#JulietaSalí de aquel sitio sin poder mirar a Elena a la cara. Salí de allí sintiéndome un monstruo.
- ¡Eh! ¡Pelinegra! ¡¿Vamos o qué?!
No puede ser.
- Kilian... ¿qué haces aquí? - digo intentando poner cara de póker hacia él, a quien parece no haberle gustado mucho mi reacción al verle.
- Te dije que te recogería esta noche.
- Creía que me recogerías en mi casa.
- Ya he estado en tu casa, Julieta.
Mi espina dorsal se pone recta de inmediato cuando escucho las voces de dos personas a mi espalda. Sé lo que eso significa, sé quienes son, y sé que no quiero que Fai y Kilian se conozcan. Así que sin decir nada más, me pongo el casco que cuelga en él manillar de la moto de Kilian, y me pongo en la parte trasera de esta. Él me mira como si no estuviera contento con lo que estoy haciendo, pero eso no me importa ahora.
- Acelera - le digo cuando apoyo mi cabeza en su espalda hacia el lado contrario de donde está Fai hablando con Elena. Y por suerte Kilian me hace caso.
- ¡¿Qué está pasando?! ¡Noto tu corazón latir hasta aquí! - grita cuando nos adentramos en él túnel del pueblo.
- Vas muy rápido, rubio.
- No me gustan las mentiras, Julieta. Mucho menos las perras mentirosas, y te tengo por algo más que por eso- pronuncia decidido antes de acelerar de nuevo la moto haciendo que me aferre más a él.
<<Maldito soberbio>>
- No deberías hablarme como lo has hecho hace un rato, rubio - le digo mientras me bajo de la moto cuando para frente a mi casa.
- Llevo tres cuartos de hora esperándote, aquí y en la academia - dice señalando la calle con la cabeza mientras toma el broche del casco para abrirlo y quitármelo antes de acercarme a él - creo que tengo todo el derecho del mundo para llamarte como me de la gana.
Me sorprendo cuando me besa. Me sorprendo cuando acerca mi cuerpo al suyo aún sentado en moto. Y me dejo hacer cuando muerde mi labio inferior con una habilidad magistral. Puedo sentir el magnetismo que hay entre nosotros dos al tocarnos, es tan fuerte que asusta. Así que me separo rápidamente.
- No tardo- le digo con toda la sangre fría cuando le veo llevarse una mano a los labios extrañado.
- Sabes diferente - dice quemándome con la mirada. Abrasándome.
Killian no es ningún santo. Mucho menos tonto.
- Supongo que tengo la boca seca. Son muchas horas ensayando, rubio.
- Sube. Hace media hora que debería estar cantando.
Asiento casi de manera inconsciente mientras quedo absorta en su aura de misterio y su maldito atractivo físico. Su pelo rubio sucio me dan ganas de meter las manos en él y apretarlo mientras grito. Y sus labios hinchados por el beso que acaba de darme, no hace más que traerme pequeños flashes de todas las veces que me ha besado hasta quemarme los labios.
Sin embargo, en cuanto me doy la vuelta, me vienen a la mente los rostros de Elena y Fai. De Fai sonriendo cada vez que me veía besar a mi amiga. Imágenes de Elena temblando al sentir mi lengua bajar por su ombligo. El rostro de Fai sintiéndose orgulloso por mis actos...
<<Es tu futuro>>
<< Vas a ser una gran estrella>>
<<La Gran Ópera>>
<<París te espera>>Pestañeo dos veces mientras salgo del ascensor para volver a la realidad. De nuevo con la casa sola, Melo debe estar trabajando. Dejo la bolsa con la ropa en mi habitación y me ducho rápidamente. Me pongo unos pantalones altos de cuero negro, uñas sandalias de tacón, un top a juego, y un bolso rojo oscuro a juego con mis labios. Me hecho un poco de rímel y bronceador para la piel. Estoy lista, no quiero que Kilian tenga que esperarme.
<<Corre a por nuestro nene, cariño>>
Pero en qué estoy pensando.
