Mamá

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#Julieta

La imagen del rubio mirándo como entraba en mi bloque desde su moto, se repetía una y mil veces en mi cabeza en este instante. Las veces que me insistió en cambiar de idea. Lo bien que me hizo sentir esos cuatro días que estuvimos juntos. El pinchazo tan desconocido para mí que sentí cuando vi que le llama su padre, poniendo fin a nuestro último encuentro... a él tampoco lo vería más.

"Te quiero Julieta, ya lo digo yo por los dos"

Grabado a fuego en mi memoria y en mi piel para siempre, hasta el día en que me muera.

- ¿En qué piensas cherrí?

Doy un respingo cuando siento sus labios en mi cuello mientras me abraza desde atrás. Fai no tiene ni idea de lo que había estado haciendo durante estos días, no me había pedido ningún tipo de explicaciones, confiaba plenamente en mí.

- En nada, cosas absurdas - respondo poniendo mis manos sobre las suyas que me abrazan.

- Estás muy tensa últimamente - comenta dejando otro beso, esta vez en mi nuca.

- Solo llevas dos días aquí - digo con una pequeña sonrisa sin dejar de mirar el paisaje que nos ofrece su increíble departamento de diseño.

- ¿Es qué lo de ayer no fue suficiente para lograr que te relajes?

Esta vez es él quien tiene una sonrisa enorme dibujada en sus labios. Por algún motivo está más feliz que de costumbre. Así que cuando me doy media vuelta, le dejo que vuelva a besarme para después abrazarme y pegarme a su cuerpo mientras me dice cosas bonitas en francés.

- El sexo está muy bien, pero creo que necesito descansar... un poco - digo esperando a que no se forme un muro entre los dos.

Y para mí sorpresa, así es.

Me toma de la mano y se la lleva hasta sus labios para dejar un beso en el dorso de esta, logrando que me vengan varias imágenes a la cabeza, en las que no quiero pensar. Así que mientras él me observa, yo poso mi vista en él se ayuno que me trajo esta mañana a la cama, una bandeja repleta de comida de primera caridad y dos rosas blancas con una dedicatoria.

Todo intacto.

- Entiendo que estes cansada mon amour, pronto se celebrará la obra en París y sé, lo dedicada que estás a ello.

Mis ojos se desplazan rápidamente a los suyos de vuelta mientras toma mis dos manos y las lleva a su pecho sin dejar de sonreír. Mis nervios se aceleran, y el estómago comienza a hacerse un nudo solo de pensar en ese día. En el ante y el después que supondrá mi actuación en la ópera de París. Será todo lo que voy a necesitar para lanzarme al estrellato, para hacerme crecer como bailarina, darme ver y formar demás mi carrera. Después de eso volveré a New York y bailaré en los mejores teatros de mano de las mejores compañías. París, Francia, Nueva Orleans, China, Inglaterra, la embajada francesa, teatros y teatros, espectáculos privados... sería una eminencia en el mundo del ballet. Y todo gracias al tipo que tenía enfrente.

- Me hace muchísima ilusión, Fai. No sabes cuanta.

- Sí que lo sé cherrí. Y como esa fecha va a ser algo tan importante para los dos y para la vida que vamos a llevar juntos a partir de ahora, tengo que decirte una cosa.

¿Qué? No, no, no, no, no, no.

- ¿Qué pasa? - pregunto tan nerviosa, que por primera vez en mucho tiempo, tengo ganas de vomitar aún con el estómago completamente vacío.

- Tranquila, se lo que estás pensando Cherrí. No te alarmes, haremos las cosas a tu ritmo. Aunque no creas que podré aguantar mucho sin estar casado contigo - dice entre risas.

Me río también como puedo cuando lleva su mano a mi mejilla para acariciarla y dejar un casto beso en mis labios antes de separarse con una mueca de diversión dibujada en su cara. ¿Se puede saber que era lo que le tenía tan tremendamente feliz? ¿Había pensado en otro trío? ¿Otra mujer? ¿Una org*a solo de chicas para él?

- ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan contento?

No sé si esto es bueno.

- He pensado que ese día te gustará tener a tu lado a las personas que más quieres en tu vida.

<<No tienes ni idea>>

- Así que he pensado que voy a llevar a tu amiga Melody en el avión con nosotros - continua diciendo.

Vaya...

- Eso es genial, Fai - digo con total sinceridad en mi voz.

- Sí. Y también he pensado que querrías que tú madre estuviera presente, ya que tu padre no...

- ¿Qué? - susurro.

Creo que mi cara ha perdido el color en un instante, porque de un momento a otro siento que comienzo a marearme. ¿Mi madre? ¿En qué momento Fai hace cuenta de la existencia de la vida de mi madre?

- Cherrí escúchame - dice cogiendo mi cara entre sus manos para acercarnos hasta quedar a centímetros el uno del otro - Estos cuatro días que he pasado fuera haciendo negocios, han sido un infierno sin ti. Y que además tú has estado más que centrada en los ensayos, que me hace estar tan orgulloso como desesperado por ti. Estos días me han servido para darme cuenta de lo mucho que te necesito conmigo, a mi lado, siendo mi mano derecha. Juntos somos muy poderosos mi amor.

Su acento francés hace que las palabras suenen aún con más soltura en mi cerebro.

- ¿Quieres invitar a mi madre a París? - pregunto completamente desarmada por primera vez en lo que llevo de vida. Nunca me había sentido tan indefensa ante una situación.

- He invitado a tu madre a París.

- No - susurro para mis adentros.

- De hecho tengo reservada una suite en el mejor hotel de la capital francesa solo para ella. Quiero que mi suegra se sienta como en casa.

Mamá. Hotel. París. Suegra.

Suegra.

Suegra.

- ¿Como no me has avisado antes? - pregunto alarmada con un mínimo de voz. Él cambia su expresión a una de preocupación y desconcierto en cuanto ve mi rostro.

- ¿Qué pasa? ¿He hecho algo mal?

JUGANDO CON EL DIABLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora