Un asunto pendiente.

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#Kilian

No se que cojones me pasa. No tengo control alguno sobre mi cuerpo ni sobre mis manos. Mi cerebro está fuera de sí, mandándole órdenes a cada extremidad de mi cuerpo sin siquiera pedir permiso. Solo entiendo una cosa y es que la quiero a ella, la quiero ahora mismo, encima, debajo de mi cuerpo, sudada y gritando mi nombre de placer hasta quedarse afónica. No quiero otra cosa en este jodido momento.

-¡Ahh! - gimotea la pelinegra sobre mis labios. Eso es, está empezando a ceder a mi toque por inercia. Y eso me gusta.

- ¡Kilian! - me parece escuchar - ¡Kilian, pero que...

Me giro como un león a punto de devorar a su presa hacia Denise. La vena del cuello me arden, las manos me pican, mi po**a duele, y no estoy dispuesto a dejar que nada me arruine el polvo con la mujer más jodidamente caliente que he conocido en mi vida. Tendrá que pasar sobre mi cadáver.

- ¿Qué cojones quieres Denise? - escupo con sed de sangre. Estoy muy pero que muy cabreado con él en este mismo instante.

-Suelta a la chica.

Vaya, de todas las cosas que me esperaba escuchar de la boca de mi amigo, esta era la última que se me abría pasado por la cabeza.

- ¿Por qué?

-Suéltame- susurra esta mientras se zafa de mí agarre con brusquedad, llamando por completo mi atención.

- Tú no vas a ninguna parte sin mí está noche, muñeca. Tenemos un asunto que cerrar.

- Tú y yo no tenemos ningún asunto que tratar, así que aléjate de mí. Tengo que trabajar.

Estoy por volver a atraparla entre mis brazos, cuando la voz de Denise vuelve a tocarme las pelotas. Si no fuera porque mi cuerpo está impidiendo el paso de la chica para que no se vaya, ya estaría encima de él.

- Espérate, Julieta- le exijo esta vez agarrando su mano con suficiente firmeza como para que no se escabulla a ninguna parte.

Parece que haberla llamado por su nombre, le ha hecho entrar en razón. Porque vuelve a conectar sus ojos con los míos. Yo aflojo mí agarre sobre su brazo, pero no la suelto. No estoy dispuesto a dejarla ir, esta mujer me tiene cautivado como nunca nadie lo había hecho antes.

- Suéltala o no podremos volver a tocar en este garito. Es la única regla que ha puesto su estúpido y estirado jefe.

- ¿Qué? - pregunta ella esta vez.

La suelto.

- Lo siento guapa, se supone que no debería haberte dicho nada, pero era la única forma de parar esto - dice Denis mientras nos señala a ambos con el dedo. Primero a uno y después al otro, así sucesivamente.

- ¿Marc os ha puesto como regla que no os acerquéis a mi?

Joder. Me pone aún más cuando está que hecha humo por las orejas. Es tan jodidamente atractiva esta tía.

- ¿Tienes novio? - pregunto. Me cruzo de brazos abriendo las piernas mientras espero su respuesta. Pero ella no abre la boca por un tiempo, se limita a fusilarme con sus mirada de gata. Parece una diosa apunto de castigar a alguien. Tan increíblemente sexual en cada gesto que hace...

- Eso a ti no te importa - responde sin titubear.

- Responde - le exijo. Y me mira confundida...

- Bueno, bueno - interviene Denis poniéndose en medio de los dos mirando hacia mí- creo de que es hora de que vuelvas a cantar tío. La gente está empezando a aburrirse de la música en los altavoces, han venido aquí para escucharnos en directo.

- Muévete - le digo apartándolo como una mano para volver a dirigirme a la chica. Pero esta ya se ha movido y ahora lo único que veo es su perfecta silueta desplazándose entre la gente con esa minifalda que apenas le permite dar grandes pasos. Todavía puedo alcanzarla antes de que se me escurra entre la gente y no la vea.

- ¿Qué haces? - pregunta Denise frenándome en el acto con su mano alrededor de mi acto.

- ¡No sé cuantas veces tengo que decirte que no te metas en mis asuntos! - le grito quitando su agarre con fuerza al ver por el rabillo del ojo a la pelinegra otra vez.

¡Me estoy volviendo loco! ¡Qué mierda tiene esa mujer!

- ¡Qué cante Ashton por mí un rato! ¡Sé que puede cubrirme el culo un rato, no me jodas! - Denise asiente mientras se ríe irónicamente. Me toma por loco y con razones.

- ¡Sé que esa mujer está buena! ¡Seguramente sea la tía más guapa que he visto en mi vida! ¡Pero deja tu po**a de lado un momento y vamos a cantar! ¡No puedo dejar que arruines nuestro contrato por un capricho!

Le veo tirarse de los pelos frustrados mientras camina de un lado a otro. No pienso perder mi tiempo.

- Tendrás que confiar en mí, Denise. No voy a arruinar nada.

Paso por su lado sin más. Y mientras camino por el borde del gentío, intentando que nadie me vea la cara y me reconozca, cuando escucho la voz de Ashton por el micrófono que tenía yo en mis manos hace un rato.

Está bien. No soy yo, pero está bien.

Sonrío cuando veo a mi objetivo. De espaldas a mi y con sus exuberantes piernas, la pelinegra se pega a la barra para hablar con él idiota de su jefe que está al otro lado de esta. Creo que le está echando la bronca por algo. Y eso, por algún motivo, me hace sonreír.

Creo que me voy a quedar un poco más aquí camuflado entre la gente. Me interesa el espectáculo.

- ¡No puedes ir por ahí diciéndole a la gente que no se acerque a mi! ¡Eso es enfermizo! - grita Julieta a mis espaldas cuando la canción que suena acaba, pero para su suerte las voces de las personas, apenas permiten que la escuchemos unos cuantos.

- ¡Yo no he dicho nada, Julieta! ¡Sé como eres! ¡Solo quería cuidar a mi personal!

Y una mierda.

- ¡Pues para tu información, Marc, sé cuidarme sola desde hace mucho tiempo!

Joder, qué genio.

- ¡Lo siento, Julieta!

- ¡Yo sí que lo siento! - exclama antes de darse media vuelta y dirigirse hacia el almacén.

Este es mi momento.

La sigo sin que él imbécil de su jefe me vea. Ya arreglaré las cuentas con él en otro momento. Ahora me interesa más el cuerpo de infarto que se contonea ante mis ojos.
Pongo mi pie en la puerta para impedir que se cierre, ella se gira rápidamente para defenderse, pero yo soy más rápido y la cojo de la cintura logrando pegar su espalda a la pared y el resto de su cuerpo al mío.

- ¡Ahh! - grita ella intentando escapar otra vez.

- ¿Así gritas siempre?

Está a punto de decirme algo, cuando me lanzo a su boca y callo sus labios con la fuerza de los míos.

- ¿Qué haces? - pregunta desorientada. Ya no está tan cabreada.

- Lo que llevó queriendo hacer desde el primer momento en que te vi. Follarte.

JUGANDO CON EL DIABLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora