#Julieta- July, tienes que darte cuenta cielo.
- ¿De qué? - pregunto dejando la copa sobre la mesa. El cielo ya está negro, nosotras un poco borrachas y las estrellas apenas se ven debido a la contaminación de la ciudad. Pero el ambiente y las vistas son tan agradables, que te hacen no querer marcharte nunca. Además, había estufas de pie por todas partes, también antorchas, que me además de decorar, calentaban.
- Un móvil, tacones caros, un coche aún cuando no tienes ni carnet...
- ¿Qué? - pregunto.
- ¿De verdad no lo ves?
¿Qué tenía que ver? ¿Lo mucho que Fai se había obsesionado conmigo? ¿Lo que le gustaba consentirme? ¿Sabía Melody lo mucho que me había costado llegar hasta aquí?
- Le gusto.
- No, Julieta, no. Gustar le gusto yo a Denise que no para de llamarme cada noche. - Un puñal se me clava en el estómago al recordar al amigo de Denise - Pero tú... ese hombre está loco por ti amiga.
- No exageres Mel, ese hombre está loco - me interrumpe.
- Obsesionado contigo - me dice muy seriamente. Creo que alguien está bebiendo demasiado.
- ¡Obsesionado por cómo le complazco en la cama!
Me callo en cuanto escucho el sonido de asombro de la mesa de al lado. Quizá estoy haciendo demasiado ruido. Melody se está riendo a carcajadas llamando la atención de todo el mundo. Mierda.
- ¡Otros dos cosmopolitans por aquí! - agacho las cabeza al escuchar a mi amiga gritar y sonreír. Yo quiero reírme, la gente parece tan refinada en este sitio...
- ¿Cuantos llevamos? - pregunto- Tengo que seguir una dieta.
- Juli. Hoy. No. Importa. Tu. Dichosa. Dieta - dice seriamente haciendo pausas después de cada palabra- ¡Vas a ser una estrella del ballet! ¡Disfrútalo!
-Tienes razón.
Volvemos a brindar por mí cuando el chico nos trae nuestras copas. Incluso nos encendemos un puro fino que nos ofrece el servicio del lugar. Estamos de lo más cómodas y no podemos parar de reír. Hacía mucho que no me lo pasaba tan bien con alguien así.
- Ahora sí. Escúchame, creo que tu novio te va a pedir matrimonio pronto. Muy pronto.
- ¿Qué dices? -digo dándole un sorbo más a mi bebida - eso no puede ser.
- ¿Porqué no, nena? - me mira extrañada.
¿Cómo que porque no? ¿Casarme? ¿Casarme yo con Fai? ¿Hasta que la muerte nos separase? ¿Él y yo? ¿Él, yo y sus mujeres en la cama? ¿Para siempre? ¿Ese tipo de mujer era el que irradiaba ser yo? ¿Debía contarle a Melody lo de los tríos? ¿Debía contarle algo así a mi amiga? ¿O debía callarme y dejar que ella y Fai se llevasen bien hasta los restos?
- No estoy preparada - fue lo único que se me ocurrió decir.
- Eh, está bien. No te desanimes, tú ve a tu ritmo.
- Es que estoy muy bien con él, Melo. Es un hombre que me da todo, no me falta absolutamente nada. Tengo un trabajo, no tres. Hago las cosas que me gustan, gano dinero, le envío dinero a mi madre, estoy atendida y mimada las veinticuatro horas, me puedo darme caprichos como nunca antes.
- Pero... ya.
Las dos sabíamos quién era él pero.
- ¿Sabes? - le digo- deberíamos ir a otro sitio. Donde podamos seguir bebiendo y ponernos a bailar.
- ¡Si! ¡La gente aquí es muy aburrida! - exclama para que todas las mesas de nuestro alrededor se enteren. Yo me río a carcajadas. Creo que nos van a echar de aquí.
- Te doy veinte minutos con el camarero mientras pago y me fumo un cigarro en la puerta - susurro cerca de ella.
- Hecho - sonríe antes de levantarse y marcharse hacia el baño de chicas. Yo pido la cuenta y pago, pareciéndome increíblemente la cifra de tres dígitos por unas cuantas de copas. Sin embargo, hago una mueca parecida a la mejor de mis sonrisas, y me levanto para marcharme y esperar a mi amiga fuera.
Efectivamente, el de la mesa del fondo que vimos al llegar era George Clooney.
Encendí mi cigarro y me senté en el escalón de un bloque que había enfrente mientras veía a la gente pasar. Las mujeres iban tan a la última, que más que una cola para tomarse algo en el local, parecía la alfombre roja de una Met gala. Las chicas eran más jóvenes que yo, y la mayoría estaban delgadas. Delgadísimas. Los hombres sin embargo, iban en trajes o camisa. De hecho, un rubio sucio se me acercó de la nada.
- ¿Tienes fuego? - le encendí en mechero dorado frente a él para que se encendiera el cigarro sin decir nada - No eres de por aquí, ¿verdad?
- De un pueblo cercano - es todo lo que dije. No quería ligar con nadie, yo no estaba sola.
- Se te nota. Si fueras de Nueva York, estarías haciendo cola para ver a la banda que toca hoy en el nuevo garito que han abierto cerca de la Quinta Avenida. La cola dobla la calle.
- ¿Tan buenos son?- me atreví a preguntar.
- Sí, no tienes ni idea. El cantante principal está loco. Bebe y dice cosas de lo más agresivas cuando para de cantar. La mayoría de sus canciones van de sexo, pero está guay. Se les han visto ya por varios distritos de por aquí, a los neoyorquinos nos va su rollo.
- ¿Cómo... cómo se llaman?
- Si te lo digo, ¿irás a verlos y te veré allí? - miro su sonrisa mientras un escalofrío me recorre el cuerpo. Si me hubiera pillado años atrás en mi vida, me lo hubiera tir*do en ese mismo momento.
- Puede.
- Si no me equivoco, se llaman Red Rush.
Bum. Bum-Bum. Bum-Bum.
Es mi corazón latiendo a mil por hora. De repente siento que se me va a salir del pecho, y me veo obligada a levantarme para coger aire y buscar a mi amiga con la mirada, quien viene de camino con una sonrisa de oreja a oreja.
Me giro como si fuese la borrachera la que me tiene así y enseguida las imágenes se agolpan de nuevo en mi cabeza, saliendo de golpe del sitio donde las tenía encerradas con llave y candado. Hacía muchos pero que muchos días que no le veía, estaba tratando de dejarle atrás. Ninguno de los dos nos habíamos buscado, sentía que estábamos avanzando haciendo cada uno su vida por su parte. Y sin embargo, de repente algo hizo "click".- ¿Estás bien Juls? - me giro cuando escucho a mi amiga con una sonrisa. Trago saliva.
- Creo que ya sé a dónde vamos a ir esta noche.
ESTÁS LEYENDO
JUGANDO CON EL DIABLO.
Genç KurguSi tan solo Marc hubiera decidido no abrir el bar ese día. Si Melody no hubiera faltado ese día al trabajo porque estaba mala. Si Marc hubiera contratado a otra banda en vez de la suya. Si no hubiera puesto sus ojos en mí para cautivarme sin él más...