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Ya había amanecido, los cuatro seguían caminando, habían pasado la noche en el bosque, aún tenían que llegar al auto, donde estaban Glenn y Michonne, para ir a la prisión.
Cameron iba subida en la espalda de Merle, mientras hablaban, casi parecían que no llenaban más de 8 meses separados.
—¡Y no he fallado ni un solo tiro desde hace siete semanas!, —celebró la niña, haciendo sonreír a su hermano. —Excepto cuando casi le metí una flecha a Rick en el pie. –recordó, haciéndolo reír.
—Ya era hora, sabía que ibas a ser toda una sobreviviente para cuando te volviera a encontrar.
—Oh, se me olvidó decirte. –la niña se acercó a la oreja de su hermano, para que solo él escuchara, y susurró con alegría. —Shane murió.
Merle soltó una fuerte carcajada.
Hasta que vieron a lo lejos el auto, Cameron se bajó de la espalda de Merle, para seguir caminando, mientras Rick llamaba a Glenn.
—¡Rick! –Hablaba el asiático, mientras se acercaba con la mujer hacia ellos. —Gracias a Dios...
Pero su rostro cambió al ver a él mayor de los Dixon.
—Ahora, tuvimos un problema. Necesito que retrocedan. –intentó explicar el líder, pero Michonne ya había sacado su katana.
—¿Qué diablos está haciendo el aquí? –gritó Glenn, sacando su pistola.
—¡Intentó matarme! –gritó la morena, apuntándole a Merle con su katana, pero Rick estaba en medio, Maggie estaba frente a Glenn.
Cameron veía todo con diversión.
—¿Qué mierda hiciste? –murmuró la niña, casi riendo.
—Nos ayudó a salir. –explicó Daryl.
—Sí, después de casi matarte a golpes. –se burló la niña.
—Oye, no seas así. –regañó Merle. —Darylina no lo hizo nada mal tampoco.
—Imbécil. –gruñó el arquero.
—¡Suficiente! –gritó Rick, viendo a los Dixon. —Baja eso. –ordenó, viendo a Michonne.
—¡Quita eso de mi cara! –gritó Daryl, pues Glenn seguía con su arma en alto.
