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-No creo que sea justo que no me dejen ir. -sentenció la chica, viendo al mayor de sus hermanos.
-Carl nos contó lo que sucedió, después de un ataque de pánico no creo que sea bueno que salgas.
-Carl es un chismoso, sólo irán por materiales, Merle, yo puedo ir. Estoy bien.
-¿Por qué no vas a explorar la comunidad? -intentaba distraerla, mientras subía su bolso a la camioneta, donde Noah, Tara y Nicolas ya estaban sentados.
-Desde que llegué estoy explorando la comunidad, me voy a volver loca, Merle, tú no entiendes.
-¿Ya llegaste a la edad en donde "nadie te entiende"? -Cameron soltó un gruñido en forma de queja, haciendo a su hermano reír. -A ver, ¿qué no entiendo?
-Esta comunidad ya me tiene aburrida, si fuera un helado sería vainilla mientras estoy resfriada y no tendría sabor alguno. Con todo respeto. -murmuró viendo a Deanna y a su esposo, quien solo la miraban con diversión. Al igual que Hershel, ambos adultos mayores encontraban a la chica encantadora. Seguro creían que todo lo que decía era una broma. -El sol ya me está empezando a quemar, quiero ir al bosque otra vez y que me den mis flechas. -explicó, pero Merle ni siquiera la miraba.
-Hagamos un trato, la próxima expedición nos acompañas, ¿te parece bien?, hoy prefiero que te quedes aquí, estaré más tranquilo sabiendo que estás en la comunidad y Daryl no perderá la cabeza creyendo que te puede dar otro ataque.
-Estas cosas son tan injustas. -murmuraba, mientras su hermano besaba su cabeza en forma de despedida.
-Ve a explorar la comunidad, enana. -le sonrió el mayor, mientras subía a la camioneta.
-¿Qué pasa si te hace falta una mano y no estoy ahí para ayudarte? -susurró la niña con dulzura, en forma de burla, en un último intento de convencer a su hermano.
-Vuelve a hacer una broma así y no volverás a salir en tu vida. -le advirtió el mayor, haciéndola sonreír, mientras Glenn subía y se sentaba junto a Merle.
Ambos se habían vuelto sorpresivamente más cercanos de lo que cualquiera hubiera esperado, ya Glenn había perdonado a Merle por todo lo que había pasado en Woodbury, he incluso se podría decir que ambos eran amigos.
Spencer y Aiden, los hijos de Deanna y Reg, se subieron al vehículo, en los asientos del piloto y copiloto, sus padres se despedían de ellos.
Maggie también estaba ahí, ya se había despedido de Glenn. Por lo que ahora los cuatro solo miraban la camioneta alejarse.
Cameron empezó a caminar de regresó al centro de la comunidad, dirigiéndose a la casa que les habían asignado.
Los habitantes de Alexandria caminaban cerca de ella, o algunos un poco más alejados, todos haciendo lo que sea que estuvieran haciendo, ignorando a la chica por completo.
De algún modo le gustaba.
Cameron caminó hacia su casa, sentándose en las barandas del pórtico, sin apresurarse por entrar, la casa encontraba vacía a esa hora del día, la mayoría estaba trabajando, Carol estaba en la casa de al lado, Daryl, quien aún no tenía un trabajo fijo, estaba en la casa de Aaron arreglando una motocicleta, Carl había salido a caminar con Judith, y solo quedaba ella.
La chica se quedó ahí unos minutos, jugando con la tela de su cárdigan, mientras veía a las personas caminar a lo lejos.
Hasta que vio a alguien más cerca.
Ron Anderson caminaba al otro lado de la calle, un poco más rápido a como lo hacían los demás, casi como si estuviera intentando escaparse de algo.
La ropa celeste que usualmente usaba ahora era en su mayoría negra, su rostro se veía un poco más cansado que de costumbre, Cameron lo veía confundida.
-¡Anderson! -el grito de la chica hizo que Ron la volteara a verla algo desorientado. Cameron le hizo una seña con la cabeza para que se acercara a ella, él parecía algo indeciso mientras se acercaba -¿Estás bien?
-Estoy bien, estoy genial. ¿Tú estás bien? --La voz salía un poco más agitada de lo usual, haciendo que Cameron quisiera reír por lo mal mentiroso que parecía.
-¿Puedes respirar un momento?, ¿qué pasó? -La chica hablaba con algo de diversión, sin comprender lo que ocurría.
Ron miraba alrededor de vez en cuando, como si se asegurara de que nadie los estuviera escuchando, logrando llamar rápidamente la atención de Cameron.
-Ron, ¿qué tienes? -volvió a preguntar, esta vez mucho más seria que antes, mientras lo miraba directamente a los ojos, que por un momento mostraron terror.
Ron intentó alejarse un poco del lugar, para irse, pero ella lo tomó del brazo, sin hacer mucha fuerza.
Aun así, Anderson soltó un quejido, soltándose con rapidez.
-¿Qué tienes en el brazo? -la voz de Cameron salía cada vez más apagada, mientras los ojos de Anderson parecían llenarse de lágrimas.
-¡No tengo nada!, ¡¿no entiendes?! -el grito del chico la sobresaltó ligeramente, mientras lo veía alejarse.
Pasaron unos cuantos segundos hasta que la puerta de la casa de al lado se escuchó, Sam Anderson salía corriendo de ahí, y este, en lugar de ir en dirección a su casa, fue al lado contrario, por el mismo camino en el que se había ido su hermano.
Cameron se apresuró a acercarse a la casa, sin entender si quiera por qué el niño estaba ahí para empezar.
Carol se encontraba en la cocina, sin moverse, y con los ojos llorosos.
-¿También lo sabes? -susurró la chica, con voz suave, llamando la atención de la mujer, quien tardó unos segundos en hablar.
-¿Saber qué? -la voz estaba algo rota, haciendo que Cameron confirmara lo que estaba pasando.
-Golpean a los Anderson.
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