La próxima seras tú.

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#Julieta

No solo tuve que tratar de calmarme como no lo había hecho nunca antes, sino que también tuve que soportar durante el resto de la noche sus miradas sobre mí constantemente. Sus ojos sobre los míos mientras fumaba algo más que tabaco, sus ojos sobre los míos mientras autografiaba los pechos de las mujeres que había en el bar, sus ojos sobre los míos cada vez que Marc se dirigía hacia mi, sus ojos con los míos mientras se liaba con esa rubia...

- Joder July, ¿has visto como la besa? - me dice Melody al oído para que Marc no nos escuche.

- Sí, parece que estuviésemos presenciando una peli porno en directo.

Le perdí de vista el resto de la noche, seguimos trabajando y cuando dieron las cinco de la madrugada, Marc decidió cerrar. Se había trabajado de sobra esta noche como para que alguno se quedase más horas allí. Limpiamos y recogimos mientras nuestro gorila se aseguraba de que no quedase nadie en el bar. Pensé en el rubio, ni siquiera me había dado cuenta del momento en el que se marchó, pero me dio exactamente igual, solo quería llegar a casa y olvidarme de esta noche. O más bien, de ese cantante y su maldita aura sexual.

- Podéis iros chicas, nosotros nos quedamos cerrando. Ha sido una noche dura, buen trabajo.

- ¿Seguro? - pregunta Melo algo indecisa. Todavía había que limpiar y todo.

- Sí. Marchaos ya.

Esta vez no ponemos resistencia alguna, Marc nos da un abrazo a cada una para despedirnos y se va a hacer otra cosa. Yo aprovecho para volver a coger mi bolso y despedirme de nuestro gorila con un beso en la cara. Con todo su intimidante aspecto, yo le quería muchísimo.

- ¡Buenas noches West! - digo cuando Melody llega a mi lado lista para irnos.

- Buenas noches chicas, tened cuidado. - Ambas asentimos con una sonrisa y le despedimos con la mano mientras nos alejamos del bar bajo su mirada. Este es el momento en el que él nos vigila hasta entrar en el coche de mi amiga. No sería la primera vez que West tuviese que apartar a algún borracho de nuestro camino.

- ¡Qué frío July! - exclama mi amiga aferrándose a su chaqueta y a su bolso, exactamente igual que yo. No íbamos muy abrigadas, que se diga, para trabajar en ese bar. De hecho, yo salía con un pantalón alto y un top blanco con el logo del bar, mientras que mi amiga llevaba una minifalda.

- ¡Abre Melo!

Mi amiga no tarda en abrir el coche y poner la calefacción para ambas. En cuestión de segundos, estamos saliendo de ese parking camino a nuestro piso. Melody se entretiene cantando "Peaches" de Justin Bieber, que suena en la radio, y yo aprovecho para apoyar mi cabeza en el respaldo del asiento y cerrar los ojos. Estoy agotada.

- ¡July! ¡July! ¡¿Estás viendo eso?! - exclama mi amiga haciéndome abrir los ojos de golpe.

- ¿Qué pasa? - pregunto de mala gana. Yo solo quería descansar un poco los ojos.

Entonces me doy cuenta enseguida de lo que está pasando, de lo que se refiere mi amiga. Nosotras estamos a punto de entrar en el túnel por el que pasamos siempre, pero Melody disminuye de inmediato la velocidad en cuanto percibe lo que tenemos frente a nosotros. El coche de delante va a a doscientos por hora, de un lado a otro, la música a todo volumen, un chico con medio cuerpo fuera por la ventana, y otro abriendo una de las puertas de atrás.

- El conductor tiene que estar borracho por lo menos - asiento de acuerdo. Y saco un poco la cabeza por mi ventana para ver mejor la distancia que llevamos con ese coche - ¡Cuidado July! - grita mi amiga cuando frena de golpe haciéndome chocar con el borde de la ventana.

- ¡Ahh!

- ¡July! ¡¿Estás bien? - pregunta Melo de lo más alterada. Ni siquiera tengo sangre, solo ha sido el golpe.

- Sí, estoy bien. ¿Porqué has... - pero me callo cuando me doy cuenta del motivo por el que Melody ha frenado de esa manera. El conductor del otro coche ha frenado y derrapado sin previo aviso, el rastro de las ruedas en el suelo lo delatan.

- Dios santo July, ¿que está pasando?

Melody echa el seguro de las puertas enseguida, y sube todas las ventanas cuando ve al coche venir hacia el nuestro en dirección contraria y por mi lado. No se si ahora mismo tendría que dar las gracias porque no hayan más coches detrás nuestra con los que se puedan chocar, o llorar por el mismo motivo.

- Melody, esos son...

- ¡Red Rush! ¡July son Red Rush! -grita mi amiga de lo más contenta - ¡Has visto! ¡Son igual de peligrosos en la carretera que en el escenario! ¡Me encantan!

Observo el rostro del rubio de antes conduciendo, tiene una sonrisa tremendamente diabólica en su cara mientras avanza con el coche hasta nuestro lado y se pone ventana con ventana junto a la mía. Ninguno dice nada, solo nos miramos fijamente, casi como un duelo. No pienso dejarme intimidar por nadie, no he sido criada para eso. Hasta que él saca su brazo por la ventana para dar dos suaves golpes en la mía con sus nudillos.

-Vámonos de aquí Melody - susurro sin dejar de mirar al chico. Sus ojos ahora están rojos, muy rojos. Creo que ni siquiera está en su sano juicio.

- ¡Estás de broma! - le escucho decir de lo más divertida. Y de repente siento mi ventana bajar. Giro mi cabeza más rápido que un rayo y la fulmino con la mirada mientras ella me sonríe como si hubiera echo algo bueno. Maldita castaña.

- ¡Eh! ¡Muñeca!

Joder. Su voz.

- ¿Es a mí? - pregunto volviendo a mirarle. Esta vez me siento algo más indefensa sin un cristal de por medio, pero doy gracias a que por lo menos cada uno está en un coche.

- ¿A quién más, guapa?- me doy cuenta perfectamente de cómo se muerde el labio mientras me mira.

Punto extra para mí orgullo.

- ¿Qué quieres? - se ríe al escucharme.

¿Qué le pasa a este tío?

Entonces extiende de nuevo su brazo hacia nuestra ventana, solo que esta vez lo que toca su mano es mi cara. Me coge del mentón y levanta mi cabeza para que vuelva a conectar sus ojos con los míos sin darle la más mínima importancia a la incredulidad de sus amigos y de mi amiga.

- Te quiero a ti, guapa. Esta noche he tenido que follarme a dos niñatas en el baño de tu bar porque no te he tenido a ti. Quiero que sepas que eso no va a volver a pasar. La próxima serás tú.

Y se larga.

JUGANDO CON EL DIABLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora