#JulietaNo tenía ni idea de que hacer o qué decirle al señor Stone. Nunca había tenido abuelos, pues mi madre se dejó de hablar con sus padres cuando me tuvo, y tampoco llegué a conocer a ningún pariente paterno; tampoco tuve apenas relación con mi padre... y la mayoría de los tíos con los que había tenido contacto en mi vida, eran gays o tipos que me habían llevado a la cama a cambio de costosas promesas. Siempre por el mismo motivo. Algunos me daban joyas, otros me llevaban de viaje... pero nunca he estado con alguien por gusto más de tres días.
Pero claro... Killian siempre era la excepción que rompía la regla.
Sin embargo, yo había nacido para asumir retos. Era lo que había hecho toda mi vida... seducir, caerle bien a la gente, ser encantadora con todos. Gustar era un arte, y no había nada que se me diera mejor.
- Buenos días, señor Stone - digo apareciendo en la cocina como si nada mientras interrumpo la conversación mañanera entre padre e hijo.
Killian me mira expectante, pero no está sorprendido. Sabe quien soy yo, sabe que no me ando con rodeos y que lo voy a hacer bien. Así que esta vez, y precisamente por él, trato de intentar dejar salir algo de humanismo en mi interior y guardar la cara de póker que tanto tiempo lleva conmigo.
- ¡Oh! ¡Pero que mujer tan bella! ¡No había visto nada igual desde Monica Belucci!
- Usted también es muy apuesto señor Stone, ya sé a quien ha salido su hijo.
Sonrío con autosuficiencia hacia Killian. Me estaba ganando a su padre por segundos.
- Siéntate, siéntate hija por aquí.
Un escalofrío me recorre por la espina dorsal cuando mis oídos perciben la palabra que nunca quiero oír. Se repite y baila por mi subconsciente como si fuera cualquier cosa mientras las imágenes de mi madre llorando se suceden en mi memoria. Killian levanta una ceja mientras me observa fijamente, y es todo lo que me hace falta para volver a recomponerme en mi sitio mientras cojo un poco de zumo de naranja, antes de que perciba algo en mí.
- Estás descalza - dice el señor Stone sorprendido como un niño por ello. A partir de ahí, sus ojos no abandonan mis pies descalzos enfundados en los gordos y nuevos calcetines de su hijo. De hecho, voy entera vestida con la ropa de este... pero eso ni siquiera atrae su atención.
- Le he dejado yo la ropa, papá.
- ¿La ropa? ¿Le has dejado la ropa? - pregunta completamente perdido mirando hacia Kilian.
- Sí papá, la ropa que ella lleva puesta es mía.
- Ahhh - dice alargando el sonido de más. Yo me mantengo allí expectante, observando cómo Kilian no aparta la mirada de su padre como si estuviera esperando algo, sin embargo a este parece que se le va la vida mirando el plato que tiene frente a él.
- Señor Stone... ¿está bien? - le pregunto cuando me doy cuenta de que tiene los ojos cristalizados, como si estuviera apunto de llorar.
- Son los cubiertos papá, tienes que coger los cubiertos para comerte el desayuno. Mira, se hace así.
Me quedo perpleja observando cómo Killian se coloca la servilleta en el cuello para no mancharse, tal y como la tiene su padre, y comienza a juntar mermelada lentamente sobre el pan sin dejar de mirar a su padre. Hablándole como a un niño de tres años que no sabe sentarse bien solo. Cuando el padre de Kilian comienza a imitar a su hijo, me doy cuenta de cómo Killian se relaja considerablemente frente a mi. Es entonces cuando me doy cuenta de que ese hombre se merece un altar por ser tan fuerte, oscuro y varonil fuera de su casa. Así como luchador y fuerte, dentro y fuera de ella.
Es todo y cuanto se puede pedir en un hombre.
- Oye, ¿Cuál es tu nombre? - suelta el hombre a mi lado. Yo le dedico una de mis mejores sonrisas y me doy cuenta por el rabillo del ojo, de como al duro de Killian Stone se le iluminan los ojos viéndonos conversar a ambos.
- Julieta señor, me llamo Julieta Woods.
- Julieta Woods, es un nombre muy bonito. Tu apellido parece de un actor, ¿es actor tú papá?
Una gota fría me corre por el cuello cuando escucho después de mucho tiempo a alguien hablar sobre mi supuesto padre.
- En realidad señor, Woods es el apellido de mi madre. Yo no tengo relación con... con...
Me pica la garganta.
- ¡Ah! ¡De tu madre! -grita el hombre contento sacándome de un apuro mientras el cotilla de su hijo me examina con la mirada - ¿Tu madre es actriz, Julieta Woods?
Sonrío cuando le oigo llamarme así. No estará del todo cuerdo, pero es un buen hombre.
- No. Mi madre no es actriz, pero estoy segura de que le hubiera encantado serlo. Sin embargo, usted podría haber sido actor con ese porte que tiene señor.
Ambos nos reímos mientras comemos, y mi estupido comentario ha dado paso a un sin fin de conversación y frases sin sentido que no nos llevan a ninguna parte, pero que nos hace perder el tiempo de buena manera. Sin embargo, Killian se mantiene tan serio como siempre e interviene en lo más mínimo posible. No deja su fachada de macho alfa ni frente a su padre y a la mujer que le gusta.
- Hijo, ¿porque no me has presentado nunca antes a tu novia? - pregunta de la nada el señor Stone - es una chica muy guapa, y además me cae muy bien.
Sonrío al escuchar al hombre a mi lado. No voy a decir que me alarma escuchar como me toma por la novia de su hijo, porque no me molesta en lo más mínimo. De hecho casi me hace reír cuando noto como Killian ensancha su sonrisa con aires de superioridad hacia mí y le contesta a su padre sin apartar los ojos de mí mientras le da un trago al zumo que tenía previamente frente a mi.
- Porque ella no quiere papá. No creas que es una mujer fácil de llevar, está loca... completamente desquiciada. Y tiene en sus manos la fuerza de cuatro hombres. Podría pegarme una paliza si la trajera aquí por mi gusto.
Me río. Menudo capullo.
- Vaya Julieta Woods, eres una mujer difícil de domar.
Asiento sin querer faltarle al respeto en mi respuesta. Pero entonces se acerca a mí y me guiña un ojo antes de acercase a mi oído.
-Bien hecho. Por eso es que mi hijo está loco por ti.
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JUGANDO CON EL DIABLO.
Teen FictionSi tan solo Marc hubiera decidido no abrir el bar ese día. Si Melody no hubiera faltado ese día al trabajo porque estaba mala. Si Marc hubiera contratado a otra banda en vez de la suya. Si no hubiera puesto sus ojos en mí para cautivarme sin él más...