grupo de magos y brujas comenzaron a acomodarse. No se como, pero sentía que el profesor sabía que estaba muy mal. Finalmente, cuando la última persona se sentó en el estrado frente a mí, sabía que iba a comenzar todo. Era un hombre de unos sesenta años, algo pelado y con anteojos que cubrían un poco sus arrugas.
- Muy bien, señorita ____. ¿Cómo se encuentra?
- Bien. - Sonaba muy nerviosa.
- Espero que esté tranquila. No le va a pasar nada. Solo queremos hacerle algunas preguntas. - Asentí nuevamente nerviosa. - En estos últimos meses, notamos que no hubo ningún peligro. Sus maestros la califican muy bien. Por lo que vemos en sus registros. Queremos saber algo, señorita ____. ¿Qué la impulsa a cometer magia de forma impulsiva? - Tenía el corazón acelerado. Tenía miedo de responder mal.
- No lo sé. - A medida que iba diciendo las palabras, no sabía si eran correctas o no. - Creo que es un momento de impulso. Siento que alguien corre peligro, y me desespero por ayudar, y no lo pienso.
- ¿Dice que actúa sin pensar? - Podía notar de reojo que mi hermano desaprobaba lo que decía.
- En momentos desesperantes, uno actúa con el corazón, no con la razón. - Un murmullo se escucho entre la docena de personas que estaban a la derecha de las gradas. - Pienso, que si he cometido errores, pero no es mi culpa. Soy una bruja que esta aprendiendo sobre la magia. Sobre controlarla. Solo quiero ser capaz de poder ser normal, y no lastimar a nadie.
- ¿A que se refiere con ser normal?
- No lastimar a nadie con la magia.
- Pero ya lo hizo.
- Si. Y es por eso que este año solo use la varita bajo la supervisión de un maestro. - Estaba con los nervios de punta. - Lo siento. - Gimoteé. - Solo quiero ser normal. - Y sin previo aviso, me largue a llorar con todas las fuerzas posibles.
- Señorita ____, cálmese. - No lograba detener las lágrimas. Era como si hubiesen tomado el poder de mi cuerpo.
- Señor, si me permite. No creo que esa un peligro. La niña esta en un mar de lágrimas. Si fuera peligrosa, tendría la postura de una persona sin alma. ¿Ustedes creen que esa criatura se ve así? - Dijo una mujer delgada de pelo ondulado que estaba entre la multitud.
- Tiene razón. Aún así, la señorita ____ estará otro año bajo la vigilancia del ministerio. La varita se quedaba en custodia de su director, hasta que él decida si está lista para poder volver a usarla. En cuanto a sus manos. El ministerio le entregara a la joven, un par de guantes, que harán que no pueda hacer magia accidental. Señorita ___, - Levante la visto con los ojos llorosos. - Puede retirarse.
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Mi vida en Hogwarts 3er año
FanfictionEl tercer año esta por comenzar. Nuevas sorpresas le esperan a ____. Entre una charla con su hermano, hasta ¿un beso inesperado? Un año más lleno de aventuras y nuevos retos. Solo espera mantenerse alejada de la enfermería o el ministerio. ¿Lo hará?