#JulietaMe duché en aquella ducha tratando de que la cortina de plástico no se pegase a mi cuerpo en ningún momento. Me volví loca para regular la temperatura del agua con la alcachofa de los años ochenta, y me dediqué a pensar en cómo sería el día a día del rubio desenvolviéndose en una casa que parecía diseñada para un par de ancianos con cataratas y artrosis.
No la sentía para nada acogedora. No había ni rastro de los muebles de mármol que tenía Fai en el baño, aquellos enormes espejos y la bañera de hidro masajes en la que tantas veces me había quedado tumbada dejando al tiempo pasar.- Julieta, ¿estás bien? - pregunta Kilian tocando la puerta tres veces.
- ¡Ya salgo, perdón!
Me lamento en mi mente cuando pienso en lo tonta que he sido por quedarme tanto tiempo ahí pensando en nada. ¿Y si Kilian pensaba que le estaba gastando mucha agua caliente? ¿Alguna vez me había parado a pensar en cuanto ganaba él con la música? ¿Y su padre? ¿Trabajaría o mantendría él a ambos? ¿Era este el motivo por el que nunca me trajo aquí? ¿Por la apariencia de su casa?
<<Ángel, ¡deja de pensar en eso, maldita sea!>>
Pero lo cierto es que también me pregunté el porqué de no poder coger la toalla celeste que resplandecía perfectamente colocada en el mueble. Así que cogí una blanca cualquiera y me envolví en ella, cuando me percaté de que no tenía nada allí para ponerme más que la ropa mojada de antes, por lo que abrí la puerta con cuidado por si el baño daba a otra estancia de la casa que no fuera el cuarto de Kilian, y entonces me tope con su pecho.
- Un pantalón de chándal y una camiseta, ¿te parece bien?
Tampoco era ninguna de las batas de seda que Fai me regalaba en cada cita. Pero ahora mismo nada me apetecía más que ponerme su ropa y oler a él.
- Tú sigues mojado - dije mirándolo de arriba abajo. ¿Llevaba todo este tiempo mojado esperando a que saliera yo de la ducha? ¿No había más baños?
- Sí, voy a ducharme. Toma - me dice extendiéndome la ropa sin levantar su mirada.
Me duele el pecho cuando me quedo mirando las prendas en mis manos, y le siento pasando cabizbajo por mi lado. Sin una mirada, sin cruzar palabra, como dos simples desconocidos. Le miro de reojo sin que me vea, y me doy cuenta de como se frota las manos a causa del frío, haciendo que me sienta de lo más miserable.
- Killian.
Es la primera vez que le toco en mucho tiempo, y eso hace que él lleve sus ojos hasta los míos. Está helado y por primera vez no parece un hombre frío y distante ante mi, es el mismo tipo que me gustaba cuando no había impedimentos de por medio.
- ¿Qué?
No me aguanto más y me lanzo a su boca. Le beso y él me lo devuelve con ganas infinitas. Le he echado tanto que menos, que parece que hace mil años que no beso sus labios. Quiero llorar de repente, porque en sus labios encuentro los que en otros no, en sus labios no me siento sola, y sé que él me quiere o que por lo menos le gusto de verdad. Lo sé en cuanto me agarra de la nuca y tira de mí hacia él. El frío de su ropa impacta de gran manera sobre mi piel desnuda, por lo que tiro la toalla que me ha dejado en cuestión de segundos, y le empujo hacia la ducha de nuevo mientras le ayudo a deshacerse de la ropa por el camino.
- Estás helado - susurro mirando sus labios ya no tan morados.
- Eso ahora no importa, Julieta - contesta. Pero no vuelve a besarme, se queda mirando como aguanto las ganas de llorar mientras evito el contacto de nuestros ojos nuevamente.
- Deja de mirarme así, por favor -susurro antes de volver a lanzarme a él. Hasta que da un paso atrás y se mete bajo el agua mientras me sujeta por los brazos suavemente para que me quede quieta. Ahí, en esos escasos metros cuadrados y desnudos... pega su frente a la mía y deja el agua caer.
- Necesito que me digas que no te vas a arrepentir de esto, Julieta. Necesito que me asegures que si no paro, mañana no vas a ir corriendo a buscar a ese novio de mentira que te has echado. Lo necesito de verdad, Julieta. Escúchame.
Llegados a ese punto, y siendo la mentirosa que soy y que he sido siempre, asentí lentamente y me lancé a sus brazos con lentitud, mientras sentía las dagas dejándose caer sobre mi piel. Me dolía, me estaba doliendo mentirle porque dentro de mí, yo sabía que no podía renunciar a la vida que Fai me estaba dando. Pero no mentía si decía que una parte de mí corazón ya se la había llevado este chico para siempre.
- Quiero más, Kilian. Quiero más de ti.
Fue suficiente para dejar que me cogiese en sus brazos y me metiera con él bajo el agua caliente. Ahora no me importaba en lo más mínimo el poco espacio que había allí o lo vi ja que pudiera ser la propia ducha. No habría un solo lugar en el mundo donde me hubiera sentido más viva que con él abrazándome y besándome.
- No hagas ruido, amor.
- Killian no me llames así - le digo llorando en su hombro mientras él se adentra en mí.
- Estoy loco, Julieta. Estoy perdiendo la cordura, ¿es que no me ves que estoy loco por ti?
Lo calle con un beso sin dejar de moverme sobre él. Era la primera vez que alguien tenía sexo conmigo y que me llevaba más allá de la lujuria y el placer. Esta vez los besos dolían y cada movimiento era una sacudida en el alma. Supe en ese entonces que ese iba a ser el momento de mi vida, y que vivirlo con él no era ninguna casualidad.
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JUGANDO CON EL DIABLO.
Teen FictionSi tan solo Marc hubiera decidido no abrir el bar ese día. Si Melody no hubiera faltado ese día al trabajo porque estaba mala. Si Marc hubiera contratado a otra banda en vez de la suya. Si no hubiera puesto sus ojos en mí para cautivarme sin él más...