- Por fin, estaba a punto de subir para ver si te habían secuestrado.
Le veo tirar el resto del cigarro al suelo mientras se sube a la moto y se pone el casco. Mi tacón lo apaga sin pretenderlo, el humo que todavía sale de él. Me subo rápidamente a sus espaldas, y siento como arranca a toda prisa antes de que me dé tiempo a colocarme bien y sujetarme a su cuerpo.
- ¡Casi no me da tiempo a ponerme bien el casco! ¡¿Es que acaso estas loco?! - le grito al oído mientras me aferro a su cintura con una mano y con la otra pongo mi bolso entre nuestros cuerpo.
- Histérica... - alcanzo a oír mientras siento su abdomen vibrar sobre mis manos.
Killian acelera la moto. Y por mucho que me guste la adrenalina y la velocidad, llegamos a un punto en el que mis ojos no consiguen percibir la distancia entre un coche y otro. Estamos saliendo del pueblo, adentrándonos en las carreteras de Nueva York, el tráfico abunda y las luces de los edificios nos ciegan a tal velocidad.
- ¡Killian! ¡Killian, nos vamos a chocar!
- ¡No puedo llegar tarde Julieta! - grita por encima del ruido de la propia ciudad, pero no minoriza la velocidad- Además, aprovecha ahora que no tienes que ensayar. Sé que te duelen los pies de bailar, y las manos de poner bebidas en ese metal digo bar. ¡Siéntete viva!
- ¿Qué?
Le miro como una loca sin entender nada por el espejo retrovisor, y él me devuelve una enorme sonrisa. Por algún motivo se siente bastante feliz, y me contagia la sonrisa a mí.
- ¡Qué te sientas viva, joder! ¡Qué conmigo no hay deberes Julieta! ¡Vamos, grita! - exclama a través del ruido de los coches que nos pitan por colarnos de todos ellos al ir con tal exceso de velocidad.
- ¡Lo que sea que te has fumado hoy, te ha sentado fatal, rubio!
- ¡Vamos! ¡Confía en mi!
Mi corazón se acelera cuando veo como suelta el manillar de la moto para llevar una mano hasta mi pierna y darme confianza. Me quedo mirando fascinada como dirige la moto sin dificultad alguna mientras me da un apretón en el muslo. Entonces siento el impulso de alzar los brazos al aire.
- ¡Sujétame! - el se ríe mientras asiente con la cabeza sin apartar la vista del frente. Y yo alzo una mano para segundos más tarde alzar la otra.
- ¡Killian! ¡Killian! ¡Lo estoy haciendo! - grito con todas mis fuerzas mientras aprieto el agarre de mis piernas sobre la moto. Él se ríe y vuelve q poner ambas manos sobre el manillar.
- ¡Eh, que mira! ¡Váyase a la mierda! - dirijo la mirada hacia la mujer que dejamos atrás, espantada por lo que el rubio loco acaba de soltarle. Yo vuelvo a llevar una de mis manos a la cintura del chico, y le dirijo un corte manga a la señora con la mano restante.
- ¡Deja de hacer cosas que me provocan, dämon!
- ¡Me gusta excitarte! - le digo alentada por la adrenalina, cuando de repente siento la moto frenar y mi cuerpo pegarse en exceso al suyo.
Se baja con una sonrisa en la cara mientras se quita el casco y me lo quita a mí también. Creo que sabe de sobra que mi cuerpo está temblando después de tanta dopamina. Pero por algún motivo, los ojos le brillan haciéndole ver más guapo de lo normal.
- No te vuelvas a besar con ese tío, pelinegra. Primera y última advertencia- dice antes de darme un beso de película para después bajarme de la moto y darme la mano - Vamos.
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JUGANDO CON EL DIABLO.
Teen FictionSi tan solo Marc hubiera decidido no abrir el bar ese día. Si Melody no hubiera faltado ese día al trabajo porque estaba mala. Si Marc hubiera contratado a otra banda en vez de la suya. Si no hubiera puesto sus ojos en mí para cautivarme sin él más...