#KilianDos horas. Dos horas habían pasado desde que la había dejado irse a su piso. Dos malditas horas en las que la silueta de su cuerpo se cincelaba como una imagen a fuego lento en mi memoria.
¡Maldita sea!
- ¿Piensas hablar de ello, Kilian? - escucho decir a Mike mientras reparo la camioneta vieja que nos habían traído esta mañana al taller. Estaba tan harto de esto.
- ¿De qué? - respondo tajantemente.
No sé quién se creía Mike para querer meterse en mis asuntos. Sabía de sobra que no me gustaba hablar de mí ni de nada que tuviese que ver con mi vida personal. Esto no era más que trabajo.
- ¡Venga ya! ¡Se te nota a leguas, mamón! - dice con una sonrisa en la cara el muy imbécil - ¿Cómo se llama?
No puede ser.
- Deja de alucinar o tendré que partirte la cara para que vuelvas a la realidad. ¿Cuando he tenido yo algo serio con nadie?
- Sí, por esa misma razón es más especial para ti, ¿verdad?
-¿Qué?
- Es algo nuevo, te está rompiendo todos los esquemas.
Miro por última vez los cables que acabo de tocar en la furgoneta, y decido salir de debajo del coche. Cuando Mike se percata del sonido del patín en el que estoy apoyado deslizándose por el suelo, se gira rápidamente a mirarme. Él también está arreglando un coche viejo, como la mayoría de los coches que nos traen aquí; pero conociéndolo, estoy seguro de que va a tardar por lo menos hasta la noche en reparar ese trasto.
- Deberías aprender a ser mecánico antes de ser mecánico.
Me lanza una mierda de mirada como respuesta mientras yo sonrío y me quito la camiseta de tirantes que llevo, que además de sudada, ya está manchada también.
- Deberías aprender a ser humano, antes de seguir existiendo.
Me río por no pegarle y enseñarle el verdadero instinto del ser humano.
- Esto ya está listo, me voy.
- ¿Cómo que te vas, Kilian? ¿Otra vez? - me encojo de hombros con los brazos abiertos y sonriendo. Él sabe de sobra que la hora de entrada y salida, la pongo yo.
- Yo ya he hecho mi trabajo, dos coches reparados a la perfección. No es mi culpa que tú no entiendas del tema, pero bueno... ¡que tú mujer te consuele cuando llegues a casa! - le digo riendo mientras salgo por la puerta.
- ¡Eres un capullo, Kilian Stone! ¡Algún día Dios te hará pagar todas las cosas que haces!
- ¡Puede ser! ¡Pero soy más amigo del diablo!
Y dicho esto, me meto en mi coche y me marcho hasta mi casa. Mientras aparco frente al porche, me pregunto que pasaría si trajera a Julieta algún día. Como le sentaría a mi padre, y como sería capaz de reaccionar ella.
Normalmente, todo el que conocía a mi padre, le ayudaba. Sí, pero también me hacían rabiar cuando me daba cuenta de que lo que sentían realmente era pena.- ¡Hijo! - escucho decir a mi padre alegremente mientras sale por la puerta de casa a recibirme con los brazos abiertos. Yo cierro la puerta del coche tras de mí y me detengo para analizarlo unos segundos antes de que pueda darse cuenta de que lo estoy haciendo. No sé si este estado de felicidad es bueno o no.
- Papá, ¿hace cuanto que te ha dejado George en casa? - digo llegando hasta él y poniendo mis manos sobre sus hombros para que de media vuelta y entre conmigo.
- Hace exactamente... eh... - suspiro cuando lo veo mirar al reloj completamente perdido. No tiene ni idea de cómo se medía la hora. Supongo que mañana lo recordaría.
- ¿Has cenado? - le pregunto. Y sus ojos se le iluminan cuando me escucha hablar, parece como si le hubieran dado una gran noticia.
- He hecho la cena para los dos, hijo.
Y aproveché cada mínimo segundo de lucidez en su mente durante aquella cena. Me senté frente a él y cené la sopa más buena que había probado en toda mi vida. Mi padre se había acordado de los ingredientes, de donde estaban los utensilios, de usar los fuegos para cocinar... era un momento realmente feliz para ambos.
Le escuché hablar de Shakespeare, me recitó un poema que él mismo había escrito en algún momento de su vida, me contó lo que había hecho durante el día con su amigo George, y me pregunto incluso por la banda. Por ello, mientras me aseguraba de dejarle escrito todo lo que tenía que hacer en caso de emergencia si se levantaba y yo no estaba, daba gracias a la vida por haberme regalado un día así con él. Aunque el de mañana fuese una catástrofe.- Recuerda. Solo tienes que leer, solo tienes que leer - digo señalándole los miles de posit que había dejado por toda su habitación con mi número de teléfono.
- Hasta mañana hijo, te quiero.
Se me encogió el corazón al escucharle de tal manera, que me acerque al instante a él para poder dejarle un beso en la frente a modo de respuesta antes de salir de ahí e irme a ducharme. Me encargo de vestirme, de peinarme, de verme un poco decente para el sitio al que iba a ir a pesar de llegar tarde. Me aseguré de dejar todas las ventanas cerradas y la puerta echada con llave. Y avise al vecino para que me llamase si escuchaba algo en casa. Todo para prevenir, como cada noche que salía.
Conduje como una hora y media hasta salir del condado. Aparqué en el sitio que me había mandado Julieta por mensaje, y me adentré en ese estúpido teatro como un simple niñato. La música clásica resonaba en todas partes, un gran grupo de mujeres bailaban en el escenario mientras daban vueltas y vueltas con sus faldas de esas rosas y los pies en puntilla. Me hice un camino hasta llegar a Melody y Denise, quien ni siquiera me había comentado que iba a estar allí. Pero cuando los vi sonriéndose desde muy cerca y con el brazo de él encima de su hombro, preferí quedarme atrás y sentarme en uno de los pocos butacones libres que quedaban por allí.
- ¡Mira mamá! ¡Ya sale Julieta! - escuché decir a una niña.
Y entonces la vi. Caminando lentamente con la música, hasta ponerse de puntillas y levantar la pierna en un ángulo perfecto de noventa grados mientras daba vueltas y vueltas con la mirada puesta en un punto fijo. Fue tal su maestría en los movimientos, que todo el mundo se puso en pie cuando terminó sus piruetas en una reverencia antes de seguir bailando. Esa mujer era increíble.
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JUGANDO CON EL DIABLO.
Teen FictionSi tan solo Marc hubiera decidido no abrir el bar ese día. Si Melody no hubiera faltado ese día al trabajo porque estaba mala. Si Marc hubiera contratado a otra banda en vez de la suya. Si no hubiera puesto sus ojos en mí para cautivarme sin él más...