JUGANDO CON EL DIABLO.

Estar viva

#Julieta

Llegamos a una discoteca repleta de gente. Pasamos sin hacer cola porque Killian ya había tocado aquí una vez, así que supongo que fue antes de conocernos. Nos adentramos en la multitud, y mi piel quema cuando entrelaza su mano con la mía para arrastrarme hasta la barra. Allí pide por los dos sin ni siquiera preguntarme, y se cuela de todo el que está a nuestro lado esperando para pedir sin hacer el más mínimo caso. Lo único que parece importarle es que mi cuerpo no se separe del suyo.

- Toma. Pruébalo.

En mi mente escucho las voces de Melo advirtiéndome sobre el alcohol a ver quién iba a conducir después. Así como también me retumba la voz de Elena recordándome la de calorías que estoy consumiendo con este chico últimamente.

"Sí angelito. ¿Y las que pierdes qué?"

- Ni siquiera sabía lo que quería- le grito al oído para que pueda escucharme por encima de la música.

- Yo nunca te daría algo que supiera que no iba a gustarte.

Bebo sonriendo en su dirección, tomándolo del cuello de la camisa tan sexy que lleva y acercándolo a mí para darle un beso mojado delante de todo el mundo. Él aprieta su agarre sobre mi cintura cuando intensifica la magnitud del beso, y sonríe sobre mis labios antes de separarnos por falta de aire.

- Quiero bailar - le digo seductoramente al oído.

- Vamos - responde antes de terminarse su copa de un trago y dejarla en la barra para después tirar de mi.

Empezamos a movernos entre los cuerpos de adolescentes salidos, desesperados por un poco de atención, drogas y alcohol. Yo me planto en el centro de la pista en mitad de todo el bullicio y comienzo a moverme sobre mis talones con toda la sensualidad del mundo mientras tomo un trago de mi copa. Kilian no tarda en acercarse a mí y comenzar a moverse siguiéndome magistralmente el ritmo de las caderas, incluso sonrío cuando baja su cabeza a mi cuello para besarlo mientras ambos nos movemos.
Sus partes más íntimas rozan duramente contra mis desnudos muslos. El ambiente en el lugar se ha puesto espeso, y el hecho de que los dos estemos tan cerca, ha hecho que mis pezones se marquen a través de la tela del vestido.

- Maldita sea el diablo - gruñe el rubio cuando se da cuenta.

Sonrío como una bruja cuando le veo quitarme la copa de la mano para terminárselo él, ansioso por tener algo que le distraiga de mi cuerpo. Pero para mí malévola suerte, empieza a sonar Beautiful Liar de Shakira y Beyonce, en los altavoces. Así que me acerco peligrosamente al chico malo que tengo ante mis ojos, le agarro de la camisa y le miro fijamente a los ojos con apenas dos centímetros de separación entre su boca y la mía.

- Yo te he visto cantar muchas veces cosas sexys sobre un escenario. Ahora quiero que me veas tú a mí bailar algo que quiero enseñarte desde hace mucho tiempo.

- ¿Aquí? - pregunta mientras me alejo.

Dos pasos atrás, asiento con una sonrisa de picardía mientras elevó los brazos. Y en cuanto comienzo a mover las caderas de un lado al otro como las protagonistas del vídeo, sus ojos se vuelven completamente oscuros. Segundos más tarde, ha dejado de centrarse en mi cuerpo para mirarme solamente a los ojos. La gente también se ha empezado a girar en nuestra dirección, pero a ninguno nos importa en lo más mínimo. Yo sigo moviendo las caderas con maestría mientras el me mira como si me estuviera idealizando de alguna manera en cada paso. Tiene los brazos cruzados, las piernas ligeramente abiertas, y la cabeza alta mientras me contempla.

No puede estar más tremendo.

- ¿Te gusta? - pregunto en su oído cuando la canción va terminando y mis pasos se hacen más lentos.

- Me gustas tú- responde dominante al tirar de mi pelo hacia atrás para que nuestros ojos conecten de nuevo.

- Me lo estoy pasando muy bien esta noche - ronroneo mientras paso una mano por su precioso y dejado pelo.

- Podríamos tener esta noche, todas las noches del resto de nuestras vidas.

Me empuja ligeramente entre el bullicio que se ha vuelto a formar, y me mete más aún al centro de la pista. Para cuando llegamos, yo ya me percato de cuáles son sus intenciones.

- Kilian - gimoteo en su oído cuando noto su dedo presionando en mi entrada por debajo del vestido.

- Shh- responde mientras introduce otro sin miramiento ninguno.

Yo miro a nuestro alrededor en busca de alguien que se haya dado cuenta, pero esta cada quien tan inmerso en lo suyo, que creo que no logrará vernos nadie en ningún momento. Menos después de mi baile.

- Esto... - digo entre jadeos- esto, me hace sentir viva Kilian. Quiero que sepas esto, por si mañana no te lo puedo decir. Estos días me has hecho sentirme como de verdad soy. Sin tapujos ni ataduras, me has visto en todas mis facetas.

Su mano sale de mí lentamente haciendo que ájele por más, pero entonces lo siento subir levemente mi vestido para pegarme más a él. Entonces me doy cuenta de lo que estoy haciendo. De lo que él quiere hacer.

- Ayúdame- ordena apretando mi mandíbula con su mano libre.

Mi corazón comienza a latir muy fuerte. La gente grita y canta a todo pulmón mientras no deja de moverse. Kilian me da la vuelta dejando su pecho contra mi espalda, a la vez que comienza a besar y morderme el lóbulo de la oreja encendiéndome más aún.

- Estás loco - le digo cuando noto a su amigo queriendo abrirse paso entre ambos.

Mi mano temerosa le ayuda. Kilian sonríe en mi dirección.

- Muévete hacia delante, como si me estuvieras perreando.

- La gente nos va a ver.

- Entonces démosle un buen espectáculo.

Pronto él empieza a moverse al ritmo de la música dentro de mí. La situación me pone a mil. Su firmeza, su entereza y el descaro de no importarle a él y a mí tampoco lo que piense nadie de nuestro alrededor, hace que las tetas se me hinchen de la excitación. El bullicio está por suerte girando hacia el dj, con los brazos en alto, y Kilian acelera sus movimientos a cada rato que puede, logrando que los ojos se me pongan en blanco.

- Esto es... lo más excitante que he hecho en mi vida.

- Solo te estoy enseñando que conmigo... siempre vas a sentirte viva.