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—Daryl, eres una mierda manejando. -susurraba Cameron.
—Lo estoy haciendo bien.
Los dos Dixon, junto a Rosita y Denise, estaban en una vieja camioneta, los cuatro se dirigían a una botica, en donde Denise creía que podría haber medicamentos, y realmente no estaba muy lejos de Alexandria.
Aunque el molesto sonido que hacía el vehículo mientras el hombre conducía era suficiente para sentir que llevaban horas conduciendo.
Cameron era la más abierta respecto al molesto sonido, le encantaba quejarse.
Rosita simplemente se mantenía en silencio, mirando por la ventana.
Y luego estaba Denise, quien no sabía bien como dirigirse hacia el hombre.
—Creo que estás levantando el pie del embrague muy rápido. -explicó la mujer. —Conduzco con palanca de cambios desde los quince, usualmente camionetas como esta. Mi hermano me enseñó, así que solo sé.
El hombre miró a la mujer, sin decir nada, mientras presionaba con más fuerza el embrague del auto, haciendo que el molesto sonido se intensificara ligeramente.
—¡Daryl, me cago en la puta!, ¡conduce bien! -se volvió a quejar la chica, viendo a su hermano, antes de que la voz de Rosita los interrumpiera.
—Oigan, miren. -señaló la mujer, viendo frente a la carretera.
Se podía ver un árbol caído, no muy lejos de donde ellos estaban, el cual bloqueaba por completo la calle, haciendo que el arquero detuviera el auto.
—Quédate aquí. -ordenó el hombre, viendo a Denise, antes de que él, Rosita y Cameron bajaran del vehículo, caminando hacia el árbol, con sus armas en alto.
Ninguno de los dos adultos estaba muy feliz con la idea de Denise acompañándolos, no porque no les agradara, pero la mujer nunca había estado afuera realmente, ni siquiera estaban seguros de que hubiera matado a algún caminante en su vida. Sabían que era peligroso tenerla ahí.
A Cameron eso no le importaba tanto, creía que la mejor manera de aprender era estar ahí afuera, obligarse a sí mismo a defenderse, a sobrevivir. Lo peor que podía pasar era que muriera, pero era parte de la vida, ¿no? Igual no es como que la mujer estuviera ahí sola, estaban ellos tres con ella, estaba segura.
—Se debió pudrir, nadie lo tiró. -murmuró Rosita, viendo el árbol, mientras el caminante que estaba atrapado debajo de este intentaba agarrar a la mujer, pero claramente no la alcanzaba, por lo que ella simplemente lo mató.
—Iremos caminado, estamos cerca. -Habló Daryl, haciéndole una seña a Denise para que bajara del auto, lo cual ella hizo.
Daryl se colocó bien su mochila, antes de pasar por encima del árbol, pero Denise lo detuvo.
