Esta era mi vida.

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#Julieta

Llegue al piso con todo el dolor de pies del mundo, deseando descansar aunque fuese unos cinco miseros minutos. Melody estaba igual, ambas arrastrábamos la una de la otra con el mayor de los esfuerzos. Hasta que llegamos al salón. Ella se tiró en él mientras yo me deshacía de mis tacones a duras penas. La miré por última vez. Esta noche se iba a quedar ahí, yo no tenía fuerzas ni tiempo para nada más. Así que me di media vuelta y me marché a hasta la puerta de mi habitación cuando escuché...

- ¿Qué te traes con el cantante?

La muy zorra. Aún tenía los ojos cerrados.

- Nada - le digo con dureza - solo han sido cuatro polvos, nada más.

- ¿Sabe él que estás casada con el ballet? - pregunta reincorporándose seriamente - parece que le estuvieras gustando de verdad.

- Sabe que el ballet es mi vida, Melody. Se lo he dejado claro desde el primer momento - respondo tajantemente. Todo aquel que me conociese un poco, sabía que no había nada para mí más importante en este mundo, que conseguir ser una estrella en el mundo de la danza.

- Me refiero, a que si es consciente de todos los sacrificios que haces y vas a seguir haciendo para que nadie te baje del lugar en el que estás.

Su respuesta me cae como un balde de agua fría sobre mi piel en cuanto me percato de la doble intención de sus palabras. Melody estaba escupiéndome a la cara todas las palabras que nadie se atrevía a decirme. Las cosas que muchos sabíamos. Aquello en lo que no quería pensar.

Las múltiples veces que me había acostado con gente de grandes rangos en el mundo del ballet, con tal de mantenerme en el pedestal en el que me encontraba desde hacía ya tiempo.

- Por ese mismo motivo no pienso tener nada serio con él. Ni con él ni con nadie.

- Ya claro... cuéntaselo a otra Juls, yo te conozco a la perfección. Y hacía mucho, pero que mucho tiempo, que no te veía estar así con nadie. Desde...

- Ni lo nombres...

- Solo te digo, que no creo que Kilian Stone sea de esos hombres a los que les gusta compartir a su mujer.

- Yo no soy su mujer... ¡Ni siquiera somos algo! - le grito frustrada. Dios.

- Pues házselo saber amiga. Por tu bien, házselo saber.

Me retuerzo en mi sitio apretando los puños mientras la observo cerrando los ojos hasta quedarse dormida en cuestión de segundos, como si no se hubiera encargado de sacar todo mi veneno con aquella conversación. Ahora yo estaba que echaba fuego con la piel.
Esas dos horas que tenía programadas para dormir, me persiguieron cada segundo sobre el colchón de mi cama; rememorando uno a uno los momentos que él rubio me había hecho vivir esa misma noche. La electricidad que había sentido cuando cantó para mí sin importarle que todos lo vieran. La excitación en mis piernas al sentir sus manos sujetándome en la moto. El maldito tatuaje. Las cosas que me dice... Kilian Stone se estaba mintiendo poderosamente entre mis venas, y yo no tenía ni la más misará idea de cómo evitarlo. Porque por más que supiese que lo correcto era apartarlo de mí, no me apetecía en lo más mínimo hacer el bien en este momento.

Horas más tarde, daba vueltas y vueltas sobre mis puntas mientras ensayaba minutos antes de la función. Estaba pletórica, eufórica, y radiaba energía por todos los poros de mi piel debido a la razón más estúpida del mundo. Fai estaba mucho más que orgulloso de mi progreso, y me iba hacer brillar en la noche; lo sabía. Pero lo que no abandonaba mi mente era que él también vendría, me vería brillar... y le cegaría con ello.

- Deja de bailar, ma cherrí. Te necesito esplendorosa en unos minutos - susurra en mi oído mientras me coge por detrás de la cintura.

- Para Fai, nos podrían ver - le digo en el mismo todo.

- Hablar en susurros, vernos en secreto... esto te apasiona tanto como a mí - dice mientras nos encamina a ambos frente al espejo del camerino.

- Vas a hacerme brillar esta noche, ¿verdad Fai? - digo pasando mis dedos sutilmente por el agarre de su brazo en mi cintura.

- Claro que sí mon amour. Hoy hay socios de otras academias, jueces del estado. Estrellas del ballet. Hablaré con todos por ti - susurra sobre mi mejilla antes de darme la vuelta y posar su boca sobre mis labios- Te daré todo lo que deseas.

Dejé que me besara con todo el sabor amargo del mundo en mi boca y con una punzada en el pecho. Dejé que me acariciase por encima de mis mayas y que tocase mi larga trenza postiza para la función. Y cuando le separé lentamente y pude ver sus ojos, supe enseguida que había hechizado a ese hombre con mis encantos, y que a partir de ahora, no tenía nada más que hacer. Él iba a estar dispuesto a darme todo cuanto quisiera. Y me moría de ganas por probarlo.

- ¡Julieta Woods! ¡Sales en un minuto! - escuchamos tras la puerta sacándonos de la ensoñación en la que ambos estábamos metidos.

- Te dejo  para que termines de arreglarte princesa, suerte - dice volviendo a darme un beso de lo más territorial.

Puse la mejor de mis caras mientras esperaba a que saliese por la puerta ese maldito desgraciado. Y en cuanto lo hizo, me derrumbé. Y lloré y lloré frente a aquel espejo mientras dejaba mi cuerpo caer.

Kilian. Kilian. Kilian.

Él iba a estar ahí.

- ¡Woods! ¡A escena en diez segundos! - vuelven a gritar tras la puerta.

Vuelvo en mi de un momento a otro y me recompongo frente a ese maldito espejo que había querido reventar minutos antes. Me recompongo lentamente mientras me limpio las lágrimas sin dejar de observarme en él. Me arreglo el maquillaje mientras escucho las insistencia del chico tras la puerta nueva mente; cojo aire y salgo hasta ponerme tras él telón.

- Empezamos en tres, dos...

Esta era mi vida, y esta era yo. Llegando a la cima... una vez más.

JUGANDO CON EL DIABLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora