Jodidamente sexy.

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#Kilian

Los ojos de la peli negra al darme el trago. Es todo lo que pienso mientras Travis termina de hacer su solo con la guitarra. La miro detrás de la barra, cogiendo algo. Joder, puedo ver desde aquí su pequeño pero bien puesto culo. Antes, cuando me daba el trago, mirándola desde el escenario, ella hacia arriba... me la he imaginado de mil formas. De rodillas frente a mi esperándome, con sus carnosos labios rodeando mi polla, con la cara pegajosa pidiendo por más, quejándose por mi fuerza en su pelo, gimiendo de rodillas.

- ¿Ahora cual tío? - pregunta Ashton. Yo no dejo de mirar a la peli negra, se acaba de colgar el bolso sobre el hombro. Parece que se quiere largar de aquí.

No sin antes conocerme a mí, guapa.

- Ninguna. Estoy hasta la polla de cantar esta noche.

- ¡Kilian no empieces con tus idioteces! ¡Eres tú el que le ha dicho al dueño que tocaríamos más tiempo! - suspiro. No tengo tiempo que perder para esta mierda.

- Bien, bien ahí, amigo - se me escucha decir por el micrófono en cuanto Travis da la última nota - Bueno, se acabó por hoy gente. Ahora mis amigos se harán fotos y les firmará las tetas a quienes queráis. A mí dejadme en paz.

Y por algún motivo que desconozco, eso las hace desquiciar más, porque de un momento a otro, todas las tías del lugar comienzan a gritar como si me hubiera quitado la camiseta o algo para ellas.

- ¡¿Qué cojones haces?! - me dice Ashton cuando me ve pasar por su lado para bajarme del escenario.

- ¡Otra vez tío! - suelta Denise esta vez.

- ¡No te quejes, que con eso te he asegurado el polvo esta noche! - Travis se ríe mientras asiente. Sabe que lo que digo es completamente cierto.

Me abro paso entre la gente intentando alcanzar a la tipa, incluso me quedo de camino observando como el dueño del bar le dice algo al oído mientras yo firmo las tetas de una pelirroja. La peli negra suspira y se da media vuelta para volver a dejar su bolso en el sitio en el que había estado toda la noche. Sonrío, esta es la mía.

- Chicas ya, ya. Necesito atender un asunto importante.

- ¡Pero noso- No las escucho, solo son unas cuantas de chiquillas con hormonas revueltas. Esta noche quería otra completamente diferente en mi cama.

Me apoyo en la barra bajo la mirada de muchos, incluso el dueño del bar me mira mientras le sirve a un grupo de chavales. Decido encenderme un cigarro mientras disfruto del espectáculo. Y si no se puede fumar en este sitio, que me echen, que mientras tanto voy a disfrutar de las preciosas vistas que me está dando la camarera. ¿De donde había salido esa mujer? ¿Como había llegado a parar a este antro en este asqueroso pueblo?

- ¿Te ayudo? - susurro en su oído pegando mi cuerpo al suyo tanto como puedo. Ella da un respingo por la sorpresa, y yo me siento obligado a cerrar rápidamente los ojos cuando roza su culo con mi polla.

- ¡Perdón! - exclama ella cuando me da un pequeño golpe con su codo en el pecho. Si supiera que ese es el menor de mis problemas ahora mismo...

- Toma, creo que tratabas de coger esto - le digo mientras le bajo la botella de ron de la estantería. Ella se gira desconcertada, y en cuanto se da cuenta de con quien está hablando, su semblante cambia.

- Gracias - me dice apartando su mirada de la mía y tratando de pasar por mi lado con la botella en sus manos. Pero yo soy más rápido que ella y se la quito, no iba a perder la oportunidad que llevaba esperando toda la noche así porque si.

- ¡Espera! ¡¿A dónde vas?! - le grito para que me escuche.

- ¡A trabajar! ¡¿No me ves?! - me contesta de igual forma. Mierda, ¿esto es un garito o una puta discoteca?

- ¿Qué mosca te ha picado, guapa? - le digo divertido cuando la veo intentando alcanzar la botella de mis manos.

- Dámela, necesito seguir trabajando - me dice con tono de súplica. Es alta, y escurridiza desde luego. Pero no tiene mejores reflejos que yo. O eso creía.

- ¿Cómo has... - ella me mira con una sonrisa triunfante y la botella en su mano.

- Eres ágil, pero no tienes mejores reflejos que yo. -Casi me río en su cara. Parece que ambos pensábamos igual. Pero como no iba a dejar que la conversación se acabase aquí tan fácilmente, me acerco nuevamente a ella, y sin previo aviso, la cojo de la cintura y la pego a mí hasta poder sentir su aliento agitado sobre mi cara. Está nerviosa, y no puedo evitar sonreír por ello.

- Tú nombre - le digo firmemente. Pero ella parece estar ofendida con mi forma de hablar- dime cómo te llamas.

- ¿Te ha enseñado alguien lo que es la educación? - contesta molesta mientras se deshace de mí agarre pillándome por completo por sorpresa.

- Así que también entiendes de técnicas de defensa - digo tirando el cigarro que se ha consumido solo entre mis manos. La chica se da cuenta, pero pasa de eso y se da media vuelta para irse otra vez. Sigue sin decirme cómo se llama. No quiero enfadarme.

- ¡Julieta!- grita el dueño del bar otra vez. ¿Qué cojones le pasa? ¿No ve que está hablando conmigo? ¿No sabe quién soy yo o qué? -¡Deja la charla! ¡Hay gente a la que atender!

- ¿Julieta, eh? - le digo divertido mientras me cruzo de brazos y la miro de arriba abajo. Me parece una tía jodidamente sexy.

- Ahórranos la broma a los dos - dice entre cerrando los ojos hacia mí antes de volver a girarse - Tengo que trabajar.

La miro desde mi sitio mientras siento a la gente moverse de un lado al otro. Y veo perfectamente como la mira el tío que le ha llamado antes, el dueño del bar. Él también se muere por follársela. Lastima que no se haya dado cuenta de quien se ha cruzado en su camino.

JUGANDO CON EL DIABLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora