Le encanta tanto como a mi.

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#Kilian

No dudé en tirarla sobre el sofá y follarl* con todas mis fuerzas, hasta que me doliese la p*lla de tanto usarla. No me importaba qué alguien la escuchara gritar, ni me importaba la fuerza con la que me clavaba las uñas en la espalda. Quería hacerle saber como me había puesto, quería hacerle saber el coraje que me había dado verla moverse de esa manera delante de tantos hombres sin pudor alguno, quería que supiese cuanto me había cabreado que intentase huir de mí y que su chulo me hubiese encarado. Quería dejarle claro que ahora que me había seducido, ya no había vuelta atrás.
Kilian Stone había puesto el ojo en su presa, y no iba a parar hasta cazarla.

- ¡Esto es para que entiendas lo que he sentido al verte sobre esa barra moviéndote como una serpiente! - gritó azotándole el culo fuertemente con mi mano mientras ella lo mueve hacia delante y hacia atrás pidiendo más.

- ¡Ahh!

Joder. Le encanta esto tanto como a mí.

- ¡Está por la erección que le has provocado al viejo que te ha dado un fajo de billetes!

¡ZASS!

-¡Y está por la que me has provocado a mí!

- ¡Síiii! ¡Ughhh! ¡Joder!

Le tiro del pelo hacia atrás con firmeza, como sé que le gusta, mientras la cabalgo. Y luego me acerco para cogerle del mentón hacia atrás y acercarla a mi.

- Esta por volverme jodidamente loco, por hacer tu baile más provocativo cuando me has visto allí, por las ganas de foll*rte que tenía y tengo -otra- ¡Por ser tan venenosa y hacer conmigo lo que quieras!

- ¡Dios! - sonrío.

Creo que lo va entendiendo.

- ¡Repítelo! - le ordeno.

- ¡No! ¡No lo he dicho querien- pero no termina la frase porque salgo abruptamente de ella y entro de un solo golpe haciendo que caiga de bruces contra el colchón.

- ¡Animal! - me grita, pero desde la posición en la que estamos no puede hacer gran cosa. Así que la aplastó con mi cuerpo sujetando sus brazos, y comienzo a moverme suavemente torturándola poco a poco.

- ¿Porqué trabajas en un club de strip-tease?

- Eso no te incumbe - dice con los dientes apretados intentando mover hacia arriba sus caderas.

- Ah, ah. Respuesta incorrecta. Vamos a probar con algo más fácil... ¿quieres esto? - pregunto en su oído mientras vuelvo a introducirme suavemente en ella.

- Síiii - sonrío victorioso.

- Pues porqué trabajas en un sitio así.

Sé cabrea, la noto tensarse debajo de mi cuerpo. Intenta zafarse de mí y de mí agarre pero no se lo permito, esta vez gano yo.

- Suéltame- ordena con los puños a apretados.

Vaya mujer de carácter.

- Dime porque trabajas ahí o tendré que averiguarlo por mí mismo.

Se mantiene en silencio, entonces decido entrar en ella nuevamente de un solo golpe.

- ¡Ahhh!

- ¡¿Porqué no te basta sólo con lo que ganas en el bar? ¿Acaso te paga mal el imbécil de tu jefe?

- ¡Suéltame! ¡Eso a ti no te importa! - y me da un golpe con el talón de su pie en mi pierna.

Maldita loca...

- Claro que me importa, a partir de ahora no quiero verte con nadie.

- ¿Qué? - me molesta el tono de altivez con en el que me contesta. Así que vuelvo a darle otro azote antes de enterrarme en ella.

JUGANDO CON EL DIABLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora